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Harden se dimensiona

La posición que siempre le ha fallado en los últimos años para dar el salto cualitativo a los Houston Rockets era la de base, lo intentaron con Lin, y más tarde fracasaron al intentar reconducir la carrera de Lawson, y resulta que el año que han desmantelado todo el proyecto que tenían dejando marchar a Howard a Atlanta, han encontrado a su mejor base en años, James Harden.

La barba está haciendo un inicio de campaña descomunal, ya acumula más de seis partidos con catorce o más asistencias (más del doble de toda la liga junta), sin bajar sus registros anotadores estratosféricos. La nueva versión de Harden es un jugador mucho más implicado en la creación, y con una visión del juego que no se había visto hasta ahora, justo cuando se había dado por perdida esa posición en el equipo de Texas.

Los Rockets ya no son ese proyecto dominador del oeste que eran hace un par de temporadas, la carrera de Howard allí fue más que decepcionante, y eso ha provocado un paso atrás en una plantilla que no hace mucho se codeaba contra los Warriors en las finales de conferencia Oeste. Harden que el año pasado había bajado un poco su rendimiento, se ha reconvertido en un base anotador pero sobre todo pasador, que se ha colocado en lo más alto de la lista de asistencias por noche de la temporada. La defensa sigue siendo su gran agujero negro, pero esta nueva dimensión de Harden lo convierte en un arma ofensiva imparable.

Curry hace historia

Stephen Curry batió ayer el récord de triples anotados en un solo partido con trece, una cifra espectacular pero que todo el mundo esperaba más tarde o más temprano que sucediese con el pequeño base. El de Akron ha conseguido que sus cifras escandalosas en la linea de siete metros ya casi se asuman como naturales y no sorprenda que lleve tres años consecutivos batiendo la marca de más triples anotados en una temporada, marca que se supera a sí mismo año tras año claro está.

Lo que más mérito tiene del récord de Curry es que lo ha hecho tras el 0/10 que tuvo ante los Lakers, y lo que mejor habla del 30 de los Warriors es que sorprende más el partido en el que su casillero se queda a cero en triples que el hecho de que bata el récord de triples en un partido. Así es Curry, un jugador que ha hecho de la línea de tres su territorio y al que la NBA empieza a buscar maneras de dificultar esa suerte (se habla de que Adam Silver quiere alejar la línea de tres puntos o incluso instaurar el tiro de cuatro puntos).

Pero este récord no serviría de nada si no se hubiese conseguido la victoria, y los Warriors ganaron ayer a unos Pelicans que siguen sin levantar cabeza 0-7 en un flojo partido de ambos, que no maquilla que estos Warriors están lejos de su mejor versión y que de momento la calidad individual de la plantilla está consiguiendo victorias en fase regular, pero la falta de química todavía es evidente y es algo que con el paso de los partidos se irá adquiriendo y volverán a ser ese equipo que mueve tanto el balón hasta encontrar al tirador mejor situado, que en su caso podría ser cualquier jugador del quinteto prácticamente. Pero hasta que llegue ese día Curry sigue realizando noches de escándalo.

Davis no significa victoria

La temporada ha comenzado para Anthony Davis como casi siempre, dominando la pintura en todos los partidos y siendo prácticamente imparable para cualquier defensa, pero a la hora de sumar victorias al casillero Pelican todavía no ha conseguido ninguna. El balance de 0-5 es desolador y augura otro año más sin playoffs para un jugador que debería jugarlos cada año. El equipo que le rodea no le ayuda a conseguir el objetivo y no parece que vaya a cambiar esta tendencia.

Davis renovó el año pasado con el equipo firmando el mayor contrato hecho jamás a un jugador de baloncesto, pero los malos resultados globales del equipo y un mal inicio como el de este año volvieron a provocar que se quedara sin playoffs y por culpa de lesiones sin disputar el All Star ni participar en las olimpiadas con el combinado nacional. Su rendimiento individual es intachable pero si no consigue victorias para su equipo con sus actuaciones puede acabar ganándose una etiqueta que no se merece.

