Mal partido del Atlético ayer que vio como se le escapó el empate en su campo en el último minuto. Fue un partido malo del cuadro de Simeone en el que sólo jugó a su nivel (que últimamente es brillante) Thomas. El resto del equipo fue una sombra de sí mismo y estuvo a merced de un Chelsea que marcó el ritmo desde el primer minuto hasta el fatídico último minuto que dejó a todo el estadio cabizbajo y con la sensación de que no se pueden permitir más tropiezos en la competición tras el empate en el Olímpico y la derrota de anoche.
Y todo a pesar de que se puso por delante e incluso en la última jugada del primer tiempo Saúl, que está siendo una sombra de sí mismo en este inicio de liga, desperdició un rechace de Courtois que podría haber supuesto el 2-0 para los rojiblancos. Sin haber creado ninguna ocasión el equipo de Simeone estaba por delante del marcador, pero las sensaciones no eran buenas y Morata y Hazard hacían lo que querían ante la defensa atlética. Así hasta que el madrileño conectó un cabezazo perfecto ante el que nada pudo hacer Oblak. Una vez empatado y tras desperdiciar Cesc al minuto del empate una ocasión clarísima, los de Simeone no fueron capaces de enlazar dos pases seguidos, con un Griezmann especialmente fallón en cada acción que realizó. Ni siquiera los cambios pudieron mejorar la situación de los locales hasta que finalmente, y tras un despropósito de defensa en la última jugada, vieron como el Chelsea se llevaba los tres puntos.
Pero este partido sirve de lección. En Europa los errores se pagan y se debe tomar como una lección para aprender. Hayq eu ver el lado positivo también que jugando el peor partido del Atlético en la competición que se le recuerda estuvo a punto de empatar ante el Chelsea sin hacer prácticamente nada. También es cierto que venía de unas jornadas de máxima exigencia con la visita a San Mamés, el partido ante el Sevilla y el Chelsea anoche. Tres envites muy fuertes en una semana. Ahora solo queda seguir su buena racha en liga ganando su partido del sábado ante el Leganés para espantar posibles fantasmas.