Archivo de la etiqueta: NBA

El doble número de Barry

Hablar de Rick Barry es hablar de un jugadorazo con mayúsculas de la historia de la NBA. Sus logros hablan por sí solos y si algo le caracterizaba a parte de su fuerte carácter era su mítico dorsal 24 que vistió durante toda su carrera tanto en la NBA como en la ABA. Tras una larga carrera en los Warriors (donde consiguió el único anillo para la franquicia hasta la llegada de Curry) y un paso intermedio por la ABA disputó su última temporada profesional en los Houston Rockets.

Allí Barry se encontró con el problema de que la máxima estrella del equipo era un tal Moses Malone, y su dorsal era el 24. Entonces Rick, que tenía en el dorsal 24 su dorsal de la suerte, decidió realizar una de las peticiones más extrañas a la liga. Pidió jugar todos los partidos de casa con el dorsal 2 y todos los partidos de fuera de casa con el 4, portando sutilmente el dorsal 24 de manera indirecta durante toda la temporada.

La liga accedió a la petición y Rick Barry se convirtió en el único jugador en tener distinto número de local que de visitante en la historia de la liga. Años más tarde cuando fue preguntado por esto dijo que ni se planteó pedir a Malone el dorsal 24 (las historias de los dorsales en jugadores NBA tienen siempre un halo de misterio y superstición que traspasa muchas veces el entendimiento humano), pero el pívot durante toda su carrera llegó a utilizar hasta ocho número distintos. Es probable que le hubiera cedido a Barry el dorsal ahorrándose toda la parafernalia del doble número, aunque nos hubiese privado de una de las historias más curiosas de la NBA.

Gracias por todo Calderón

Esta mañana Jose Manuel Calderón ha anunciado en una rueda de prensa junto al presidente de la FEB Jorge Garbajosa que deja el combinado español tras su participación en los juegos olímpicos de Río donde se colgó el bronce. Su importancia en la selección había ido bajando drásticamente hasta adquirir un papel muy residual en el equipo. Estamos probablemente ante el mejor base de la historia de España y miembro de la generación de oro del baloncesto español. El de Villanueva de la Serena ha sido todo un ejemplo durante toda su carrera de coraje superación calidad y sobre todo fiabilidad y lectura de juego. Sus grandes años en el TAU Cerámica de los Scola y Macijauskas le llevaron a dar el salto a la NBA a los Toronto Raptors, donde se convirtió rápidamente en un referente y acabó siendo el mejor asistente histórico de la franquicia.

Tras sus buenos años en la franquicia canadiense pasó por varios equipos en los que le fueron dando un rol más específico, de tirador exterior concretamente, desperdiciando una calidad que pocos bases en la actualidad tienen. Su estilo es a día de hoy contra natura, rodeado de la época de los bases rápidos, explosivos y chupones, él era todo cerebral y correcto, solía estar en el top 3 de ratio pérdidas-asitencias en sus años de Toronto, y su nombre llegó a sonar con fuerza un año para el All-Star. Su rendimiento en la selección siempre fue sublime, formando parte de los grandes éxitos recientes de la ya conocida como ÑBA, aunque se perdió la final de los juegos de Londres por lesión, pero llevó como base titular al equipo a la final contra los EEUU. Tras una brillante carrera y un último traspaso a Los Ángeles Lakers este verano, ha decidido poner punto y final a la carrera con la selección con la que ha compartido 14 años y con la que se ha llevado 8 medallas, 8 medallas como ese número ya imborrable en nuestra memoria del mejor base de la historia de la selección. Gracias por todo Mister Catering.

Eddie Griffin talento inestable

La de Eddie Griffin es otra de tantas historias NBA en las que un prometedor joven con potencial para triunfar acaba tirando todo por la borda. Su vida en este caso está estrechamente ligada a la de su hermanastro Marvin Powel, que acogió a Eddie y a su hermano cuando su madre no pudo ocuparse mucho de ellos debido a su trabajo de enfermera. Fue Marvin el que descubrió el mundo de la canasta a Eddie que pronto demostró maneras para el baloncesto. Y cuando su madre encontró un trabajo mejor se trasladó con Eddie a Philadelphia, aunque su estrechez con Marvin perduró, siendo por el único por el que se dejaba aconsejar Eddie. En el instituto ya destacó y estaba considerado el mejor jugador de Philadelphia desde Wilt Chamberlain (teniendo en cuenta que de allí han salido jugadores como Kobe Bryant, Rip Hammilton o Rasheed Wallace) lo que eran palabras mayores.