Todavía está a tiempo, la conferencia oeste no es la más indicada para tener que realizar remontadas pero si Davis mantiene el nivel y el resto de la plantilla da un paso adelante esta situación puede cambiar facilmente (ahora mismo tanto Jazz como Kings esarían clasificados para playoffs) y ayudar así a Davis a aspirar al MVP que tarde o temprano debería ganar si mantiene este nivel (tiene el mejor PER de la liga desde hace dos años) y comenzar a ser unos fijos en unos playoffs que no deben perderse más mientras Davis esté en la plantilla.

El renacer de Wade

Dwyane Wade vuelve a sus orígenes, a su Chicago natal tras toda su carrera en la soleada Miami, donde era considerado el rey de la ciudad. Pero finalmente este verano la directiva de Miami no realizó una oferta decente por el escolta que enfadado decidió salir al mercado. Poniendo punto y final a su etapa en Florida donde llegó a ser el mejor jugador de la liga y quizás el mejor jugador de la historia de la NBA sin un MVP de la temporada.

Si las lesiones le hubieran respetado más hablaríamos de uno de los más grandes de la historia, de un jugador que prácticamente solo levantó un 2-0 desfavorable en las finales de 2006 frente a los Mavericks para acabar haciéndose con el anillo en lo que es considerada la mejor actuación individual en unas finales llegando a promediar 34,7 puntos a lo largo de los seis partidos de la serie y siendo nombrado MVP de las Finales.

En ese momento la NBA era suya, estaba en su mejor momento y se preveía que dominaría a sus anchas, pero comenzó su calvario con las lesiones  que impidiero que se viera su mejor versión con consistencia privándole de haber conseguido algún MVP de la temporada regular. Luego decidió unir a su proyecto a LeBron y Bosh para adquiriri títulos colectivos en vez de individuales demostrando su madurez. Ahora tiene un nuevo comienzo en su ciudad natal, sin su explosividad de antaño pero con una inteligencia más desarrollada y un mejor entendimiento del juego que todavía le siguen haciendo muy peligroso para el rival.

Fin a la primera generación del siglo XXI

Con el comienzo del nuevo milenio llegaron unos jugadores que estaban llamados a ser los sucesores de Jordan. Jugadores que tenían que soportar las comparaciones con el mejor jugador de la historia noche tras noche sin venirse abajo, una presión que devoró a más de una promesa. Y de esa generación surgieron nombres que han dominado el baloncesto desde hace casi veinte años. Son los Kobe Bryant, Tim Duncan y Kevin Garnett.

Se trata de tres jugadores diferentes de carácter pero iguales en su pasión por el baloncesto. Son los que han dado noche tras noche a muchos adolescentes como yo momentos inolvidables, partido épicos y series de playoffs que bien podrían ser las finales por la intensidad de los partidos. Los Spurs-Lakers de principios de siglo fueron los partidos que decidían quién era el campeón de la NBA pese a ser de la misma conferencia. Ver a O´Neill y Bryant contra Duncan y Robinson era puro basket. Garnett tenía su pedacito de protagonismo por ser un fuera de serie pero su equipo nunca estuvo a la altura de su calidad.

Va a ser difícil para mi generación ver comenzar una nueva temporada sin estos tres nombres, jugadores irrepetibles que hicieron que tras la segunda retirada de Jordan la NBA siguiera siendo más que interesante, sin llegar a ser el negocio de agentes libres y contratos televisivos en lo que se ha convertido ahora. Donde se permitía más el contacto, las pizarras y las defensas eran innegociables y dónde el triple no era el principal arma ofensiva de los equipos sino que lo era el pívot sobre el que se construía el equipo.

