Tan solo unos días después de que el PSG se proclamara campeón de la Champions League, la IFAB, el organismo que rige las normas oficialmente, emitió un comunicado que deja en evidencia lo que todos nos temíamos, que la UEFA aplicó mal la norma del supuesto doble toque de Julián Álvarez, siendo esto un hecho gravísimo por la trascendencia social y monetaria que supone para los equipos. Puso de manifiesto la sensación que todo el mundo tenía tras la decisión del ya señaladísmo polaco Marcziniak, y que oficialmente ha quedado de manifiesto para que no haya dudas.
La prensa madridista está intentado confundir al público y rebajar el escándalo mayúsculo hablando de cambio de norma a partir de ahora, pero la IFAB no dice eso en su comunicado, sino que habla de mala aplicación de la norma por parte de la UEFA y ya no deja lugar al equívoco remarcando de nuevo lo que todos sabíamos, si hay doble toque involuntario (todavía no ha quedado demostrado ni que se produjera el doble toque) y es gol el penalti se repite, no se da por fallido como ocurrió en una revisión que duró menos de 40 segundos en el mayor esperpento que se ha visto de la UEFA en lo que vade siglo.
Para poner de antecedente lo que gira en torno a esta decisión es que se marcó un «supuesto» doble toque en el penalti, y digo doble toque porque no se determina en ninguna toma salvo una que no se vio hasta 18 horas después del partido y del que solo disponía la UEFA y no ninguna retransmisión. Más tarde ese vídeo que mandó la UEFA tras un paso por peritaje electrónico se ha desvelado que está manipulado, y la UEFA se niega a confirmar o mandar el original, lo que no despeja ninguna sospecha sobre un organismo que ha quedado retratado de la manera más bochornosa en el escenario más grande perjudicando de manera irreversible a un club ante su máximo rival una vez más, tras la final de Milán o la eliminatoria del año siguiente. La tecnología avanza, las pruebas aumentan y aún así se siguen tomando decisiones ilegales de la misma manera.