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El derbi de la verguenza

Lo que se presumía el sábado como noche grande en Sevilla por el derbi entre Betis y Sevilla, ha acabado en una de las mayores vergüenzas vistas sobre un césped. No sólo por la cobarde agresión del hincha bético lanzando una barra de plástico a la cabeza de Jordán, sino por el espectáculo de los dos equipos e incluso el cruce de acusaciones y actos tras la misma. Las cosas como son, una agresión en la cabeza del jugador es siempre motivo de suspensión del partido, no somos nadie para medir la fuerza, el impacto o el dolor provocado en un deportista que está haciendo su trabajo. Y a partir de aquí el resto de lo que ocurrió sobra.

La secuencia es clara, y es a un Jordán que tras recibir el impacto estaba en perfectas condiciones, un Lopetegui desquiciado obligándole a fingir un mareo para suspender si o si el partido (intentado ganar semanas al calendario para recuperar alguna de las bajas que tiene el equipo) y encarándose hasta el punto de tener que ser separado por temor a que se llegara a las manos con Pellegrini. Un espectáculo bochornoso y perfectamente evitable que desviaba el interés del estado de salud de su jugador por intereses personales.

El Betis por su parte no actúa mejor, acusando en redes sociales y tratando de desprestigiar a un jugador que recordemos acaba de ser agredido. Esto caldeó más aún un partido que acertadamente se reanudó al día siguiente y a puerta vacía, y que el Betis ganó con justicia tras lo visto sobre el césped. Pero lejos de acabar ahí el asunto, los jugadores béticos en especial Guardado no supieron ganar y celebraron el pase en Copa mofándose de Jordán con gestos ridículos. Y para terminar de arreglar el asunto Lopetegui en rueda de prensa comparó la agresión a Jordán con una violación. Un esperpento del que se deben tomar cartas en el asunto contra el agresor (el claro culpable de todo esto), pero que ambos equipo deben revisar su manera de proceder porque amplificaron un ridículo que no favorece en nada a ninguno de los dos equipo ni a la ciudad de Sevilla.

¿Igualado?

Por más que se nos quiera vender como atractivo este clásico en Arabia, los dos equipos no pueden estar en situaciones más diferentes. El Real Madrid es líder sólido de la liga, habiendo ganado a todos los rivales directos este año y con media liga ya en el bolsillo en Enero (lo de meter al Sevilla como competidor es un chiste). El Barcelona está viviendo sus peores momentos desde la época de Gaspart (tras Bartomeu el peor presidente de la historia del Barcelona) y está en una temporada donde entrar entre los cuatro primeros empieza a ser un ejercicio de sufrimiento máximo.

Ancelotti ha declarado que en un clásico nunca se sabe lo que pueda pasar, pero sabe perfectamente que el Madrid es muy superior, por mucho que en el Barcelona se apele a la juventud del equipo y estos estén trayendo esperanza a la hinchada, el centro del campo del Madrid es infinitamente superior a día de hoy. Esta noche los Gavi y Nico van a sufrir de lo lindo ante la experiencia del tridente madridista. Modric y Kroos deberían dar una nueva lección de juego ante el equipo que presume de la posesión y el control del balón.

Y no hay que olvidad que la defensa del Barcelona en cuadro se enfrenta al mejor ataque de la liga, la pareja Benzema-Vinicius está haciendo estragos a todas las defensas, y la del Barcelona no parece que vaya a ser menos, más en la situación en la que está. Veo a un Madrid muy superior que no debe tener problemas para ganar a un Barcelona al que, aunque nadie en Can Barça quiera reconocerlo, les vale con no salir goleados de este partido y que no haya una herida muy grande. En el fútbol pude pasar de todo, pero me temo que en esta ocasión no va a ser el caso.

Ninguneado

No tengo palabras para describir la situación que está viviendo Memphis Depay ahora mismo en el Barcelona. La única luz en cuanto a fichajes de este verano que ha tenido el Barcelona, sustentándolo él solo los primeros meses de competición, y siendo el gran referente del equipo, se ve ahora mismo más fuera del equipo que dentro sin explicación alguna y sin ningún tipo de gratitud. Xavi parece que no cuenta con él, y la intención del Barcelona es la de venderlo, a poder ser incluso en este mercado invernal, sin haber recibido ninguna explicación por parte de Xavi (en eso de momento es en lo que más se está pareciendo a Guardiola) ni de la directiva.

