La noticia de la muerte de Kobe Bryant nos dejó tocados emocionalmente a todos los amantes del baloncesto. La mística e algunas superestrellas, que en algunos casos parecen inmortales, nos hacía no querer creer la tragedia que acababa de sucedder. Un accidente de helicóptero en circunstancias extrañas y con hasta 7 pasajeros, incluidos su hija de 12 años.
Pero yo quiero recordar las parte buena de Kobe, los momentos inolvidables para bien y para mal que nos dejó este jugón nacido en Philadelphia, criado en Italia (su padre fue jugador profesional de la NBA y acabó en la Lega Italiana sus últimos años). Siempre un carácter volcánico, difícil de manejar, pero competitivo como pocos, supo cambiar una imagen neutra que había al inicio de su carrera, una imagen que ayudó a cambiar nike (cómo no) con su pseudónimo black mamba.
Pero no hay que olvidar que Bryant gano 5 anillos, perdió dos finales, y prtagonizó la lucha de egos mas encarnizada jamás recordad entre dos jugadores con Shaquille O´Neal, peleó hasta con su entrenador Phil Jackson, y justo antes de resurgir de sus cenizas pensó hasta en abandonar los Lakers por los Clippers. Pero después de todo surgió el mejor Bryant que habíamos visto, una versión menos chupona y mucho más determinante de un escolta que llegó con 18 años a la liga, fue drafteado por los Charlotte Hornetts, y que tras un entrenamiento individual con Jerry West fue traspasado esa misma noche a los Lakers para acabar convirtiéndose en el mejor jugador de la historia de la franquicia.