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Último tren

Esta noche en el Sánchez Pizjuán se juegan más que tres puntos para el Barcelona. Tras un buen primer tiempo ante el Elche, rozar un nuevo ridículo en la segunda parte, y pasar a la euforia con el gol postrero de Nico, toca hacer los deberes de verdad en el último partido del año. Toca además jugar en el campo de un Sevilla enrachado en liga (poco se habla del ridículo que ha hecho en esta edición de la Champions quedando fuera en un grupo conformado pro Wolfsburgo, Salzsburgo y Lille) que está ganando partidos por inercia sin juego, lo que le convierte en un rival aún más peligroso.

El equipo azulgrana sigue en cuadro, no recupera efectivos en ataque para este partido y el Sevilla se caracteriza por tener una de las mejores defensas de la liga, aunque Koundé tendrá que volver a ejercer de lateral derecho ante las bajas de Montiel y Navas. Los nervionenses llegarán muy motivados tras la victoria in extremis ante el Atlético del sábado, quedando como único gran perseguidor del Madrid actualmente, por lo que tendrán ese aliciente extra. Xavi necesita encadenar dos resultados positivos por fin y cerrar un año para olvidar para este Barcelona que cada vez más va adquiriendo los tintes de es Milán de transición del último lustro.

Si no fuera por Durant

Estados Unidos ha alcanzado la final de los Juegos Olímpicos por cuarta vez consecutiva. Aplastando en a segunda mitad a una Australia, que llegó a estar quince puntos arriba en el segundo cuarto, que nada pudo hacer cuando el alero de los Brooklyn Nets se puso en modo super héroe. Una vez más al igual que ante España, el de Baltimore sacó a su equipo del peor momento y recondujo el partido hacia la victoria estadounidense con una master class de recursos en ataques, algo en lo que empiezo a pensar que es seriamente ilimitado.

Con sólo su aparición y la aportación de Booker le bastó al equipo de Poppovich para derrotar a una siempre correosa Australia, equipo siempre difícil, pero que otra vez más se queda sin medalla y muriendo casi en la orilla. Por su parte, el combinado americano sale reforzado de este partido y ya espera rival en la final del enfrentamiento entre Francia y Eslovenia. Las dudas dejadas al inicio del torneo, y el flojo nivel general del combinado no van a parecer obstáculo para que se lleven el cuarto oro consecutivo y sufriendo mucho menos de lo que deberían al menos de momento.

Esto además da una muestra del potencial baloncestístico de Durant, que se ha echado a la espalda todo el combinado prácticamente él solo, y que va camino de llevar otra medalla de oro al casillero americano cuando más difícil parecía. No se bajó del barco, apostó por el torneo y se lo va a llevar siendo el MVP del campeonato prácticamente sin discusión, a menos que Doncic guíe a la sorprendente Eslovenia al oro, lo que dejaría en nada la proeza hasta ahora de Durant.

Se repite la vergüenza

Inglaterra alcanzó por primera vez en su historia la final de una Eurocopa con una gran polémica debido a un penalti inexistente, corroborado por el VAR, que no avisó de nueva revisión al árbitro de manera incomprensible, dejando a Dinamarca, que plantó cara con mucho mérito, con un palmo de narices. Con esta decisión, unida a la de dejar las semifinales y final en Wembley pese a la variante Delta del Covid, algo inexplicable, la UEFA vuelve a mancharse su nombre de nuevo, dejando mucha sospechas de intentar que el anfitrión llegue a «su» final. Todo parece premeditado para que Inglaterra, tras el rechazo y la obligada firma anti SuperLiga obligada por la Premier, tenga facilidades de ganar un torneo dl que ni siquiera había llegado a la final jamás.

No quiero ser mal pensado, pero el espectáculo de ayer fue bochornoso, cuando el VAR había funcionado a la perfección sin una sola pega en todo el campeonato. Pero esta decisión recuerda inevitablemente al único Mundial ganado por los tres leones, donde un gol fantasma inexistente en la final, dio el triunfo sobre Alemania. Una historia bochornosa que parece repetirse, con la similitud de que el partido de la polémica se juega en suelo británico y la ayuda arbitral evidente. Este error va a dejar manchada una actuación soberbia del VAR (salvo quizás el penalti señalado a favor de Mbappé ante Portugal), y pone en entredicho a la UEFA. Deja claro que sólo quieren audiencias y no priman el esfuerzo y el espectáculo, algo que va en contra del espíritu de este deporte.