Pero pronto comenzó a verse su carácter conflictivo, como cuando a falta de un mes para graduarse se peleó con un compañero de equipo, lo que le costó hacer los últimos meses de High School desde casa y graduarse una semana más tarde que el resto de sus compañeros. Pero su calidad era tan inmensa que estos episodios pasaron sin importancia para las universidades (Griffin llegó a registrar un cuádruple doble: 27 puntos, 11 rebotes, 13 tapones y 10 asistencias en un único partido), y ya allí en su primer y único año tuvo también peleas con compañeros constantemente. Pero es en esa época en la que la vida de Eddie se desmorona. Su hermanastro y mentor Marvin había muerto de un ataque al corazón. Este mazazo se lo tomó demasiado a pecho Griffin autoimponiéndose el cuidado de la familia de Marv, por lo que se decidió a dar el salto a la NBA (se presentó en el draft de Pau Gasol). Allí salió elegido en séptima posición por los Nets que inmediatamente los traspasarían a los Rockets.

La carrera NBA de Eddie fue un resumen de su vida, algún partido que atisbaba el jugadorazo que era unido a numerosas sanciones por posesión de drogas o problemas con compañeros. Todo esto unido en un cóctel de depresión por la muerte de Marvin acrecentado por su adicción al alcohol provocó que un juez de Houston le obligara a estar bajo la tutela de John Lucas y su inclusión en el programa de rehabilitación que el propio Lucas dirigía (Lucas fue número uno del draft de 1976 y tuvo que abandonar su carrera NBA debido a problemas con las drogas). Pero fue inútil, seguía dando bandazos en su vida hasta el 17 de Agosto de 2007.

Antes de ese día ya había protagonizado otro episodio esperpéntico en el que estampó su Bentley contra otro coche tras ir viendo una película pornográfica e ir masturbándose duplicando la tasa de alcohol en sangre. Pero ese día 17 Griffin fue directo con su todoterreno hacia las vías del tren chocando contra el tren muriendo en el acto, nunca se supo si fue un suicidio o sólo a consecuencia de cómo luego se demostró triplicar la tasa de alcohol, pero lo que estaba claro era que Griffin vivió atormentado desde la muerte de Marvin y nunca se repuso de esta privando al baloncesto de un fino ala pívot que pudo haber dominado la liga.

El corazón de Reggie Lewis

Corría el verano 1993 y el baloncesto mundial y en especial la NBA se intentaba recuperar del varapalo de la muerte de la estrella croata Drazen Petrovic, cuando saltó otra terrible noticia, el capitán y jugador franquicia de los Celtics, Reggie Lewis en un entrenamiento con el equipo su corazón dijo basta cayendo fulminado y muerto dos horas después en un hospital de Massachusets. Se cerraba así el verano más trágico que se recuerda en la NBA y se sumaba otra desgracia más para la historia celtic (tras la famosa muerte de la promesa Len Bias).

Lewis llegó a los Boston Celtics en el draft del 1987, en la 22ª selección, y pronto se vio su fuerte personalidad. Llegaba a un equipo en el que compartía posición con su estrella Larry Bird, pero los serios problemas de espalda que comenzó a tener en esta época el alero de Indiana y que le obligarían a retirarse le dieron la oportunidad de jugar minutos a Lewis. Con el paso de las campañas se afianzó como mejor jugador del equipo y capitán tras la retirada del pájaro, y todo hacía indicar que sería el relevo perfecto para los Bird-McHale-Parish para llevar de nuevo a los Celtics a lo más alto.

Pero en los playoffs de 1993 en el primer partido de la primera ronda frente a los Charlotte Hornets, comenzó a sufrir fuertes mareos y malestar en el pecho que le provocaron que se desplomara en el suelo obligándole a retirarse del partido (en ese momento no sabía que iba a ser su último partido). Tras la gravedad de los síntomas se le realizó un exhaustivo chequeo médico en el que se afirmó que su corazón se encontraba en perfectas condiciones para la práctica del baloncesto. Al tiempo se incorporó con sus compañeros a la pretemporada y en un entrenamiento el 27 de Julio ocurrió la desgracia.

