Un año más no ha comenzado la Premier League y Mourinho ya ha comenzado a llorar por problemas de fichajes y de calendario. La historia de todos los años se repite, aunque lo curioso es que este año se da antes que nunca, antes incluso de que comience la temporada. El técnico luso, tras ser vapuleado por el Liverpool 1-4 en Portland, comentó en rueda de prensa que había dado una lista de cinco fichajes a los dueños del club y que a su vuelta de vacaciones no había recibido ninguno, y que tampoco ya lo esperaba.
Lo que se olvida Mourinho es de que lleva dos años realizando inversiones titánicas para el primer año entrar en Champions gracias a ganar la Europa League (ya que vías Premier quedó quinto muy alejado de la cuarta plaza) y que el año pasado tras los fichajes millonarios de Lukaku, Lindeloof o Matic, más la incorporación en invierno de Alexis Sánchez a petición expresa de Mourinho, y el técnico fue apeado en los octavos de final de la Champions ante el Sevilla en su propio estadio y en ningún momento llegó a ser rival del Manchester City en la lucha por la Premier League. Un bagaje paupérrimo para la inversión realizada.
Con todo el de Setúbal tiene la desfachatez de insinuar que va a ser incapaz de aspirar a ningún título, que con su plantilla actual (tiene a varios jugadores de vacaciones todavía por el Mundial) no se ve capaz de ganar el primer partido de Premier League ante el Leicester y que todo vuelve a estar en su contra. Como si alguien perdiese un minuto en hacer la vida imposible a un entrenador que lleva años de capa caída, que ya no es el que era y al que parece que pese a renovar su tiempo en el banquillo de Old Trafford no será tan largo como él sospechaba.