Tras veinte años al frente de los gunners parece que el tiempo de Arsene Wenger en Londres se ha terminado. Ya la propia hinchada se lo está pidiendo, y tras la eliminación de la copa de este fin de semana ante el Watford, torneo que llevaba ganando los dos últimos años, parece que su marcha es más real que nunca. Los aficionados agradecen al entrenador los años brindados pero siempre les ha quedado la sensación de no rendir como debería en Europa. Cuando tuvo el equipo invencible, aquel que firmó una temporada completa sin perder un partido, en champions naufragó como casi siempre.
Es cierto que ha sacado grandes futbolistas o ha recuperado el nivel de jugadores que parecían condenados al ostracismo, casos de Vieira, Henry o Berghkamp, y les ha devuelto a la élite. Pero su bagaje tras veinte años quizás es algo escaso. Perdió quizás la oportunidad de dominar en europa cuando rechazó la oferta de Florentino Pérez de dirigir al Real Madrid, y se quedó en Londres en un proyecto quizás algo estancado ya.
Lo que si que nadie le puede negar es su gusto por el buen fútbol, apostando siempre por el toque y el balón jugado a los pelotazos típicos del fútbol inglés. Algo más vistoso que efectivo pasado el tiempo. Pese a todo Wenger siempre tendrá un hueco en la hinchada gunner pero tanto afición como directiva entienden que es momento de separar los caminos por el bien de ambas partes y intentar reflotar un proyecto de equipo que se había acomodado a la cuarta plaza y a no luchar por la Premier temporada tras temporada.