Lewis había destacado como un anotador fiable y como uno de los mejores defensores de perímetro de la liga, es el único jugador que llegó a taponar cuatro veces en el mismo partido a Michael Jordan. Pero con él no sólo se iba un joven y prometedor jugador de 27 años, se iba la esperanza Celtic de volver a ser competitivos tras las retiradas de sus grandes figuras de los 80. Una auténtica lástima que un diagnóstico correcto podría haber evitado, quizás le hubiese retirado del baloncesto en aquel momento, pero al menos Lewis seguiría a día de hoy con vida.

Los Blazers que pudieron ser

La franquicia situada en el estado de Oregón, los Portland Trail Blazers, siempre se ha caracterizado por ir acompañada de la mala suerte unida a decisiones erróneas históricas. A la ya conocida selección de Sam Bowie por delante de Jordan en el draft de 1984 (decisión en su momento lógica ya que contaban de escolta con Clyde Drexler y Bowie era un interior muy prometedor) a sus últimas selecciones del draft. Juntaron en el mismo equipo a LaMarcus Aldrige, Brandon Roy y Greg Oden, en lo que podía haber sido un equipo dominador y aspirante al anillo durante muchos años debido a la juventud de sus integrantes, y a la calidad de los mismos, pero otra vez más las desgracias se cebaron con los blazers en forma de lesiones

La estrella del equipo era un Brandon Roy que ya era uno de los mejores jugadores exteriores de la liga, promediando de forma sólida más de veinte puntos por noche y siendo en sus temporadas álgidas el jugador más seguro en el clutch time. Ya era un asiduo del All-Star, pero a sus 27 años sus rodillas maltrechas dijeron basta y se tuvo que retirar del baloncesto por miedo a poder quedarse cojo para el resto de su vida, una auténtica pena que nos privó de los mejores años de uno de los escolta más interesantes y completos de la última década.

Con Greg Oden el caso es más doloroso, se trataba de la elección número uno del draft de 2007 (en el que un tal Kevin Durant fue segundo), y se trataba del hombre interior más prometedor del país en los últimos tiempos, en una NBA cuya tendencia es hacia el small ball y donde los hombres interiores de calidad escasean, surgió Oden, por lo que los Blazers no dudaron en seleccionarle como número uno de su promoción. Pero a lo largo de sus tres primeras temporadas el gigante disputó 80 partidos en total, es decir, no llegó en tres temporadas a disputar los partidos que componene sólo una temporada. En lo poco que jugó se pudo ver algún fogonazo de lo que pudo haber sido de haber estado sano, pero de nuevo los problemas de rodillas frenaban las aspiraciones de los blazers.

Con LaMarcus nunca ha habido queja, ha sido el jugador franquicia hasta su marcha a los Spurs como agente libre, siempre rondando el doble doble de media cada temporada y haciendo competitivos cada año a su equipo. Pero la llegada de Lillard fue tardía para plantearse quedarse y sus aspiraciones de ganar un anillo lo llevaron a irse a Texas. Una lástima porque de no haber existido lesiones estaríamos hablando de uno de los equipos más compensados y con más talento de los últimos años, pero en los Blazers siempre tiene que pasar algo que arruine este tipo de historias.

Simplemente Red Auerbach

Si hablamos del equipo más emblemático y más laureado de la NBA, nos estamos refiriendo a los Boston Celtics, y si destaca alguna figura por encima del resto (y mira que hay figuras en esta franquicia) ésa es la de Red Auerbach. Se trataba de un adelantado a su tiempo, que llevó a su los verdes a sus cotas más altas e inventó infinidad de sistemas nuevos de juego para acumular la friolera cifra de 16 anillos en 29 años. Fue un pionero además con la inclusión de la raza afroamericana en la liga, fue el primer entrenador que seleccionó a un afroamaericano en el draft para la NBA (allá por 1950 con la selección de Chuck Cooper), ya que para él no existían las razas, como llegó a afirmar «Si estos chicos son más fuertes y están más cualificados… ¿cual es el motivo de no contar con ellos?, ¿que son, marcianos?».

