El Celta realizó ayer un partido casi perfecto en el Bernabéu. Se llevó la victoria en un partido en el que no dejó estar cómodo en ningún momento al Madrid que no supo cómo hacer daño al Celta. Sólo algún centro lateral de Lucas Vázquez muy activo en la primera parte puso algo de peligro a la meta de Sergio, que solventó muy bien cualquier salida a esos centros.
Pero si alguien sobresalió por encima del resto fue Daniel Wass, el danés realizó un despliegue físico mayúsculo todo el partido tapando cualquier posible subida de Marcelo en ataque, y dando siempre alternativas por la banda contraria a los desbordes de Bongonda (pese a que no supieron aprovecharlas sus compañeros), aguantó hasta el último minuto cuando fue sustituido para perder tiempo.
Su partido fue sobervio, todo el terremoto de la noticia de los problemas de Orellana y su exclusión del equipo, no afectó a un Celta que leyó perfectamente el partido, supo qué tenía que hacer en cada momento y desquició a un Real Madrid en el que a lo mejor Zidane no estuvo del todo acertado con los cambios revulsivos, en especial tras el 1-2 cuando introdujo a Kovacic en vez de ir a por el partido con más dinamita teniendo por aquel entonces a Benzema en el banco.