Ayer se concretó uno de los traspasos del verano en la NBA. Kawhi Leonard, que había comunicado a los Spurs que no iba a aceptar la renovación que le planteaba la plantilla tejana para la próxima campaña en la que tiene opción de jugador de ser agente libre, se iba junto con Danny Green rumbo a Toronoto a cambio de DeMar DeRozan y algunas elecciones del draft del año próximo. Es un movimiento lógico de los Spurs que sacan por Leonard un All Star consagrado y que puede aportar mucho a un equipo que se ha debilitado en los últimos dos años sobremanera. La retirada de Duncan, más la marcha este verano de Parker unido a la salida de Kawhi deja muy mermada a una plantilla que recaerá totalmente sobre los hombros de LaMarcus Aldrige.
Pero lo paradójico no es el traspaso de Kawhi y la mala relación con la que terminan franquicia y jugador, sino que tras un año de lo más extraño (una misteriosa lesión en el cuádriceps le hizo que sólo disputara 9 partidos oficiales) el jugador que no quería ir traspasado a los Raptors ha comentado que podría estar un año sin jugar negándose a ponerse la camiseta de la franquicia canadiense. Algo que dejaría al alero en un muy mal lugar y le haría perder el respeto que se ha labrado durante años en la liga.
Sea como fuere Kawhi era hace dos años junto con LeBron James el jugador más completo y determinante de la liga. Fuel el MVP de aquellas magníficas Finales de 2014 y se suponía la piedra angular del proyecto Spur. Pero la mala gestión de la lesión unido a las desavenencias con la franquicia le han llevado a tomar esta decisión que puede comprometer su futuro en l liga y que puede hacerle perder el ritmo y nivel competitivo que había demostrado. Espero equivocarme, pero me temo que la mejor versión de Kawhi Leonard no volverá a aparecer y sólo veremos algunos fogonazos de la superestrella que fue.
Esta mañana Jose Manuel Calderón ha anunciado en una rueda de prensa junto al presidente de la FEB Jorge Garbajosa que deja el combinado español tras su participación en los juegos olímpicos de Río donde se colgó el bronce. Su importancia en la selección había ido bajando drásticamente hasta adquirir un papel muy residual en el equipo. Estamos probablemente ante el mejor base de la historia de España y miembro de la generación de oro del baloncesto español. El de Villanueva de la Serena ha sido todo un ejemplo durante toda su carrera de coraje superación calidad y sobre todo fiabilidad y lectura de juego. Sus grandes años en el TAU Cerámica de los Scola y Macijauskas le llevaron a dar el salto a la NBA a los Toronto Raptors, donde se convirtió rápidamente en un referente y acabó siendo el mejor asistente histórico de la franquicia.
Tras sus buenos años en la franquicia canadiense pasó por varios equipos en los que le fueron dando un rol más específico, de tirador exterior concretamente, desperdiciando una calidad que pocos bases en la actualidad tienen. Su estilo es a día de hoy contra natura, rodeado de la época de los bases rápidos, explosivos y chupones, él era todo cerebral y correcto, solía estar en el top 3 de ratio pérdidas-asitencias en sus años de Toronto, y su nombre llegó a sonar con fuerza un año para el All-Star. Su rendimiento en la selección siempre fue sublime, formando parte de los grandes éxitos recientes de la ya conocida como ÑBA, aunque se perdió la final de los juegos de Londres por lesión, pero llevó como base titular al equipo a la final contra los EEUU. Tras una brillante carrera y un último traspaso a Los Ángeles Lakers este verano, ha decidido poner punto y final a la carrera con la selección con la que ha compartido 14 años y con la que se ha llevado 8 medallas, 8 medallas como ese número ya imborrable en nuestra memoria del mejor base de la historia de la selección. Gracias por todo Mister Catering.
donde se forjan los sueños