Algo tiene que cambiar

Bochorno absoluto el que ha provocado Ja Morant con su Live de Instagram portando una pistola y apuntándose en la cabeza con ella en un reservado de una discoteca a altas horas de la madrugada. La propia franquicia ha apartado de momento al jugador para no exponerle más mediáticamente, pero se espera una sanción importante por parte de la liga. No es la primera vez que Morant copa las noticias por una actitud más propia de un gángster, cosa que nunca ha sido, ya que procede de una familia de nivel medio y nunca ha pasado por problemas, que de un jugador de baloncesto profesional. Su actitud sobre la cancha siempre ha sido provocadora, no sólo con sus mates, sino con un trash talk totalmente innecesario, que no hace para cambiar el partido, sino para intentar demostrar que es un jugador duro (Ridículo).

Espero que se corte de raíz este tipo de comportamientos, que se dé un toque desde la NBA a todas esas nuevas estrellas que se creen dioses del baloncesto por firmar los contratos más elevados jamás vistos merced a acuerdos televisivos globales estratosféricos. Franquicias pequeñas como Memphis sufren los caprichos de las pocas estrellas que pueden tener, y sufren los vaivenes de jugadores que se creen intocables y hacen y deshacen a su antojo franquicias enteras, sabedores del poder que tienen sobre una franquicia entera. Ya basta de jugadores de poca monta con contratos desorbitados, con gestos y actitudes ridículas que se dedican solo a jugar cuando les apetece y que en los momentos de la verdad no dan la cara ni la talla.

Espero sinceramente que haya una fuerte sanción para Morant, y que sirva de ejemplo para cortar de raíz este tipo de actitudes que nunca deben tener cabida en el deporte. Se está dando un ejemplo equivocado a los jóvenes, y es cada vez más común esa filosofía en la NBA. Hay que volver a valorar los esfuerzos defensivos, jugar todos los partidos de temporada regular sin dosificarse ni darse descansos, tener una ética de trabajo aceptable y un estilo de vida acorde con un deportista de élite. Quitar poder de decisión en las franquicias a los jugadores y que se centren en jugar al baloncesto de la mejor manera que saben, centrarse menos en redes sociales, y en temas extradeportivos y volver a hacer del baloncesto el deporte que tanto nos gusta, no un show que cada vez parece menos un deporte y más un espectáculo de circo.

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