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Momento de devolverla

La eliminación anoche del PSG en las semifinales de la Champions League puede hacer mucho daño al equipo francés. Con esta decepción, la idea de no renovar de Mbappé parece que ya es definitiva y por tanto deberá venderlo este año para sacar algo de dinero por él. Y la de Neymar, la otra gran estrella del equipo, se daba por hecha hace unas semanas, pero ahora parece que se ha estancado ante el posible interés del Barcelona.

No olvidemos que Neymar dejó tirado al Barcelona y se marchó con denuncia al club de por medio. Y ahora tras cuatro temporadas en París sin haber ganado la ansiada Champions, desea volver al Barcelona. Es el momento de que el Barcelona le devuelva el golpe y le deje en un proyecto a la deriva un año más. Si el jugador carioca quiere ir, el año que viene será libre de decidir su futuro, y si es verdad que desea jugar con Messi su elección será Barcelona sin coste de traspaso de por medio.

La carrera de Neymar ha sido gestionada de la peor manera, empezando por él mismo, ya que nunca se ha cuidado ni ha llevado una vida profesional, como por su entorno y los movimientos realizados vía traspasos y contratos firmados, en los que el jugador parecía el dueño del club más que el propio presidente. Ahora con el agua al cuello, y estando cerca de un ridículo histórico ya que pueden perder la Ligue 1 a manos del Lille que va líder a falta de tres jornadas y tras afirmar hace una semana que es feliz en París y que su renovación estaba cerrada, vuelve a pedir socorro al Barcelona que espero que esta vez le de su merecido y haga lo que ya hizo él hace unos años.

Por amor al $

Neymar Jr parece muy cerca de firmar la renovación por cinco años más con el PSG. Tras estar los dos últimos veranos en rebeldía arrepintiéndose de su marcha del Barcelona y queriendo volver a toda costa, este año, tras la crisis que salpica a casi todos los clubes por el Covid, le ha hecho recapacitar y el único club que puede ofrecerle mantener su astronómico sueldo es el conjunto parisino. Por ello va a aceptar la oferta que le proponen hasta 2025 y declarando amor por el club, cosa que es más que falsa.

Desde casi el primer día de su marcha Neymar se ha arrepentido, aconsejado por su padre y su representante, aceptó la multimillonaria oferta que recibió por parte del jeque Nasser Al-Khelaïfi para convertirse en el niño mimado del club. Desde entonces ha hecho todo lo que ha querido, saltándose en muchos casos los límites del profesionalismo. Así le ha ido, lesiones constantes en momentos claves para el conjunto que le han supuesto doloras derrotas y sonadas decepciones, ya que hay que recordar que hasta el año pasado el PSG no pasaba de los octavos de final de la liga de campeones.

Y este último verano, por fin alcanzó la ansiada final de la Champions que tanto perseguía (no anotó ningún gol en la fase del torneo disputado en Lisboa aunque fue el mejor de su equipo en todos los partidos), con un camino bastante sencillo para llegar ya que recordemos que eliminó a Dortmund, Atalanta y Leipzig. Pero en la final falló ocasiones claras que pudieron decantar a balanza en contra del Bayern. Peor no fue así y tanto él como Mbappé decepcionaron en la primera final que alcanzaba el equipo en sus cincuenta años de historia. Después de eso y tras ver que el Barcelona está con la caja vacía y el Real Madrid hace tiempo dejó de tenerlo en cuenta como fichaje, parece que se retirará en su jaula de oro, muy rico pero muy lejos de los objetivos y logros que apuntaba cuando debutó con 16 años en el Santos.

