Ayer se confirmaba la marcha de Morata del Real Madrid rumbo a Londres para recalar en el Chelsea. Petición expresa de Conte, el canterano blanco vuelve a reencontrarse con el entrenador que apostó por él cuando militaba en la Juventus de Turín. Morata así puede ver su deseo de salir del club blanco en busca de minutos concedido en un año pre mundial en el que jugar es básico para poder ir con la selección.
Pero si se hablan de las cifras de traspaso es para asustarse. 80 millones más variables a pagado el equipo de Abramovich por el delantero, una cantidad descomunal por un suplente y que tampoco es un delantero de élite mundial, o al menos no ha tenido los minutos suficientes para demostrarlo. Esto habla de la barbaridad de contrato televisivo que firmaron el año pasado los clubes de la Premier League, el mayor de la historia y que ha convertido a todos los clubes en grandes agitadores de mercado.
Con la llegada del 9 madridista además se puede aclarar más el futuro de Diego Costa, que ya parecía lejos de Stamford Bridge, y que ahora ya con su puesto ocupado parece previsible que su marcha al Atlético sea cuestión de horas. El mercado se ha vuelto loco y ha convertido a Morata como el español más caro de la historia y como la venta más alta del Real Madrid. Y todo por un mercado inflacionado por el maldito contrato televisivo de la Premier.