Pero si una figura destaca entre las elecciones de Auerbach esa es la de Bill Russell, con el que llevaría a la franquicia de Masachusetts a las cotas más altas vistas y que probablemente se verán en una franquicia con 11 anillos en 13 años (9 de ellos de Auerbach como entrenador y 2 como General Manager). Pero sus inicios en Boston como innovador no fueron fáciles, él había sido como jugador muy discreto y tras entrenar algunos años en St. Albans High School y en la Armada Norteamericana (los NAVY), en la base militar de Norfolk, los Boston Celtics le ofrecieron dirigir su equipo en una época de crisis para los orgullosos verdes. Sus primeras decisiones trajeron consigo la controversia de un público que terminó adorándole como si de un dios se tratara, debido básicamente a sus estrategias de intercambios y trades en las ceremonias del draft, además de por ser el inventor del contraataque y de un juego coral de equipo que encajó tan bien en la filosofía trabajadora de la ciudad.

Pero si una imagen define la figura de Red Auerbach, esa es la del técnico fumándose un puro a falta de pocos minutos cuando el partido estaba ya resuelto, en lo que le gustaba denominar el puro de la victoria, llegó a decirle una vez al mism´simo Larry Bird esta frase «estos puros sólo pueden ser fumados cuando se gana; sino pierden su valor. Para fumarte un sensacional puro de estos, tienes que ganártelo, amigo». Genio y figura sin duda. Era tan icónica su imagen con el puro que en todos los restaurantes de Boston se prohibió fumar salvo si eras Red Auerbach. Desgraciadamente un ataque al corazón en 2006 se llevó a esta gran figura del baloncesto que amó a los Celtics por encima de todo y que vio como se retiraba el número 2 en su amada franquicia en su honor.

Pat Riley y su primer fracaso

Pat Riley, el denominado Rodolfo Valentino por el irrepetible Andrés Montes, desde que dejó de ser jugador se ha caracterizado por ser un tipo al que casi todo le sale bien. Cogió a los Lakers tras la destitución de Paul Westhead, y les hizo ganar cuatro anillos, convirtió a los Knicks de Ewing y Stark en uno de los mejores conjuntos de los 90 pese a no ganar nunca un anillo con ellos y ya en Miami es donde ha destacado su faceta de reclutador de estrellas, primero con la llegada de Shaquille O´Neal, con el que como entrenador volvió a ganar un anillo y luego formó el grandísimo big three con Wade LeBron y Bosh que les llevó a cuatro finales y dos títulos. Hasta aquí todo una carrera de éxito, pero este verano se ha producido un hecho que ha sorprendido a más de uno, y es la marcha de Wade a los Chicago Bulls. El jugador nacido en la ciudad del viento no perdonó que Riley no pusiera como máxima prioridad su renovación después de todo lo que ha dado el 3 a la franquicia (de la que es considerado el mejor jugador de su historia por méritos propios) y terminó por marcharse.

Riley por su parte reconoció públicamente su error y se ha visto obligado a reconstruir de nuevo el equipo tras la marcha del escolta. Los Miami que tenían un proyecto bastante sólido pese a la marcha de Lebron, es cierto que la inesperada explosión de Whiteside ha ayudado mucho a mantener el nivel competitivo, pero se ha visto truncado primero por los problemas de corazón de Chris Bosh, y ahora por la marcha de un Wade que deja un vacío difícil de llenar para los de South Beach. No sería la primera vez que Riley se saca un gran as de la manga pero este año va a ser largo y difícil para los del sur de Florida.

Divac-Petrovic amistad rota

Cuando se habla de Divac y de Petrovic se habla de probablemente la mejor generación del baloncesto FIBA de la historia, una selección yugoslava que durante la década de los ochenta era prácticamente intratable y dominaba con solvencia los torneos. Dos de sus jugadores más destacados, quizás los más junto con Kukoc, eran Vlade Divac y Drazen Petrovic. Ambos jugadores pese a jugar en equipos distintos, el pívot en el Partizan y el base en la Zibona de Zagreb, entablaron una gran amistad durante todos estos torneos nacionales, hasta el punto de que eran siempre compañeros de habitación. Su marcha juntos com casi pionesros a la NBA en 1989 a Los Ángeles y Portland respectivamente les unió más si cabe ya que se apoyaban el uno en el otro para pasar los malos moemntos de la adaptación a otro baloncesto y a otra cultura. Se dice que las llamadas entre ellos eran constantes a lo largo de esos años.