Tras el regreso de su lesión, volvió el sábado ante el Granada con su futuro más en el aire que nunca. Sabedor de esta posible situación cuando firmó como agente libre este verano por el Barcelona (cobrando menos que en otros destinos) sólo firmó por dos años. Pero su rendimiento ha sido magnífico, y su actitud y compromiso ejemplares. Pero en el Barcelona no siempre se valora eso, de hecho un caso parecido es el de Luuk de Jong, ninguneado igual y apartado pero que mientras va sacando las castañas del fuego a un equipo especializado en devaluar jugadores de manera drástica. Me parece inexplicable que se le de tanto bombo a figuras como la de Dembélé, con oportunidad tras otra, y a un jugador como Memphis ni una mísera explicación. Y luego insisten que es Mes que un Club….

Desastre Olímpico

Todo era felicidad cuando Pellegrini anotaba el tercer gol de la Roma de una falta magistral en el minuto 60 de la segunda parte. El 3-1 que ondeaba por el Olímpico y las pésimas sensaciones de la Juventus durante todo el partido hacían pensar que la Roma por fin iba a ganar a uno de los grandes, iba a cerrar su minicrisis particular (con la de ayer suma 1 punto en 3 jornadas) y que volvía a encaramarse a los puestos altos de la tabla.

Nada más lejos de la realidad. Un auténtico desvanecimiento del equipo que dejó helado al Olímpico y con una cara de máxima perplejidad a un Mourinho que está muy lejos de volver a ser el entrenador determinante que otrora fue, y que está viviendo una etapa sin éxito en la Roma pese a la ilusión inicial de los tiffosi romanos. Un partido que refleja la temporada del equipo giallorosi, mucha ilusión de inicio y máxima decepción al final.

La Juventus, sin jugar un gran partido, y sin un arreón épico ni nada por el estilo remontó un partido que tenía más que pedido. La Roma se deshizo como un auténtico flan y en sólo siete minutos dio la vuelta total al marcador. Incluso De Light cometió un penalti que supuso su expulsión (se perderá la Supercopa contra el Inter) y que Scezny detuvo a Pellegrini, que lo tiró fatal y pifió el rechace franco del balón. Un cúmulo de desgracias que convirtieron el Olímpico en un funeral tras haber estado de auténtica fiesta apenas unos minutos antes.

Surrealismo puro

Ver a Joan Laporta afirmando que el Barcelona ha vuelto, que van a volver a ser temidos, que el próximo fichaje en llegar es Morata, y que van a traer con seguridad a Haaland en verano es ridículo. El Barcelona sigue arrastrando una profunda crisis financiera debido a la mala gestión del Bartomeu que hace que hasta ayer ni siquiera Dani Alves haya podido ser inscrito. A día de hoy y pese a ser presentado, Ferrán Torres, como ya ocurriera en verano con Eric García, Memphis o Agüero, no puede ser inscrito ni jugas con el Barcelona ahora mismo.

Esta situación surrealista y preocupante a partes iguales choca con el optimismo del presidente azulgrana, que como en su anterior mandato con su famoso ¡¡Al loro!!, parece más fanatismo que verdadera convicción. El preacuerdo que se está hablando con el agente de Haaland Mino Raiola es tan surrealista como la noticia en sí. El Barcelona debe garantizar que puede pagar el fichaje, comisiones y sueldo del jugador para que ese supuesto pacto se lleve a cabo. Y es muy difícil de imaginar cuando en el fichaje de Ferrán Torres han incluido una cláusula donde si no pueden inscribir al jugador se lo devolverán al Manchester City.

Está bien tener ganas y ambición, pero mandar mensajes equivocados y fantásticos siendo mentira no son de recibo. El público del barcelona ya ni cree en esas noticias sabedores de la situación, cada día sale un nombre nuevo de jugador que quieren vender, sin tener ningún equipo que quiera comprar a unos jugadores devaluados y sobrepagados a partes iguales. Y en medio de todo el caso de Dembélé, el segundo fichaje más caro de la historia del club y que probablemente y tras reírse del club se vaya a ir gratis este verano. Es el último servicio de la presidencia de Bartomeu a este Barcelona.

La eterna rueda

Las incendiarias declaraciones de Romelu Lukaku en Sky Sport Italia, en las que afirmaba para sorpresa de todos que quería volver al Inter, que no entendía su situación actual en el Chelsea, han provocado un cisma en el cuadro londinense, actual campeón de la Champions. Para cortar de raíz el problema que se avecina Tüchel optó por no convocarle para el importantísimo partido de ayer ante el Liverpool, y se emplazaba a una reunión esta mañana a las 11 para valorar la situación y el futuro del delantero belga. No quería precipitarse con la decisión final, y quería leer bien las declaraciones antes de tomar una decisión definitiva junto a los directivos del club blue.