Tres jugadores, 11 anillos entre los tres, todos con al menos un MVP de la temporada y del All Star, tres tipos tan distintos como irrepetibles que no han parado de batir récords a lo largo de su carrera y que sin ponerse de acuerdo han decidido dejarnos en la misma temporada para valorar y disfrutar de sus mejores momentos, como en muchos casos de grandes jugadores, ahora que ya no están en activo. Gracias a siglo XXI, a la Mamba Negra y a Big Ticket por tantas horas de entretenimiento.

La primera retirada de Jordan

En el verano de 1993 Michael Jordan era considerado ya el mejor jugador del mundo de baloncesto, acababa de llevar a sus Bulls a ganar el threpeat (tres títulos consecutivos), y su dominio de la liga era apabullante. Pero ese verano decidió dejar el baloncesto alegando que ya se había cansado de competir unido a la siempre misteriosa muerte de su padre a manos de dos niñatos. Pero esa es la versión «oficial», ya que existen dos versiones claramente distintas, que nunca se han confirmado, pero que darían más sentido a una repentina e inexplicable retirada.

La primera teoría se trataría de una sanción por parte del comisionado de la NBA, David Stern, por los contínuos escándalos de juego de Jordan, que llegaba a apostar en casinos hasta altas horas de la mañana en días previos a los partidos. Las cifras que manejaban de pérdidas eran irreales para cualquier ciudadano, auqnue el padre de Michael siempre las justificó alegando que su hijo podía permitirse esos números, su ludopatía llegó a límites insospechados. Richard Esquinas, un compañero de Michael en partidas amistosas de golf comentó también que el afán competitivo de Jordan le llevaba a apostar 1000€ por hoyo en sus partidas amistosas. Esta teoría nunca se ha llegado a confirmar por ninguna de las dos partes y se basa en que ambas partes llegaron a un acuerdo discreto para el abandono temporal del jugador a la competición.

La otra, referida a la muerte de su padre, habla de esos problemas con las apuestas, y que el 23 los llevó tan lejos que unos mafiosos se encargaron de la muerte de su padre. Este hecho tampoco se demostró nunca, se detuvo a dos adolescentes y se les acusó de la muerte del padre del hombre más famoso del planeta tierra, pero esta historia no parece sostenerse 100%. Esta situación y a donde llegó su adicción pudieron hacer plantearse a Air un cambio en su vida y apartarse del foco mediático que suponía el baloncesto en ese momento.

Ninguna de estas historias son confirmadas, quizás son sólo coincidencias que algunos aprovechados utilizan para hacerse famosos a través del mejor jugador de baloncesto de la historia pero lo que si que es cierto es que la historia de Michael Jeffrey Jordan es como su carrera, rodeada de mística y de innumerables historias y leyendas que probablemente nunca llegarán a salir a luz, pero que darían para escribir un millón de páginas como ésta.

Cuando Magic decidió ser MVP

Era la primera temporada de Magic Johnosn y Larry Bird en la NBA, y su rivalidad venía ya desde la universidad (a día de hoy el partido entre Indiana State y Michiggan sigue siendo el partido universitario más visto de la historia), y en la mejor liga del mundo eso no iba a cambiar. Tras una temporada brillante en la élite de ambos los Lakers se plantaron en la final de la NBA ante los Sixers del DR J y Darrel Dawkins. Antes del partido se supo el nombre del rookie del año, y Johnson concentrado en la previa del partido preguntó quién había sido el afortunado, le dijeron que Bird a lo que el base respondió si se había quedado cerca, la respuesta due que la votación había sido 63-3 a favor de Bird, algo que enfureció a Magic que pidió con la lesión de Abdul-Jabbar para el decisivo partido a su entrenador Paul Westphal que le alineara de pívot si quería ganar el partido. El resto es historia, un descomunal partido de Magic con medias de 42 puntos, 15 rebotes, 7 asistencias y 3 robos de balón para llevarse el anillo en su primer año y ser nombrado MVP de las finales. Se resarcía así del duro golpe que había recibido apenas unas horas antes y se adelantaba así en su particular carrera con el de Indiana en número de títulos NBA (que acabaría 5-3 a favor del base).

