Los Golden State Warriors vieron frenada su racha de 16 victorias consecutivas en el Oracle Arena a manos de unos Houston Rockets que se aprovecharon de las mala toma de decisiones de los de la bahía en los momentos finales del partido. Ni Curry, ni Durant ni Thomson gestionaron bien las dos últimas posesiones del partido cuando con dos abajo no crearon ningún tiro claro ni limpio con el que poder poner el 3-1 en la serie y poder dejarla prácticamente finiquitada.
Y eso que empezaron con un parcial de 12-0 y los Rockets no pudieron anotar una canasta en los primeros cinco minutos del partido. Pero ni con esa ventaja fueron capaces de llegar los Warriors por delante en el marcador al descanso (mucho mérito es espléndido segundo cuarto de Harden con más de veinte puntos). Aún así estos Warriors con un gran Curry realizaron un tercer cuarto apoteósico donde parecía que ponían la directa, pero tras el parón y con el último cuarto en juego parecieron enfriarse y ya no les entraba nada.
Durant estuvo más fallón de lo habitual y Klay Thomson se hizo daño en un lance en la primera mitad, y aunque pudo continuar jugando se le vio más mermado de lo normal. Curry tampoco estuvo del todo acertado desde el exterior, especialmente en los últimos minutos, pero sí tuvo gran impacto con sus penetraciones. Por su parte los Rockets supieron sobrevivir sin grandes alardes y con un Ariza con dos faltas en los primeros tres minutos del partido, y pese a que DÁntoni sigue con su política de rotación con sólo 7 jugadores ha conseguido salir vivo de sus dos partidos en Oakland y ahora de los tres partidos que quedan en la serie dos serán en el Toyota Center de Houston, por lo que anímicamente el equipo tejano ha salido muy reforzado del partido de ayer.