Si se pregunta por la mayor irrupción que se ha producido en el fútbol español de esta temporada, hasta hace unos días todo el mundo coincidiría en un nombre: Marc Casadó. La última perla sacada de la Masía, resiliente a la lesión de Marc Bernal a comienzo de temporada y que aprovechó como nadie su salto al primer equipo, se encuentra a día de hoy inexplicablemente desnortado. Las medidas de Flick, capaz de haber sacado su mejor versión, hacen ahora que el jugador no sepa muy bien su rol y posición en la plantilla.
Suplente ahora mismo para el técnico alemán de Frenkie de Jong, su participación en el once comienza a ser residual, sin haber bajado su rendimiento sobre el verde, lo que hace pensar algún conflicto con el entrenador, al que ya hemos visto que no le tiembla el pulso a la hora de sentar a jugadores por mínima que sea la indisciplina (casos de Iñaki Peña, Koundé….) y que en este caso parece que está aplicando de nuevo.
Volver a ganarse la confianza de Flick y entrar de nuevo en el once del Barcelona es una misión para un Casadó que ya había entrado en las convocatorias con la selección absoluta y que parecía fijo junto a Pedri en el centro del campo culé. Los resultados del equipo sin él tampoco han podido ser mejores, con dos empates y el resto de victorias desde la vuelta de navidades, el equipo ha vuelto al liderato de la liga y clasificado como segundo en la fase de la Champions, por lo que sus argumentos deben ser en el entrenamiento para volver a ver ese jugador que enamoró a todo el fútbol español en tan solo unos meses.