Duelo fraticida

El Liverpool se complicó anoche sobremanera en el pequeño Maracaná de Belgrado la clasificación para los octavos de la Champions League de este año cuando defiende su condición de subcampeón del año pasado. Salió dormido y cuando se quiso dar cuenta perdía 2-0 y tenía en frente un rival que no concedió una sola ocasión clara a los red en todo el partido. Sturridge en lugar de Firmino y la entrada en el once de Lallana, deplazando a Wijnaldum al medio centro dejando a Fabinho en el banco fueron lapidarios para los de Klopp que perdieron una oportunidad preciosa de dejar casi sellada la clasificación, pero que sin embargo ahora ven como tienen dos duelos a muerte por pasar a la siguiente fase ante PSG en París y ante el Nápoles en Anfield. El juego fue malo y el juego de Salah es cada vez menos participativo en el Liverpool, que ve como su estrella del año pasado está a un nivel demasiado bajo. Mané y Firmino desplazados a las bandas en la segunda aprte no fueron tan decisivos como acostumbran, auqnue la entrada del brasileño en el segundo tiempo hizo que el Liverpool dominara mucho más en tres cuarts de campo y favoreció con su juego entre líneas las incorporaciones constantes de Robertson.

El empate entre el Nápoles y el PSG deja el grupo con opciones para todos ya que tanto Nápoles como Liverpool están en cabeza con 6 puntos y el PSG y el Estrella Roja les siguen de cerca con cinco y cuatro puntos respectivamente. Uno de los tres favoritos quedará fuera y ahora mismo sería el PSG, lo que sería un duro batacazo para el proyecto de Neymar y Mbappé. La próxima jornada será clave ya que el Nápoles con una victoria estaría clasificado automáticamente si el PSG no gana al Liverpool, por lo que ese duelo en el Estadio de los Príncipes va a ser una final en toda regla, por los equipos que la disputan y por lo mucho que se juegan, ya que los problemas del fair play financiero se agravarían sobremanera para el PSG sin los ingresos de clasificarse para octavos. El jeque, que anda mosca tras las filtraciones de la web footbal leaks en las que se aseguraba que la UEFA habría tapado sus dopajes financieros, tendría serios problemas de retener a sus estrellas este verano si el proyecto vuelve a fracasar antes incluso de la decepción que supuso el año pasado y gracias, ya que hay que recordar que en el duelo ante los italianos Di María evitó el desastre al anotar el empate en el último minuto lo que podría haber dejado una situación incluso más complicada que la de ahora.

Mas Mbappés y menos Neymars

Neymar JR fue eliminado el viernes por Bélgica y dejó un repertorio de sus peores virtudes durante su último partido de este Mundial de Rusia. Realizó una completa colección de piscinazos, insultos y provocaciones al rival que mostraron su peor cara. Es hacia donde vira el fútbol actual desgraciadamente, hacia niñatos a los que su entorno adula porque son máquinas de ingresar dinero, pero que nadie pone en su sitio a tiempo hasta que es demasiado tarde y se convierten en unos monstruos que son el peor ejemplo posible para los niños que aspiran a ser como aquellos futbolistas que adoran.

El fútbol cada vez es más negocio y menos deporte. Cada vez es más común los futbolistas jóvenes con sueldos desorbitados y claras faltas de disciplina que sus clubes consienten. El talento cada vez se exporta antes y las etapas de formación se van perdiendo. Cada vez los futbolistas son más individualistas y entienden menos el juego. Por eso se agradece la ascensión de fenómenos como Mbappé, jugadores jóvenes sin miedo a escuchar y sin elevar una palabra por encima de otra al ser desplazados a jugar en banda siendo un 9, y que entiende el juego a la perfección a pesar de tener sólo 19 años. Todo lo contrario que la carrera de su compañero de equipo Neymar.

