Está claro que en las finales de la NBA llevar un balance de 2-0 a favor es una ventaja considerable. Pero al tener en frente a una bestia competitiva como LeBron James que no se va a dar por vencida puede ser un problema. Y más teniendo en cuenta que de momento nadie en los playoffs ha conseguido ganar un sólo partido en el Quicken Loans Arena (es cierto que los rivales a los que se han enfrentado los Cavs no han sido de gran entidad), pero aún así en Cleveland se aferran a su cancha.
Y tienen grandes motivos, saben que de ganar el primer partido el estímulo sería enorme para su equipo, podría provocar dudas en los Warriors y hay que recordar que se juegan en el nuevo formato NBA tres partidos seguidos en Cleveland, haciendo que de ganar todos se vuelvan a San Francisco a una victoria del anillo. Además cuentan con el mejor jugador del mundo, un LeBron que no para de multiplicarse en cada partido y que sigue sin contar con la ayuda de un Kevin Love que no era lo que prometía en Minnesota. James está llevando el peso de su equipo en ataque y además está defendiendo personalmente a Curry dejándolo inutilizado, otra cosa es que el resto de los Cavs no aporte y los Warriors si, que ahí James no puede hacer nada.
La afición de los Cavs además se va a volcar sabiendo que desde los años 60 ningún equipo de su estado (Ohio) ha ganado ninguna competición deportiva, y llenarán el pabellón y los alrededores para ayudar en lo máximo a su equipo. Saben de la importancia del partido como lo saben los jugadores, el propio LeBron lo ha calificado de vida o muerte sabedor que un 3-0 los manda a la lona prácticamente. Además se denota cierta rabia de James hacia Curry al que siempre intenta menospreciar sus logros y al que al menos a él ha sabido frenar, sólo falta que el resto del equipo haga lo mismo, y, que Lue sepa aprovechar el factor Mozgov que tanto daño hizo el año pasado y que este año ni se vislumbra. Hoy se va a disputar el partido más importante de las Finales y el que puede suponer la muerte o resurrección de los Cavaliers.
Finalmente los Warriors se deshicieron de los Thunder en el séptimo partido en el Oracle Arena y se medirán a los Cavaliers por segundo año consecutivo en las finales por el título. Y lo hacen con sensaciones contradictorias, ya que llegan con sus splash brothers en plena forma (han batido todos los récords de triples en las finales de conferencia) pero con la sensación de que son vulnerables, de que se les puede hacer daño, algo que hasta hace poco con la temporada que habían realizado parecía impensable.
Y LeBron seguro que ha dado buena cuenta de los partidos de los Thunder, viendo cómo hacer daño a los Warriors, y sabiendo que sus más que probables defensores en las finales Draymond Green, y sobre todo Iguodala (que se llevó el MVP de las pasadas finales por su defensa a James) están en muy baja forma. Muy al contrario que los Cavs que se han paseado por todas las rondas del Este (cierto es que el nivel de los equipos es muy inferior), pero han encontrado esas sensaciones de equipo unido durante los playoffs que les hacen temibles, además de la baza de Channing Free, que está intratable desde la segunda unidad, algo de lo que el año pasado los de Ohio carecían.
Curry ha hecho una temporada histórica, siendo el primer MVP por unanimidad de la historia, ha batido el récord histórico de victorias en una regular seasson, y ha vuelto a llegar a las finales. Eso es algo que motiva y mucho a un James que sabe que su momento para dar un puñetazo ha llegado, que esta vez su equipo si le puede ayudar y llega más descansado y fresco que nunca. Sabe que derrotar a los Warriors sería dar un puñetazo en la mesa y ser de nuevo considerado el rey y eso es algo que le atrae enormemente. Y un LeBron motivado es muy peligroso.
Otro de los protagonistas de la series sera Varejao, el único superviviente en Cleveland de la primera época de LeBron y que a mitad de campaña cambió de camiseta por la de los Warriors en un traspaso a tres bandas. Veremos si Kerr vuelve a apostar por el small ball que tan buen rendimiento le dio en las pasadas finales, y si los Cavs aprovechan esta circunstancia para dominar un rebote ofensivo donde Tristan Thomson es el rey. La clave ya la ha dado James, si Curry o Thomson te meten un triple desde más de nueve metros con alguien encima no hay que venirse abajo, seguir remando que ya les llegará el fallo. Si realmente hacen eso tienen mucho ganado.
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