Ayer se oficializó una de las noticias que nadie quería escuchar, el mejor ala pívot de la historia Tim Duncan se retiraba de la NBA. Tras 19 temporadas siempre enfundado en la camiseta de los Spurs, cambió la jerarquía de la liga desde su llegada. De pequeño iba para nadador olímpico en sus Islas Vírgenes natales, pero el huracán Hugo destrozó la única piscina olímpica que había frustrando el pequeño sueño de Timmy. Tras esto decidió empezar a jugar al baloncesto a los 14 años (parece mentira que el jugador más técnico del siglo XXI no hubiese tocado un balón hasta esa edad). Tras esto entró en la Universidad de Wake Forest, y en su primer año allí murió su madre, a la que prometió nada más inscribirse que se graduaría. Pese al interés de todos los equipos de la liga Duncan se esperó los cuatro años de rigor, se graduó y terminó presentándose al draft en 1997. Nada más llegar a los Spurs ya tuvo un impacto descomunal, fue rookie del año y sus medias de anotación y rebotes fueron descomunales. En su segundo año ya fue campeón de la NBA siendo el MVP de las finales en la enrarecida temporada del lockout.
Las siguientes temporadas le tocó vivir bajo la sombra del dominio Laker de Shaq y Kobe, mientras ellos ganaban tres anillos seguidos Duncan se convertía en el mejor jugador de la liga dos veces consecutivas, la última coronada con su segundo anillo de campeón de la NBA. A partir de ahí los siguientes dos años impares también significaron un anillo para las espuelas que habían pasado de franquicia perdedora y olvidada a gran dominadora del siglo XXI. Tras estos éxitos se produjeron varias despedidas de hombres clave en el equipo como Robinson o Bowen, por lo que les tocó reinventarse de nuevo una vez más. Pero nunca sin bajar de las 50 victorias por temporada en ninguna de las 19 temporadas de Timmy en el equipo, la mejor racha de ningún equipo deportivo americano en la historia. Tras el lavado de cara del equipo comenzaron a hacer el mejor baloncesto de la NBA llegando a dos finales ante los Miami de LeBron perdiendo la primera gracias a un triple sobre la bocina de Ray Allen, pero tomándose una dulce venganza al año siguiente ganándoles en cinco partidos sin bajar de los 15 puntos de diferencia en cada victoria. Con ello llegaba a los cinco anillos siendo el único jugador en ganar anillos en tres décadas diferentes de la NBA (1999, 2003, 2005, 2007 y 2014).
Siempre ligado al mejor entrenador de la historia de la liga, Gregg Popovich le moldeó hasta convertirlo en el mejor cuatro de la historia, en un jugador de técnica exquisita que nunca tuvo una salida de tono o un mal gesto hacia ningún compañero o rival, que siempre rindió en los momentos de máxima presión, que consiguió sin ser una personalidad mediática maniatar a las grandes figuras y franquicias de la liga, y que se ha retirado como ha sido siempre el, introvertido y callado, prefiriendo hablar sobre la cancha en vez de recibir los homenajes merecidos en cada cancha NBA que se merece. Así es Duncan, un jugador que siempre tendremos en nuestras retinas, que hizo del juego en la zona una pista de baile y del tiro a tabla un arte. Sólo me queda decir con orgullo ya que yo vi jugar a Tim Duncan.