Mbappé representa lo que debe ser el futuro de este deporte, condiciones atléticas y técnicas privilegiadas, un entorno favorable a su desarrollo, y una actitud y una ambición centrada en el fútbol y no en los anuncios y el mundo de la farándula que rodea al deporte y que tanto daño le hace. Neymar además está viendo cómo Mbappé con sus exhibiciones dentro del campo se está posicionando por encima incluso de él. El brasileño que desde que se lesionara no ha cuidad en nada su cuerpo e los meses que pasó recluido en su mansión de Brasil, se le ha visto que no ha llegado bien preparado a este Mundial, todo lo contrario que su disciplinado compañero. Por algo uno todavía sigue con su selección en el torneo y el otro está con sus amigos toys de vacaciones, que le seguirán adulando y convenciendo que es el mejor de la historia cuando a los 26 años que tiene Messi ya había ganado cuatro Balones de Oro y Cristiano llevaba dos. Y él está muy lejos todavía de ganar su primero si es que lo gana alguna vez, porque ya parece más normal que lo gane antes Mbappé que el propio Neymar.

Brasil es la favorita

A tan sólo dos días para el comienzo del Mundial parece que Brasil está un peldaño por encima del resto de selecciones. Tité desde su llegada ha encontrado el equilibrio en una selección donde le sobra el talento en ataque y en el medio le sobra músculo. Ha dejado a Neymar máxima libertad y con la canarinha el 10 de el PSG ofrece su mejor versión. Además ha encajado al brasileño con Coutinho como medio ofensivo por el costado izquierdo y convierte a Brasil en una selección imparable cuando conectan los dos astros.

Pero no sólo el talento brasileño es peligroso, su centro del campo con Casemiro, Fernandinho y Paulinho es infranqueable. Son ambos medios poderosos físicamente, con gran llegada y que cubren a la perfección las anarquías tácticas de los talentos canarinhos. Pero por si eso no fuese poco las incorporaciones de Marcelo desde el lateral y la movilidad de Gabriel Jesús como delantero abren un abanico de posibilidades en ataque magnífico. Además por fin cuentan con un portero de garantías como Alisson algo que han adolecido desde siempre en el combinado nacional y que  hace que sea muy complicado anotarles un gol.

Y eso teniendo como recambios a Firmino, Willian o Douglas Costa que mantienen el nivel y además pueden ofrecer nuevas variantes en ataque en partidos atascados. Llegan además en un gran estado de euforia, con un Neymar que tras los dos amistosos en los que ha anotado un golazo en cada uno despejó todas las dudas sobre su estado tras su delicada lesión de hace un par de meses. Las piezas parecen funcionar a la perfección, y son ya varios años los que llevan jugando juntos y llegan en la edad perfecta para hacerse con la sexta copa para el país dominador absoluto de los mundiales. Mucho peligro.

El momento de Mbappé

Esta noche el PSG vive el partido más importante de su corta historia, y lo hace sin su fichaje estrella Neymar, que ha antepuesto el Mundial a un club que desembolsó en verano 222 millones de euros para su contratación y que le paga la friolera de 38 millones netos al año. Pero la mejor noticia en el PSG es el ambiente de optimismo que esta misma lesión ha generado. El equipo se ve más libre y más unido sin el díscolo brasileño, que lejos de ser imprescindible para el equipo en muchas ocasiones se ha convertido más en un problema que en una solución.

Y ahí es dónde aparece el nuevo mesías del equipo francés, Kylian Mbappé, el ídolo de la ciudad, al que ya Neymar ve más como una amenaza que como un escudero, que con 19 años se presenta como principal esperanza junto con el renacido Di María, para doblegar al Madrid y revertir el 3-1 de la ida. Además esta lesión de Neymar le volverá a ubicar en el extremo izquierdo, donde es mucho más peligroso que en la derecha, donde su potencia le permite rendir, pero nunca a su máxima versión.

Mbappé es consciente de que está ante su oportunidad de hacerse vale, sin Neymar quiere dejar caro que no es un escudero, sino que es capaz de liderar un proyecto y que la diferencia con Neymar no es la que se cree el brasileño, que vive en una nube de concesiones y privilegios por parte de un presidente que está gestionando demasiado mal una plantilla que en caso de derrota esta noche puede explotar por todas partes, dejando muy tocado un proyecto que desde el principio se vio como inestable. Todo recae sobre los hombros de un chico de 19 años que está batiendo todos los récords de precocidad en la mejor competición del mundo.