Es ya la segunda vez que el Chelsea apuesta por Lukaku, tras su fichaje del Anderlecht cuando debutó con tan solo 16 años. Su complexión y estilo de juego le asemejaban al relevo natural de la estrella del Chelsea de aquel momento, Didier Drogba, pero en el Chelsea jamás tuvo grandes oportunidades ni las explotó. Sus cesiones al West Bromwich primero y posteriormente al Everton le dieron sus primeras oportunidades serias en la Premier, y el club de Liverpool lo acabó fichando definitivamente. Allí vivió grandes años que lo llevaron a firmar por más de 80 millones por el Manchester United, donde sólo aguantó un año con José Mourinho, el técnico que no le dio las oportunidades en su primer año en el Chelsea.

Volvió a tener que salir de un grande de la Premier por la puerta de atrás, y acabó recalando en el Inter de Milán, en el que, tras dos temporadas y un scudetto conseguido, los problemas económicos de la entidad le obligaron a hacer las maletas rumbo al Chelsea, para esta vez si asentarse como el 9 del equipo blue, apuntalando la única zona débil de un equipo que terminó la temporada pasada como inexpugnable. Pero tras un inicio de temporada esperanzador, la situación de Lukaku vuelve a ser la misma de siempre, no goza de la entera confianza del entrenador, que no le ve acomodo en su equipo, y que por lo que parece y a tenor de las medidas tomadas le hace tener de nuevo las horas contadas al belga. Y ahora a volver a empezar la rueda con el delantero.

En el peor momento

Nunca es un buen momento para que llegue una lesión, y más si es de máxima gravedad como se ha terminado confirmando, pero el momento que atravesaba Ricky era el mejor momento de su carrera. Por fin estaba haciéndose respetar de verdad como base en la NBA, haciendo una temporada espectacular con un equipo mediocre manteniéndolo en playoffs, y con un baloncesto divertido y haciendo crecer a las jóvenes apuestas del equipo, en especial de Evan Mobley, candidato número 1 ahora mismo a rookie del año.

Pero es que Ricky venía de disputar unos Juegos Olímpicos para enmarcar con España, siendo ya el verdadero líder del equipo, y dando una exhibición ante Estados Unidos descomunal. Su madurez había llegado y parecía que en Cleveland había encontrado su sitio tras la decepción de su traspaso de los Suns, que lo mandaron vía Oklahoma de regreso a los Timberwolves. Su ánimo por un nuevo traspaso a los Cavs no era el mejor pero se supo reponer y estaba respondiendo con el mejor baloncesto de su carrera.

En el momento de la lesión además, estaba a una asistencia de conseguir su primer triple doble en la NBA, y lo peor de todo es que esta temporada se convertía en agente libre, era libre de decidir por qué equipo fichar y con el año que estaba llevando a cabo ofertas no le iban a faltar. Toca levantarse, recuperar forma y sensaciones, pero teniendo en cuenta que ya tiene 31 años, la recuperación es muy muy delicada.

10 años de felicidad

Hoy hace exactamente diez años que el Cholo Simeone se hacía cargo como entrenador del Atlético de Madrid. Recogía un equipo que dirigido por Gregorio Manzano estaba a dos puntos del descenso, acababa de ser eliminado a doble partido por el Albacete (en ese momento en segunda división b), que incluso venció por 0-1 en el ya demolido Vicente Calderón. La situación en el equipo era insostenible, la crispación y los paralelismos con la temporada del aciago descenso del club colchonero eran cada vez más evidentes y con este ambiente llegó Simeone que puso todo de su parte por llegar y hacerse con las riendas del club.

Tras haber sido campeón en Argentina con Estudiantes de la Plata y River Plate, dio el salto a Europa en el Calcio italiano, haciéndose cargo de un Catania en descenso en el mercado invernal y salvándolo. Pese a tener una temporada más de contrato decidió rescindirlo para estar disponible par el club de sus amores. Y tras no haber fraguado su contratación en verano, los malos resultados y la necesidad de un salvador ante esta situación le llevaron al banquillo del club rojiblanco como último recurso para reconducir la situación de un club en ese momento a la deriva tras haber perdido ese verano al Kun Agüero y Diego Forlán de golpe.

