Un toque de atención

La final de la Copa del Rey puso de manifiesto dos cosas muy claras. Que ahora mismo Vinicius está en el mejor momento de su carrera futbolísticamente hablando, su desborde constante, carreras infatigables, y slalons en la línea de fondo fueron una constante en una final que desequilibró totalmente él. Pero también expuso su faceta más reprobable, sus constantes provocaciones (esta vez desde la primera jugada, no necesitó ambiente hostil ni marcajes duros, desde la primera jugada ya se le vio desquiciado) y faltas de respeto a rivales que empañan la actuación sobresaliente que tuvo y que hace que no sea considerado como lo que es, un auténtico fuera de serie.

El Real Madrid, desde los estamentos más altos, debe darle un toque de atención, no se puede permitir sus actos ni sus mini batallas dentro de los partido que no le favorecen a él y enervan al rival de manera contraproducente contra su equipo. Ya es una constante en todos los partidos las disputas y berrinches evitables de un Vinicius que debería haber sido expulsado por protestas en más de una ocasión. Es el jugador que más faltas recibe, al que más buscan, pero si se mira en el espejo de otros regateadores natos como Messi, nunca tuvo esos problemas ni se revolvió como hace el brasileño.

En esta final, en el descanso en el túnel también se encaró con jugadores de Osasuna, y Ancelotti tuvo que hacer terapia individual en el descanso para él. Se le vio algo más centrado en la segunda parte, pero con el tanto de la victoria madridista, en vez de celebrarlo junto a todos sus compañeros, fue a reírse y burlarse de los rivales. Con todo esto no justifico para nada las provocaciones o las falta a Vinicius, a los jugadores que dan espectáculo hay que protegerlos, pero hay que tener en cuenta que el fútbol es deporte de contacto, las faltas están permitidas y castigadas por el reglamento, y lo que tiene que hacer de una vez Vinicius es en jugar que sabe mucho y no en protestas y encararse con rivales y público, que no le beneficia lo más mínimo ni a él, ni a su equipo.

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