Valverde deja en evidencia a Neymar

La llegada de Ernesto Valverde a Barcelona no fue la deseada por el técnico vasco, ni en sus peores presagios se imaginaba que a su llegada se iba a encontrar con el culebrón que supuso la marcha de Neymar y el repaso del Real Madrid en la Supercopa de España. El momento del Barcelona era extremadamente delicado y los refuerzos tampoco ayudaban a ilusionar a una afición que se esperaba lo peor para esta temporada, unido además al culebrón de la renovación de un Messi que se retrasó cuatro meses en plasmar su firma en en contrato que le uniría con el Barcelona.

Pero ya con tres cuartos de la temporada disputados, el Barcelona tiene muy factible el doblete de liga y copa (en liga se aseguró esta tarde el título al dejar de nuevo al Atlético a ocho puntos, y en copa se medirá al Sevilla en la final) y en Champions, pese a no dar su mejor versión en Stamford Bridge, tiene resultado favorable para pasar a los cuartos de final de la máxima competición continental.

Y todo ello con un nuevo estilo, quizás no tan vistoso como anteriores etapas, pero más efectivo y que ha demostrado que Valverde es más que un entrenador, es un gestor de las situaciones, ha calmado los ánimos en ruedas de prensa tras los numerosos rifi rafes de Luis Enrique, ha sabido gestionar los descansos con Messi para sacar la mejor versión del argentino, ha recuperado el olfato de Luis Suárez tras la lesión de rodilla que mermó su rendimiento al comienzo de la campaña y ha aguantado el nulo renidmiento del fichaje estrella veraniego Dembélé, a la espera de la llegada del deseado Coutinho que desgraciadamente para el txingurri no podrá disputar la Champions con el conjunto blaugrana.

Si se ve cómo está el Barcelona ahora mismo contrasta con la situación de Neymar en el PSG, donde se están dando cuenta que pese a la calidad del brasileños, su contratación es casi más un problema que una solución, ya que en el momento importante no tuvo una actuación relevante en el Bernabéu, y tras su lesión ha pensado en el mundial antes que en su equipo, tomando decisiones a las espaldas del club generándose entre la directiva una profunda decepción con el jugador al que habían convertido en el fichaje más caro de la historia del fútbol.

Emery y la historia de siempre

Corría poco más del minuto 60 en el Santiago Bernabéu, el PSG tenía el control del partido, que sólo se alteraba con algún arreón del Madrid, más por la presión del estadio que por la ocasión generada en sí, y el entrenador de Irún volvió a mandar un recado contundente a su equipo. Quitó a Cavani, su único 9 de referencia, y metió en el campo a Meunier, un lateral para reforzar la defensa de la banda derecha. Movió a un Mbappé que entre los centrales fajándose pierde todas sus virtudes, y dejó al PSG con la posesión del balón sin ningún tipo de profundidad en ataque.

Por su parte viendo el panorama, y con un Madrid físicamente muerto en los repliegues defensivos, Zidane se la jugó con sus dos agitadores favoritos, Lucas y Asensio y le salió la jugada redonda merced a los rebotes en los goles y a una falta clara en el inicio del 2-1 de Cristiano. Emery al final del encuentro lamentaba las decisiones arbitrales, todas a favor de los blancos, sin reprocharse que de nuevo y un año después de la eliminatoria contra el Barça, que supuso quizás el mayor descalabro de un equipo en la historia de la Champions, volvió a cometer el mismo error de siempre, que hace que nunca haya ganado ni a Madrid ni a Barcelona en campo rival y que evidencia lo grande que le viene un club de esta envergadura.

