Ridículo final de partido el de ayer en el clásico con una tangana y cruce de acusaciones y amenazas por parte de ambos equipos, en especial de Carvajal y Vinicius hacia Lamine tras sus desafortunada declaraciones del día anterior. Tuvo que intervenir la policía y quedó todo como una reyerta de instituto dejando escenas grotescas y bochornosas, indignas de un partido de este nivel en un partido de guante blanco en cuanto a faltas e intensidad.
El Madrid aprovechó la cantidad de bajas del Barcelona y fue superior, en especial en la primera parte, donde hizo gala de lo que siempre ha sido su máxima identidad, una efectividad que cuando la tiene calibrada es muy difícil de parar. Pocos ataques pero precisos, terminando un primer tiempo con dos goles anulados, un penalti anulado y dos goles a favor sin haber apretado al máximo nivel. Dando además al Barcelona en los momentos justos cuando más duele.
Mbappé volvió a demostrar que está en el mejor momento de su carrera, siendo imparable para la zaga y volviendo a marcar, Flick no obstante le hizo un favor colocando a Eric García de titular en vez de a Araújo, con el que sufrió más en la segunda parte. Bellingham aprovechó su ocasión y demostró que no se le ha olvidad la llegada en segunda línea, y en el Barcelona se confirmaron los presagios que todos se temían, el equipo anda cojo de efectivos por las bajas arriba, y sólo Fermín parece a su nivel.
Los cambios retrataron el momento culé, no hicieron ninguno antes del minuto 70, y las entradas de Araújo, Casadó, Barghji y más tarde Gerard Moreno en el último minuto así lo atestiguan, dejando claro que no había plan b, y casi ni plan a ya que no había donde elegir. Es lo que tiene configurar una plantilla corta, que te pueden pasar estas cosas. El Madrid cuajó un partido correcto y se llevó un clásico después del pleno de derrotas del año pasado. Y ya son cinco puntos de ventaja al frente de la clasificación.