Esto es sólo una muestra del carácter competitivo de un Magic que siempre tenía una sonrisa en la cara, pero que su instinto depredador estaba siempre ahí dispuesto a triturar a cualquier rival cuando fuera necesario. Aunque lo más bonito de esta historia es cómo dos leyendas nacidas para competir entre ellas acabaron reflotando a una NBA a la deriva y se hicieron grandes amigos además de grandes competidores. Conocida es la anécdota de cuando tuvieron que rodar el anuncio de Converse en el que Bird sólo grabaría con Magic si el anuncio se grababa en su French Linch natal, a lo que Johnson aceptó, para acabar cenando esa noche tras el rodaje con toda la familia Bird comenzando así una amistad que perdura hoy en día.

Yo vi jugar a Tim Duncan

Ayer se oficializó una de las noticias que nadie quería escuchar, el mejor ala pívot de la historia Tim Duncan se retiraba de la NBA. Tras 19 temporadas siempre enfundado en la camiseta de los Spurs, cambió la jerarquía de la liga desde su llegada. De pequeño iba para nadador olímpico en sus Islas Vírgenes natales, pero el huracán Hugo destrozó la única piscina olímpica que había frustrando el pequeño sueño de Timmy. Tras esto decidió empezar a jugar al baloncesto a los 14 años (parece mentira que el jugador más técnico del siglo XXI no hubiese tocado un balón hasta esa edad). Tras esto entró en la Universidad de Wake Forest, y en su primer año allí murió su madre, a la que prometió nada más inscribirse que se graduaría. Pese al interés de todos los equipos de la liga Duncan se esperó los cuatro años de rigor, se graduó y terminó presentándose al draft en 1997. Nada más llegar a los Spurs ya tuvo un impacto descomunal, fue rookie del año y sus medias de anotación y rebotes fueron descomunales. En su segundo año ya fue campeón de la NBA siendo el MVP de las finales en la enrarecida temporada del lockout.

Las siguientes temporadas le tocó vivir bajo la sombra del dominio Laker de Shaq y Kobe, mientras ellos ganaban tres anillos seguidos Duncan se convertía en el mejor jugador de la liga dos veces consecutivas, la última coronada con su segundo anillo de campeón de la NBA. A partir de ahí los siguientes dos años impares también significaron un anillo para las espuelas que habían pasado de franquicia perdedora y olvidada a gran dominadora del siglo XXI. Tras estos éxitos se produjeron varias despedidas de hombres clave en el equipo como Robinson o Bowen, por lo que les tocó reinventarse de nuevo una vez más. Pero nunca sin bajar de las 50 victorias por temporada en ninguna de las 19 temporadas de Timmy en el equipo, la mejor racha de ningún equipo deportivo americano en la historia. Tras el lavado de cara del equipo comenzaron a hacer el mejor baloncesto de la NBA llegando a dos finales ante los Miami de LeBron perdiendo la primera gracias a un triple sobre la bocina de Ray Allen, pero tomándose una dulce venganza al año siguiente ganándoles en cinco partidos sin bajar de los 15 puntos de diferencia en cada victoria. Con ello llegaba a los cinco anillos siendo el único jugador en ganar anillos en tres décadas diferentes de la NBA (1999, 2003, 2005, 2007 y 2014).

Siempre ligado al mejor entrenador de la historia de la liga, Gregg Popovich le moldeó hasta convertirlo en el mejor cuatro de la historia, en un jugador de técnica exquisita que nunca tuvo una salida de tono o un mal gesto hacia ningún compañero o rival, que siempre rindió en los momentos de máxima presión, que consiguió sin ser una personalidad mediática maniatar a las grandes figuras y franquicias de la liga, y que se ha retirado como ha sido siempre el, introvertido y callado, prefiriendo hablar sobre la cancha en vez de recibir los homenajes merecidos en cada cancha NBA que se merece. Así es Duncan, un jugador que siempre tendremos en nuestras retinas, que hizo del juego en la zona una pista de baile y del tiro a tabla un arte. Sólo me queda decir con orgullo ya que yo vi jugar a Tim Duncan.

