Si por algo se caracterizó el Atlético de hace dos temporadas fue por realizar una presión asfixiante y una salida a la contra letal. Eso es lo que quiere Simeone de nuevo este año. Con Jackson Martínez haciendo de Diego Costa y Griezmann de Villa. Se pudieron ver detalles en el encuentro de ayer, sobre todo en la primera parte de un Atlético agresivo, presionante que no da respiro al rival y a base de robos encerrarlo en su área.
Quizás la única pega fue la falta de química de Jackson con el equipo, algo poco preocupante que se subsanará con el paso de los partidos. El que si que no falló fue el de siempre, Griezmann de nuevo volvió a ser el más peligroso del equipo, además de hacer el gol, y Tiago que contrarresta el paso de los años con colocación.
El partido sirvió para sacar conclusiones, dar minutos a los nuevos para que se adapten, ver que Filipe parece que nunca se fue, y que los que estaban se les vea ilusionados con este proyecto. Pinta muy bien este Atlético pese a lo corto del resultado de ayer, pero en cuanto coja la velocidad de crucero a doble partido va a ser de nuevo ese rival incómodo y correoso que fue hace dos años y que le valió para ganar liga y llegar a la final de Champions, y todo gracias a la vuelta de la presión.