Tras un verano en el que las expectativas eran desmesuradas en torno a un equipo que no está casi ni para competir pero que cuenta con la figura del jugador más determinante de la NBA en sus filas, comenzó la temporada para unos Lakers que confiaron en que el núcleo joven del equipo fuese creciendo en torno a la enorme figura del 23, y que dieran ese paso adelante que no fueron capaces de dar el año pasado, en especial un Lonzo Ball que no está cumpliendo con las expectativas de ser el número 2 del draft.
Además el esperpéntico show que se montó en e primer partido ante los Rockets no ha ayudado para nada a los angelinos. Un comienzo de 0-3 sumado a malas sensaciones del equipo han llevado a LeBron a comentar que su paciencia está comenzando a agotarse. Él era consciente de dónde se metía cuando fichó por el equipo californiano pero para nada esperaba encontrarse con esta falta de competitividad. Luke Walton sigue teniendo crédito como coach y sus métodos y estilo encajan a la perfección con James, pero necesitan que comiencen a llegar los resultados con urgencia.
El proyecto de estos Lakers es a medio y largo plazo, pero se debe comenzar a competir desde ya y espera a firmar a algún fuera de serie en el próximo verano. De todas maneras no se descarta que haya algún movimiento en una franquicia que siempre se ha caracterizado por atraer a las supe estrellas sin casi esfuerzo. Y tener contento a James implica rodearlo de buenos jugadores que cumplan cuando el 23 no asuma el peso del ataque, algo que no es fácil, pero que es necesario.