Batacazo de Guardiola

El Mónaco mandó a casa ayer al Manchester City tras remontar el 5-3 de la ida. En un partido vibrante el Mónaco que ya había dado una exhibición en el Etihad (fallando un penalti cuando ganaba 2-3) volvió a ser muy superior al conjunto de Guardiola que esta vez careció de la pegada que le salvó en la ida y maquilló un resultado inmerecido para los ingleses.

Jardim volvió a dar una lección a un Guardiola que ya no tiene excusas para su cuarto fracaso histórico seguido en Champions. El de Santpedor que ha tenido a su disposición todo el dinero del mundo ya ha realizado el desembolso total más grande del verano junto a sus vecinos del United, ve como otra vez se queda apeado de manera incomprensible y ante un rival inferior que de nuevo vuelve a sacarle los colores. Este resultado hace que el jeque del Manchester City deba replantearse si ha sido buena idea convertir a Guardiola en el entrenador mejor pagado de la historia y con el desembolso hecho este verano para quedar apeados en octavos de final de la Champions y estar muy alejados del Chelsea en la Premier League donde ya desde hace algún mes han dejado de ser opción para ganar el torneo.

Analizando fríamente la situación el City tiene un problema serio, su defensa, con Stones (el central más caro de la historia) es una absoluto coladero, el centro del campo con Yayá Touré al que tuvo apartado y ahora por necesidad obligatoria tras la lesión de Gündoghan alinea de titular deja mucho que desear, y su mala relación con Agüero que probablemente provoque su salida este verano siendo el mejor jugador citizen no invitan al optimismo. Este City juega mal al fútbol, continúa haciendo experimentos extraños como Zabaleta en el centro del campo o Kolarov de central, posiciones en las que no rinden ni por asomo estos jugadores que parece además que han perdido la confianza en un entrenador con unos métodos que muy pocos casan con ellos. Muy largo este final de temporada para el City que además este fin de semana recibe al Liverpool en lo que puede ser el desastre definitivo.

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