Bochornoso

Se acaban los calificativos con el Atlético de Madrid. Su actuación de ayer roza la penuria y no da buenas sensaciones para los seis partidos ligueros que quedan (y jugándose la clasificación para la Champions todavía). Una derrota ante un Alavés que hizo lo un partido sencillo, sin alardes, y que superó en todo a un Atlético que compareció en Vitoria en cuerpo, pero no en alma. Una vez más la meritocracia de Simeone no la entiende nadie, que sigan jugando de titular jugadores como Nahuel, Savic o de Paul, todos en un estado lamentable y siendo señalados en la dolorosa derrota de Dortmund, especialmente sangrante es el caso de Nahuel, sin oportunidades para los jugadores de piernas frescas, los jóvenes no entran en los planes de inicio de Simeone, y la poca rotación de l aplantilla levaron a una nueva exhibición de equipo cansado, sin capacidad de ataque ni defensa, arrastrado por el campo e incapaz de ganar ningún duelo directo durante todo el partido.

Nos ha acostumbrado el Atlético a algún partido de este tipo a lo largo de la temporada, un partido en el que no se genera nada de peligro, ante un rival de la zona más baja de la tabla, y que le supera en todos los aspectos del juego. No se debería permitir, ni tapar un partido así porque la sensaciones son malísima, la indolencia es máxima, y la sensación de que no pasa nada, que la hinchada llenará el campo el siguiente sábado contra el Athletic se da por sentado, cuando no debería de ser así. El club debería dar un toque serio a unos jugadores acomodados, muy alejados de su mejor versión la gran mayoría, y con un conformismo ya que asusta de cara a futuros proyectos.

Pero no solo el problema es de los jugadores. La confección de la plantilla, con fichajes que no suman, en busca siempre de gangas gratuitas pasados de edad, y con ventas de jugadores importantes como Carrasco, provocan una devaluación de la plantilla que cada año es más evidente y aleja la lucha por los títulos cada vez más pronto en la temporada. Pero la parte de preparación física cada vez es pero en el equipo, este año será el último de un Profe Ortega que lleva varios años bajo lupa por el flojo nivel físico de la plantilla y por la cantidad de lesiones musculares sufridas, además de por la lenta recuperación de todos (Griezmann casi dos meses después sigue renqueante de un esguince sufrido en el Meazza). Un profunda reconstrucción y limpieza urge en el club si quieren volver a competir de verdad por la temporada, o de lo contrario se conformarán con seguir quedando entre los cuatro primeros y penar desde Febrero/Marzo todas las temporadas.

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