Arbitraje impecable

No soy un gran fan de los árbitros españoles, creo que está muy lejos de la media, que se ha ido mejorando con los jóvenes que están legando a primera división, pero igual que les critico y analizo sus fallos, creo que lo justo es alabar cuando lo hacen bien. Y no hay mejor escenario que la final de la Champions para realizar un arbitraje impecable como el que hizo Mateu Lahoz, y que desgraciadamente ningún periódico recogió. Igual que si hubiera cometido algún fallo determinante sería portada por el mal trabajo realizado, creo que lo justo sería haberle reconocido un gran trabajo durante los noventa minutos que arbitró en Oporto.

Hacía muchos años que un árbitro español no pitaba una final del máximo torneo internacional, y el listón lo ha dejado muy alto. Grandes tomas de decisiones, diálogo distendido con los jugadores explicando su versión (cosa que se agradece mucho más que árbitros chulescos a los que uno no puede dirigirse). No hubo ninguna jugada excesivamente polémica, y la poca controversia que hubo acertó en su decisión inicial, lo que habla muy bien de su concentración durante todo el partido.

Ojalá este arbitraje y este impulso sirva para que el arbitraje español de un paso adelante, mejore a nivel colectivo y sobre todo individual, y esté a la altura de la liga, que es la mejor liga del mundo. Pero es momento ahora de felicitar a Mateu y su equipo que realizaron un trabajo brillante y no se llevaron todos los focos que se merecían. Asique desde aquí le felicito y espero que siga en esta línea de aciertos y no vuelva a su época de protagonismo que tanto daño le hizo durante un tiempo.

No 9 no party

El fútbol se inventó hace demasiado tiempo con posiciones y estilos que han ido cambiando tácticamente, pero no la esencia. Es difícil pretender ganar sin un jugador que marque goles. Guardiola está obsesionado en jugar al fútbol sin delantero, y ya después de 5 cinco años de fracasos en Manchester y tres en Múnich, debería entender que en los partidos complicados, en los que el rival se cierra bien, no tener a alguien que de verdad genere peligro, que pueda rematar balones en el área, que sea capaz de marcar gol, que al final es la esencia de este deporte, se acaba pagando. Y de nuevo este sábado en Oporto en la final lo volvió a pagar. El Chelsea volvió a ganarle por tercera vez desde que llegó Tüchel en navidades, dejando claro que Guardiola no es capaz de ganar a equipos fuertes sin un delantero, por mucho que insista en que De Bruyne, Sterling o Foden puedan jugar ahí.

Todos coincidimos en el error de planteamiento del catalán, que no reaccionó con los cambios, y que en prácticamente ningún momento puso en aprietos al Chelsea. No es la primera vez que este planteamiento le sale caro. El año pasado fue eliminado en Lisboa en cuartos de final a manos del Lyon, cuando había eliminado al Madrid previamente jugando con un 9 como Gabriel Jesús, que marcó a la ida y a la vuelta. Pero insiste en una fórmula que está demostrada que no sirve, y aunque en un futuro un año consiga ganar así la Champions, debería preguntarse si mereció la pena haber perdido tantos partidos y eliminatorias por esa cabezonería. Se puede ser un entrenador influyente, con cambios tácticos sin descompensar el equipo, y ese ejemplo lo tenía en frente con Tüchel, que le ha ganado la partida de manera clara.

Sin alma

El Fútbol Club Barcelona evidenció su mayor carencia desde hace años en la final de la Supercopa ante el Athletic de Bilbao. La falta de alma y espíritu de equipo. Los más veteranos no aportan ningún tipo de liderazgo (salvo Piqué que ahora mismo está lesionado de larga duración), y los nuevos no pueden dar el paso adelante necesario por ser demasiado jóvenes o llevar poco en el equipo. Es una lástima ver que el trabajo y la progresión de Pedri, De Jong o Dest se vea así de frenada e incluso enturbiada por un ambiente institucional y deportivo de lo más extraño que he visto jamás.

