Confirmada la lesión de Pedri en el Barcelona, siendo más grave de lo esperado al principio, se atisba un escenario más que preocupante para las próximas semanas en Can Barça. Un equipo que tiene a Gavi, Joan García, Ter Stegen, Christensen, Raphinha, Lewandowski y Dani Olmo lesionados ahora mismo, y con Lamine Yamal, Ferrán, Balde y Fermín recién recuperados y renqueantes todavía de sus lesiones. Un panorama desolador que evidenció en el Bernabéu la poca profundidad de banquillo con la que cuenta Flick actualmente. Un panorama desolador y que preocupa por la racha del equipo, a cinco puntos del Madrid en liga, y con unas jornadas ahora por delante complejas, con la visita del Elche, un equipo recién ascendido pero muy rocos y difícil de jugar, que ya arañó un punto en el Metropolitano este año, y con la vuelta de la Champions de nuevo entre semana.
El equipo médico este año está haciendo aguas por todos lados, con lo bien que funcionó el año pasado, llevando los esfuerzos y las rotaciones al dedillo para evitar estas acumulaciones de lesiones. El equipo ha empezado en baja forma la liga respecto al año pasado, y eso que de los tres grandes ha sido el único que tuvo el verano más largo sin Mundial de Clubes para poder hacer su pretemporada con total normalidad. Se esperaba justo lo contrario, que el equipo fuese como un tiro desde el inicio e intentara sacar la máxima distancia posible desde el primer momento merced a llegar mas descansado y con mejor preparación al inicio, pero nada más lejos de la realidad tras las derrotas en el Pizjuán y Bernabéu y el empate en Vallecas.
Muchas son las voces que se alzan ahora contra Flick y su segundo año en el Bayern, donde pasó del sextete en su primer año a ganar «solo» la liga, la copa las dos supercopas (alemana y europea) y el mundial de clubes. Cierto es que no pudo revalidar la Champions en una eliminatoria marcada por las lesiones claves de Lewandowski y Kimmich ante el PSG que le dejaron fuera del torneo. En Barcelona preocupa que el equipo se caiga y no sea capaz de mantener el ritmo infernal que impuso todos los partidos el año pasado, donde era imposible igualar la intensidad y la pegada de un equipo que enamoró por su forma de jugar a todos. Yo confío plenamente en un entrenador al que veo capaz de gestionar esta situación, de darle la vuelta como ya hizo el año pasado cuando perdió 14 puntos respecto a Madrid y Atlético para luego volver a levantar el vuelo del equipo. Es muy pronto para sacar la voz de alarma, pero si que deberían revisarse el estado de los jugadores para que no se reproduzca otra plaga grande de lesiones, especialmente de las musculares que son las a priori evitables.
