Ayer se confirmó por la tarde el que es hasta ahora el trueque del verano. Tottenham y Sevilla acordaron el trueque de Bryan Gil por Eik Lamela y el pago de 25 millones al conjunto hispalense. Una negociación que sorprende y mucho por las formas y el dinero invertido, más en estos tiempos de austeridad pro la pandemia. La operación deja muchas dudas, sobre todo para la entidad londinense, se llevan a un jugador prometedor, que ha hecho un año reseñable en el Eibar, pero que está sin formar y cuyo cuerpo, más ágil que fuerte, es sospechoso de adaptarse bien a un juego tan físico como la Premier. Además, se convierte en la venta más cara de la historia del Sevilla, en estos tiempos y siendo quizás el canterano que menos ha demostrado de todas las grandes ventas del conjunto de Nervión.
Por su parte el Sevilla sanea cuentas con un jugador que iba a tener difícil encaje en el equipo de Lopetegui, y recibe a un jugador experimentado y que está acostumbrado a salir desde el banquillo para agitar partidos y dar profundidad a una plantilla que empieza a ser bastante interesante. El centro del campo del Sevilla tiene gran variedad de opciones y alinear un once será un rompecabezas para Julen. Además con esta venta, hacen que el conjunto hispalense no tenga ya la necesidad de ingresar dinero, con lo que las opciones de que Koundé continúe en la plantilla aumentan considerablemente. Todo bueno en principio para el Sevilla y una apuesta extremadamente arriesgada para el Tottenham que ha realizado una maniobra dudosa y de mucho riesgo por los implicados y por el dinero invertido.