Y para mí el principal culpable es Messi, el portador del brazalete, el mejor jugador del mundo, alguien que no ayuda con su actitud ni sus maneras (y no lo digo por la expulsión ni mucho menos) a que el equipo se sobreponga a su preocupante debilidad defensiva. Messi no lidera al equipo como debería, ahora no se necesita a un Messi que marque hat tricks día si y día también como antaño, ahora necesitan a un Messi implicado que ayude al equipo en defensa y en ataque, que se le vea con ganas de comerse el partido, y ahora mismo el argentino está muy lejos de eso, y tristemente poco a poco va manchando su expediente con finales perdidas que no debería haber perdido.

Lo peor es que este título y el torneo podían haber servido para espolear un equipo claramente herido, con mucha fragilidad y que no domina los partidos como antaño con balón y que no sabe transicionar defensivamente. Es tan simple como presionar arriba y en defensa cerrar huecos centrales para desactivar a un equipo sin ideas y viciado en las mismos claves de ataque de años anteriores pero sin los jugadores necesarios para ello. El mercado de invierno está abierto, pero la caja del Barcelona está vacía, las elecciones a la presidencia se han retrasado y los socios están sin ilusión y con el temor de años de travesía por el desierto del club debido a las malas gestiones de la última directiva a la que se le hizo moción de censura y tuvo que acabar dimitiendo. mientras tanto el equipo va a sufrir para acceder a los puesto d Champions para el año que viene, ya ni pelear por la Liga se puede hablar para este Barça.

Hora de reengancharse

El Barcelona afronta hoy un reto mayúsculo en la Liga. Juega ante el líder en su casa y sabiendo que una derrota o incluso un empate supone ya descolgarse del todo del campeonato y empezar a complicarse seriamente su clasificación para la Champions League del año que viene. Su irregularidad y mal momento de forma que pasan sus jugadores hacen que el de esta noche en el Reale Arena sea un partido durísimo, pero también le da la opción de ganar al líder, recortarle puntos y meterse de nuevo de lleno en la persecución de un Atlético que ya pinchó este fin de semana en el derbi.

Las malas sensaciones del equipo tras los partidos ante la Juventus, con un severo correctivo, y ante el Levante al que doblegó por la mínima y pidiendo la hora no presagian grandes esperanzas para los barcelonistas. Su falta de gol es una evidencia clara, el bajo estado de forma de Messi, que sigue acaparando mucho juego pero sin ser tan determinante como años atrás, y la falta de acoplación del resto al esquema nuevo propuesto por Koeman están trayendo muchos resultados negativos. Y las dudas sobre el técnico comienzan a ser más que evidentes.

Esta noche es un buen momento para solventar todas, además fuera de casa, donde el equipo quizás siente algo menos de presión, con Griezmann refresando a su casa, algo que le debería motivar y espolear, y con la victoria ayer del Madrid ante el Athletic, que parece que pese a no desarrollar su mejor fútbol ya ha cogido velocidad de crucero, deben hacer que el Barcelona salga esta noche con el cuchillo entre los dientes, pero esta temporada antes partidos así ha salido trasquilado de todos, Atlético, Real Madrid o Juventus, todos le han dado un buen meneo al Barcelona, que sabe que es el momento de entrar en la lucha por el título o despedirse para el resto de la temporada.

Historia tras el himno

El 8 de Julio de 1990 se disputó la final del Mundial de Italia en el estadio Olímpico en Roma. El partido enfrentaba a Alemania Federal con Argentina en la reedición de la final del Mundial anterior en México donde los argentinos se impusieron por tres goles a dos. Esta vez la historia sería distinta ya que serían los alemanes los que se impondrían por un tanto a cero. Pero pese a significar el tercer mundial para la mannschaft, la final sería recordado por el incidente durante los himnos con Maradona de máximo protagonista.

Para ponernos en antecedentes, las semifinales para Argentina habían sido ante la anfitriona Italia, en Nápoles para más inri. Allí venció la albiceleste en los penaltis en un estadio dividido entre los napolitanos que apoyaban a Maradona y los italianos que iban con la azzurra. Tras el partido Maradona, que anotó uno de los penaltis en la tanda, se convirtió en el enemigo número uno para toda Italia. De ahí que en la Final, con el estadio lleno de italianos locales, fuera silbado y abucheado todo el himno de Argentina.

