El Liverpool dio anoche una nueva exhibición de poderío físico y de fútbol total en una temporada que está acabando absolutamente a tope. No es descabellado decir que es el equipo más en forma de Europa ahora mismo, todo el equipo llega a tope al tramo decisivo de la temporada, y opta a cuatro títulos en una misma temporada, tiene encarrilada la llegada a la final de la champions, es segundo en liga a un punto del City, ha ganado la Carabao Cup al Chelsea, y está en la final de la FA Cup. Casi nada.
Ante este miura llegaba un Villareal con el plan claro de salir lo menos dañado de Anfield posible, como ya hizo contra Juve y Bayern, sobrevivir en la ida y jugar con eso a la vuelta. Pero ayer el rival fue superior en cada minuto del partido y el submarino no realizó ningún disparo a puerta en los 90 minutos. Un planteamiento lógico que sin embargo no ha recibido las mismas críticas que si recibe el Atlético de Madrid cuando lo hace, y con mejor resultado por cierto.
Cuando se critica ese estilo de saber aguantar en estadio ajeno cuando la diferencia de equipo es tan superior, hay que valorar que si de verdad ha salido vivo el equipo que defendía merece gran mérito. Todo aquel que haya jugado al fútbol sabe lo desagradecido que es perseguir un balón durante todo el encuentro, no hay nada más cansado en el fútbol que perseguir balones y cerrar huecos defensivos. Por tanto los resultados cosechados pro el Atlético en campos imposibles merecen más mérito que la basura que están intentando crear alrededor de la figura de Simeone. Y si siguen creyendo que no lo tiene, que midan a todos los equipos con el mismo baremo.