No ha terminado ni la primera jornada de Liga y ya se aberrunta el mismo problema de la temporada pasada. Las manos vuelven a ser el centro de la polémica dejando de nuevo el nulo consensuo arbitral en este aspecto. Tras haber mantenido reuniones de dos horas con cada equipo para explicarles el criterio arbitral, las dudas vuelven a ser las mismas, y se evidenciaron en el partido de Balaídos, donde las manos de Llorente de rechace tras tocarle en la tripa primero se sancionaron como penalti por el árbitro Munuera Montero tras ser avisado por el VAR para su revisión.
La cara de los jugadores del Atlético fue un poema, evidenciando no entender nada de los criterios seguidos. Pero lo grave es que el propio Iago Aspas al final del partido reconoció que no era penalti, el propio jugador que lo «provocó» lo tenía claro. Lo duro de todo esto no es la señalización del penalti, que gracias a dios no influyó al final en el resultado del partido ya que el Atlético se sobrepuso y terminó ganándolo, es el miedo a que en cualquier jornada pueda pasar una acción similar y en cada jornada se arbitre de manera diferente.
Es urgente solucionar esto y unificar criterios para evitar polémicas innecesarias jornada tras jornada, pero lo que no se puede tolerar es que la misma jugada en la misma jornada se arbitre diferente, porque entonces el problema es muy gordo, y eso que como digo estamos solo en la primera jornada, todavía hay tiempo de impedir más injusticias.