Otra noche para la leyenda de la carrera de LeBron James. Un séptimo partido en casa de los Boston Celtics que habían ganado sus diez partidos de playoffs disputados en el TD Garden, remontando una serie que comenzó 2-0 desfavorable y que se puso 3-2 en contra. Y lo ha hecho el año que peor rodeado está, con un Kevin Love lesionado desde el inicio del sexto partido, y jugando los 48 minutos de este séptimo y trascendental partido siendo además su partido número 100 de la temporada, jugó por primera vez en su carrera los 82 partidos de liga regular.
Y llega así a su octava final consecutiva, cuatro con los Heat y cuatro con los Cavaliers, y la novena en una carrera cargada de partidos grandioso como el de anoche. Se puso el equipo entero sobre sus hombros para anotar 35 puntos capturar 15 rebotes y quedarse a una sola asistencia del triple doble. Un partido descomunal en el que pese a los cambios defensivos propuestos a lo largo del partido por Brad Stevens nadie puedo con el rey, que mandó a unos combativos Celtics de vacaciones.
James aguarda el desenlace de la serie de esta noche entre Rockets y Warriors para ver cuál será su rival por el anillo. Aprovechará estas jornadas de descanso para recuperar fuerzas porque ha habido momentos de la serie en los que se le ha visto muy agotado, pero no ayer, que pese a jugar el partido completo no dio muestras de cansancio en ningún momento. Se anota otro partido legendario más a su carrera y ahora le queda el asalto a un anillo que de conseguirlo se podría considerar una de las mayores gestas deportivas que se recuerdan.