El PSG inexplicablemente volvió a caer contra el Manchester United como hace dos temporadas en los octavos de final, en su estadio, y dejando una imagen de impotencia y de fragilidad defensiva muy preocupante. Parecía que tras disputar la final de la Champions de la última edición los fantasmas de la barrera que tenían de octavos de final había desaparecido, pero nada más lejos de la realidad. Ayer uno de los United más flojos que recuerdo en mucho tiempo ganó en el parque de los Príncipes sin hacer ningún partidazo y sin sufrir en exceso, salvo algunos pocos tramos en la primera parte.
Y el PSG contó con todas sus estrellas Neymar, Di María y Mbappé en ataque. Pero n con esas pudieron vencer al conjunto de Solksjaer que encadena dos victorias consecutivas a domicilio ante el gigante francés. El equipo de Tüchel dio muestras de lo poca segura que es su defensa y de lo parido que esta siempre el equipo en transiciones defensivas. Con muy poco salía el United y creaba problemas serios, pero en ataque tampoco estuvieron mucho mejor. El único gol fue de Martial en propia a la salida de un córner bien defendido por el conjunto inglés.
Es pronto todavía y el PSG seguramente acabe líder del grupo, pero de nuevo deja sensaciones de que en los partidos verdaderamente importantes (el año pasado llegó a la final eliminando a Dortmund, Atalanta y Leipzig no hay que olvidarlo) nunca da la talla este equipo construido a base de talonario, no han conseguido nunca involucrar de manera clara a sus máximas estrellas y cada vez que se ve este equipo parece más un grupo de bandas que compañeros de vestuario. Se están dando cuenta que no todo es fichar jugadores a precios desorbitados y si líderes que den la cara en los momentos complicados.