Tuvo el partido controlado, con un Madrid rendido, con su equipo físicamente un punto por encima, y sólo jugó a llevarse un empate como botín, pudiendo ir a por el oro de verdad. Su estrategia como siempre salió mal, deja muy tocado al PSG que se automotiva diciendo que allí en París remontarán la eliminatoria, pero la realidad es la que es, que Emery sigue siendo un entrenador para partidos mediocres, y que el Madrid sin hacer nada se fue a casa con un 3-1 en el luminoso.

Neymar y su egocentrismo

Ayer se volvió a vivir otro episodio en la surrealista vida de Neymar. El jugador, cuya vida extradeportiva es la más agitada que se haya visto de un futbolista, vivió otro momento de lo mas incómodo en el partido de Copa ante su afición. El niño que siempre se sale con la suya vio cómo toda su afición le silbaba y coreaba el nombre de su ‘archienemigo’y compañero Edison Cavani cuando el árbitro decretó penalti a favor del PSG con el partido ya más que decidido y con el brasileño ya con un hat trick y éste no dejó a su compañero batir el récord de máximo goleador de la historia del PSG.

Es una muestra más del polémico carácter del extremo brasileño, al que siempre le ha acompañado la polémica allá por donde ha ido, y que ha mermado su potencial futbolístico. Que Neymar es un fuera e serie no hay ninguna duda, pero todo ese circo que arrastra a su alrededor no es beneficioso ni para él ni para el club al que va, donde siempre suele tener problemas extradeportivos constantes (salvo en el Barcelona donde le consentían absolutamente todo previamente firmado por uno de los contratos más absurdos y surrealistas de la historia).

Así tras no ceder el penalti a Cavani para poder hacer historia con el club, la afición la tomó con él. Y a Neymar se le vio visiblemente enojado y se marchó a vestuarios sin esperar a celebrar la victoria con los demás sobre el verde. Esto puede provocar serias turbulencias en la frágil relación del brasileño con el PSG, con el que parece que es tan sólo un puente en su intento de acabar jugando en el Santiago Bernabéu para el Real Madrid. Un capricho más de este jugador al que se le consiente todo y que se ha convertido en un auténtico monstruo.

Valverde y el triunfo del trabajo bien hecho

Ernesto Valverde ya ha firmado el mejor inicio de temporada en la historia del Fútbol Club Barcelona. El equipo está invicto en todas las competiciones y marcha con nueve puntos de ventaja sobre el segundo clasificado en Liga además de haber pasado de ronda en Copa y terminado como primero de grupo en Champions. Y lo ha hecho todo tras uno de los veranos más complicados (si no el que más) de la historia del Barcelona. El txingurri se encontró con el terremoto veraniego de Neymar y lo supo gestionar como mejor sabe. Sin levantar una palabra pero teniendo claro la idea de juego y de equipo que quería.

Acertó cuando fue el único que apostó por Paulinho, ha sabido sobreponerse a no poder contar con Dembélé en todo lo que llevamos de temporada prácticamente, y ha jugado en todos los campos complicados del campeonato salvo en el Pizjuán sin haber perdido uno solo. Y todo en un clima de calma que hacía mucho que no se vivía en Can Barça. Es el triunfo de un hombre tranquilo que merecía la oportunidad de entrenar a un equipo grande y que la está aprovechando al máximo.

Y el Sábado fue otra exhibición. Poco a poco, Valverde ha cambiado la estructura del juego del Barcelona para hacerle un equipo más rocoso, más difícil de atacar y menos vulnerable en defensa, algo de lo que llevaba años adoleciendo el equipo. Y todo ello sin que Messi (pichichi del campeonato) o Suárez (al que le ha costado entrar en dinámica por molestias en su rodilla), se hayan resentido en sus cifras goleadoras. Ambos marcaron en el Bernabéu para dejar la liga sentenciada prácticamente y para dar un golpe sobre la mesa dejando claro que este Barcelona sabe competir ante cualquier rival y en cualquier estadio.