Y ya desde su primer día al mando del equipo mostró su personalidad, no le tembló la mano para deshacerse de Reyes tras conversar con él y ver si estaba involucrado en el proyecto, y pese a comenzar con un empate a 0 ante el Málaga (que luego acabaría llegando a cuartos de la Champions) se veía que algo había cambiado. Y tanto había cambiado que ganó la Europa League al Athletic de Bilbao, favorito en aquella final. Y así año a año fue superándose, logrando objetivos que ni el propio club esperaba, convirtiendo su mandato en la mejor época del club rojiblanco de su historia (con permiso de los años 70). Su mayor legado no es sólo los títulos (el entrenador más laureado de la historia del club), sino haber cambiado una mentalidad perdedora y derrotista del Atlético, que se escudaba en denominarse el pupas para justificar sus fracasos, y lo ha convertido en lo que es hoy, un equipo reconocido y respetado en Europa, incómodo para cualquier rival y al que nadie se quiere enfrentar porque sabe que le va a exigir al máximo.

Y aún así y con todo hay algún aficionado rojiblanco pide su marcha o dimisión, ahora que está en el momento más delicado desde que llegó, habiendo ganado la Liga apenas seis meses antes, y tras encadenar cuatro derrotas consecutivas en liga pro primera vez en el Atlético. Su temporada hasta el momento es decepcionante, pero si hay alguien que es capaz de levantar esto es él, como ya hizo cuando llegó, como lleva haciendo los últimos diez años., y como esperemos que haga por lo menos otros diez más.

Sin tabúes

Decepcionante. Así acaba el año para el Atlético de Madrid tras haberse proclamada campeón de liga hace sólo seis meses y tras un verano ilusionante en cuanto a refuerzos y haber sido capaz de mantener el bloque que le hizo campeón de liga. Sólo hablo de decepción y no de fracaso porque la temporada aún no ha acabado y creo que el Atlético, totalmente descartado para la liga y con la única aspiración de entrar entre los cuatro primeros, va a recuperar sensaciones tras el parón invernal. Pero esta temporada está siendo la más compleja por la situación, rendimiento de los jugadores e incluso planteamientos y cambios durante los partidos por parte del entrenador, nadie se salva de la quema.

Al final cuando se gana o cuando se pierde las miradas y los objetivos son para Simeone, figura central del mejor Atlético de la historia, el gran arquitecto de estos años del club, y que esta temporada y se puede decir sin miedo no está acertado. Reconocer errores de Simeone no es ser menos atlético, y reconocer errores no es pedir su marcha, pero es cierto que Simeone, al igual que la plantilla, debe reflexionar, abrir miras a su empecinamiento de la defensa de tres centrales cuando está claro que con los actuales centrales es inviable. Su obsesión de mantener a Koke todos los minutos cuando está en mal estado de forma y juego es exponerle a críticas inmerecidas, sus altibajos en la relación con Joao no ayudan, y la mala planificación de una plantilla con solo cuatro centrales cuando se juega todos los partidos con tres de inicio ha mermado mucho las aspiraciones del equipo en la Liga.

Peor no todo son malas noticias, tras el parón recuperará efectivos, vienen torneos nuevos como la Copa del Rey y la Supercopa de España, en la que acude en calidad de campeón de liga que no se olvide. Pero además en febrero viene un duelo de Champions ante el Manchester United de Cristiano Ronaldo, ante el que nunca ha podido eliminar en Champions ya sea cuando jugaba para Madrid o Juventus. Demasiados retos como para bajar ya los brazos, y si alguien es capaz de conseguir dar forma a esos retos es Simeone, pero teniendo claro que el camino hasta ahora debe cambiar.

Último tren

Esta noche en el Sánchez Pizjuán se juegan más que tres puntos para el Barcelona. Tras un buen primer tiempo ante el Elche, rozar un nuevo ridículo en la segunda parte, y pasar a la euforia con el gol postrero de Nico, toca hacer los deberes de verdad en el último partido del año. Toca además jugar en el campo de un Sevilla enrachado en liga (poco se habla del ridículo que ha hecho en esta edición de la Champions quedando fuera en un grupo conformado pro Wolfsburgo, Salzsburgo y Lille) que está ganando partidos por inercia sin juego, lo que le convierte en un rival aún más peligroso.

El equipo azulgrana sigue en cuadro, no recupera efectivos en ataque para este partido y el Sevilla se caracteriza por tener una de las mejores defensas de la liga, aunque Koundé tendrá que volver a ejercer de lateral derecho ante las bajas de Montiel y Navas. Los nervionenses llegarán muy motivados tras la victoria in extremis ante el Atlético del sábado, quedando como único gran perseguidor del Madrid actualmente, por lo que tendrán ese aliciente extra. Xavi necesita encadenar dos resultados positivos por fin y cerrar un año para olvidar para este Barcelona que cada vez más va adquiriendo los tintes de es Milán de transición del último lustro.