Curry manda

La noche de ayer deparó uno de los partidos más esperados de la temporada regular en la NBA. Los dos máximos favoritos al título y con mejor balance se enfrentaron en Oakland en un duelo que a priori se preveía fraticida, y digo a priori porque rápidamente Curry se encargó de que este partido casi no tuviese historia. El base, máximo y casi único candidato a MVP de la temporada dio otra de sus exhibiciones desde la línea de tres, que hizo que los Spurs (el equipo con la mejor defensa del campeonato) fueran un títere en sus manos.

La baja de Duncan ayudó a que Green campara muy a sus anchas, ya que la defensa de Aldrige debe mejorar bastante, y ni West ni Diaw ofrecen las garantías del de las Islas Vírgenes. Tampoco fue el día de Leonard, quizás junto a LeBron el jugador más completo de la NBA, que sólo lanzo seis veces a canasta durante el partido y que siendo el mejor defensor del año se vio superado por los splash brothers.

Está claro que la liga regular no son los playoffs, pero la renta de treinta puntos con la que acabó el partido hace que todos en la NBA comienzan a creer que si Curry tiene un buen día los Warriors son prácticamente imparables. Los Spurs no suelen tropezar en la misma piedra pero tras las buenas sensaciones que habían ofrecido se llevan un jarro de agua fría, pero conociendo a Poppovich pude que incluso esta derrota le venga bien de cara a futuros enfrentamientos en finales de conferencia Oeste. Pero a día de hoy Curry manda.

Kobe se retira

No por esperada la noticia es menos dolorosa. Kobe Bryant, el mejor jugador del siglo XXI, ha decidido que esta es su última temporada en activo en la NBA. En la que está siendo su peor campaña a nivel individual y tras veinte años en activo el de Philadelphia ha reconocido que su cuerpo no da para más, ya no responde como antes y eso es algo que Kobe no puede soportar.

Se retira el jugador que llegó a ser el más odiado de toda la NBA y tan solo año y medio después la camiseta más vendida, un jugador al que el público de Philadelphia abucheó en el All Star y él respondió siendo el MVP del partido, un jugador capaz de anotar 81 puntos el sólo en un partido, un jugador capaz de anotar 12 triples en un sólo partido, de ser reconocido unánimemente el mejor jugador de la historia de los Lakers, de haber dado el salto a la NBA sin pasar por la universidad y no amedrentarse, de haber ganado el concurso de mates del 99, de ser el tercer máximo anotador histórico, de ser campeón de cinco anillos, un MVP de la temporada, dos de las finales y cuatro de los All Stars.

Pero lo mejor que tenía Kobe es que nunca se rendía, que las críticas le hacían más fuerte y en los momentos de la verdad como los más grandes siempre aparecía, su obsesión por el trabajo y por mejorar fue casi enfermiza, y ni siquiera una acusación de violación hizo que le temblara la muñeca, ni llevar jugando con dolores crónicos los últimos siete años además de ser capaz de rendir al máximo nivel desde los dieciocho años hasta los treinta y ocho.

Capaz de retar al mismísimo Jerry West para fraguar su fichaje por los Lakers antes de la noche del draft, solo ha habido y habrá un Kobe Bryant, quizás el único jugador de nuestro tiempo que ha sido capaz de soportar de verdad las comparaciones con Michael Jordan que tanto daño han hecho en otros jugadores. Sólo nos queda ya disfrutar esta última temporada del mejor jugador del siglo XXI y mejor jugador de la historia de los Lakers. Gracias por todo Kobe.