Como consecuencia de aquello, y con las cámaras grabando como suele ser habitual uno a uno a los componentes del combinado nacional, al llegar a Maradona que era el último integrante al ser el capitán, se le vio exaltado y lanzando todo tipo de improperios hacia todo el público de manera muy vehemente. Una imagen icónica y bochornosa que escenificó a la perfección el fin del ciclo de Maradona en el país transalpino donde ya no volvió a levantar cabeza y fue más protagonista por los juicios extra deportivos que por pisar el campo donde fue sancionado.

No estuvieron a la altura

El PSG desperdició ayer una oportunidad para conseguir su primera Copa de Europa. Los franceses tenían muchas esperanzas en este parido ya que llegaban en buen estado de forma y por primera vez en su historia se encontraban sólo a noventa minutos de poder alzarse con el torneo por el que el jeque Al-Khelaïfi ha invertido la friolera cifra de más de mil millones, y la desperdiciaron, en parte gracias al poco acierto de sus dos máximas estrellas, que no estuvieron a la altura del partido, en especial Mbappé, que marró varias clarísimas oportunidades.

El delantero francés fue el gran protagonista del encuentro para mal, ya que todas las acciones que realizó de cara a gol las acabó mal. Tuvo dos ocasiones que no se pueden perdonar en un partido así, y en la segunda parte, Kimmich se lo comió del partido, dejándole prácticamente inutilizado. Pero Neymar, el fichaje más caro de la historia del fútbol, también pudo aportar más el equipo, estuvo mas entonado que Mbappé, participó más y tuvo más peligro, pero se marcha de esta edición de la Chmapions de Lisboa si haber marcado ni un solo gol en los tres partidos que ha disputado.

Ahora vendrá otra vez una nueva revolución más en el equipo, la marcha de Cavani, unido a la no participación de Icardi hacen pensar que el equipo deberá peinar para encontrar un nueve de garantías, además de tener que suplir la baja también de Thiago Silva, que puede subsanarse con Marquinhos de central. Tüchel tampoco anduvo muy listo en los cambios, ya que quitó a Di María, el mejor del PSG, y se dejó a Sarabia sin poner en toda la final, un jugador que entre líneas hubiera podido filtrar muchos pases al hueco para las peligrosas contras del PSG, que anoche no pudo concretar ninguna. Mucho trabajo por hacer y que de nuevo demostró que ni todo el dinero del mundo es capaz de hacerte ganar una Champions si no haces las cosas bien.

Es su competición

Que el Sevilla pasar ayer a la Final de la Europa League sólo puede explicarse con que es la competición por excelencia de los hispalenses. Ganadores de cinco títulos sufrieron ayer muchísimo las acometidas de un Manchester United que avasalló a los de Lopetegui durante la segunda parte, en especial los primeros quince minutos de la reanudación, y que llegó a perdonar hasta cinco ocasiones clarísimas de gol. Tanto Martial como Rashford como Greendwood e incluso Bruno Fernandes dispusieron de ocasiones clarísimas para volver a adelantar a su equipo pero todas acabaron de una u otra manera repelidas por un Bono que se está erigiendo en el héroe del equipo de Nervión.

Y tras aguantar el chaparrón, en la única acción de peligro del Sevilla en la segunda parte, De Jong cazó una maravilla de centro de Jesús Navas que cada año que pasa llega mejor al final de los partido, es un caso médico para estudiar lo de el de los Palacios porque no es normal. Y con ese bagaje el Sevilla vuelve a otra final de la competición, en la que no sabe lo que es la derrota, incluso ha ganado dos por penaltis, y que espera al ganador de la eliminatoria entre Inter y Shaktar sabedor que sus rivales ya le empiezan a ver vitola de equipo invencible en este torneo. Ahora quedará descansar, recuperar pilas y la mejor versión de un Ocampos que notó su equipo su poca participación, y que fue cambiado al comienzo de la segunda parte y que tiene de nuevo ganas de demostrar el gran futbolista que es. Ya se empiezan a relamer en Sevilla conscientes de que está a un sólo partido ya de hacer de nuevo historia.