Las declaraciones de ayer y de hoy de Antoine Griezmann han sido más que sorprendentes para el Atlético de Madrid. Tras el acto de despedida del Calderón con declaración de Simeone de que se quedaba todo parecía felicidad. Pero estas palabras a escasas 24 horas del acto dejan un poco descompuestos al equipo y a la afición, ya que se contaba con él para el salto cualitativo del proyecto atlético a la hora de estrenar su nuevo estadio.
No es que nadie en el Atlético pueda enfadarse con Griezmann por querer marcharse, el galo ha dado todo en cada partido y su actitud y rentabilidad han sido de lo mejor de los últimos años, pero si queda un poco raro el momento para decirlo y sobre todo la contundencia. No es que se deje querer, es que dice abiertamente que se quiere marchar a ganar títulos fuera cuando en el Calderón ha disputado una Final (en la que él fallo un penalti que podía haber dado el título) y una semifinal en dos años.
Pero si su destino es el Manchester United lo que va a ganar no son títulos, nadie que se haya marchado de las órdenes del Cholo ha sabido continuar con su nivel, y todos al poco de marcharse han querido volver. Si se va a el equipo de Mourinho tendrá el dinero por castigo pero no un equipo competitivo, que de no ganar la Europa League no jugará además la Champions League donde lleva tres de las últimas cuatro temporadas sin participar y en la que ha participado no ha conseguido pasar ni de la fase de grupos.