Todo era felicidad entre ellos estaban consiguiendo su sueño de triunfar en la NBA (los primeros años de Petrovic por falta de oportunidades y minutos no fueron muy buenos) y se presentaba además el Mundial de baloncesto de Argentina de 1990. Allí llegaba la selección de Yugoslavia como máxima favorita y no defraudó ganando en semifinales a los EEUU y en la final a la Unión Soviética (aunque hay que recordar que para este torneo los jugadores Lituanos habían declinado ir entre los que se encontraban un tal Sabonis). Hasta aquí todo normal, pero tras el pitido final comenzó la celebración, Divac y Petrovic se fundieron en un abrazo sincero y en esos momentos un cámara con la bandera croata se les acercó, Divac se dio cuenta y le quitó la bandera arrojándola al suelo en señal de que era una victoria de toda Yugoslavia, no de Croacia, algo que sentó muy mal en el país y peor a su amigo y compañero Petrovic que tras este incidente no volvió a dirigir la palabra.

Tras la disgregación de Yugoslavia en el 92 y la muerte de Petrovic en el 93 su relación era nula y en el funeral del mago de Sibenik un gigantón Divac echó a llorar sincerándose con unas declaraciones llenas de sentimiento «Lo que más me duele es que no he podido decirle adiós. Llevábamos sin hablarnos mucho tiempo, y lo siguiente que escuché fue que había muerto. Era como si yo me muriese a la vez. Ha sido lo peor que me ha sucedido jamás, y ya nunca podré arreglarlo». Un duro testimonio fruto de una guerra absurda que separó a dos de los mejores jugadores europeos de la historia.

Marvin Barnes talento desperdiciado

La historia de Marvin Barnes es la de un jugador que por condiciones y calidad apuntaba a lo más alto pero que por su mala cabeza, una dura infancia y sus malas elecciones de compañía llevaron a quedarse por el camino. Ya desde pequeño tuvo que soportar las contínuas palizas de su padre alcohólico a él y a su madre, hasta que según sus propias palabras «Un día me harte de sus golpes y de sus abusos. Lo recuerdo perfectamente. Cumplí los 16 años, así que cogí mi arma calibre 22 y le apunté a la cabeza, sin vacilar. Le dije no me vas a pegar más. Tú tienes tú arma, y yo tengo la mía, así que ahora estamos empatados, viejo». Bajo este ambiente familiar fue destacando en el high school de su Providence natal y por falta de recursos acabó en la universidad de Providence también donde destacó tanto por sus números en la cancha como por los líos en los que se metía fuera de ella. En su 2º año allí fue acusado de agredir a su compañero de equipo, Larry Ketvirtis, con una barra de acero, y terminó por declararse culpable teniendo que indemnizarlo con 10.000 dólares. Pero tras un tercer año magnífico en el que fue líder del país en rebotes además de ser el primer jugador en la NCAA en realizar un partido con 10/10 en tiros de campo, tocaba dar el salto con los profesionales, y en plena guerra entre NBA y ABA, fue elegido como número dos del draft de 1974 por los Sixers, pero paralelamente los St. Louis Spirits también como número dos del draft ABA le seleccionaron, decantándose finalmente por jugar con estos últimos el siempre problemático Barnes.

¿Su rendimiento con los Spirits? simplemente espectacular finalizando la campaña con el galardón Rookie of the Yearllegando a promediar 24 puntos y 16 rebotes de media por partido. Su segunda campaña mejoró incluso sus números siendo seleccionado para el All Star. Pero algo comenzó a torcerse en la cabeza de Barnes, muchos apuntan a que el hacerse rico de la noche a la mañana no ayudó, nada más fichar por los St. Louis, se compró dos coches, en los días soleados, conducía su Rolls Royce dorado, para que brillase aún más, y en los días oscuros conducía su Cadillac oscuro. Tras estas dos campañas fue traspasado a los Detroit Pistons en la NBA donde sus compañeros pronto lo conocerían como «bad news» por sus continuos problemas, a Barnes le fue encontrada una pistola en su mochila, en el Detroit Metropolitan Airport, y por ello tuvo que cumplir 152 días en prisión, en Rhode Island, tras volver de la cárcel, las agresiones a su novia borracho, eran continuas, y rápidamente fue acusado de consumo y tráfico de drogas. Marvin había perdido el norte. Tras esto fue traspasado a los Buffalo Braves donde sus problemas persistieron haciendo que al siguiente verano ningún equipo lo quisiera, pero el gran gurú de los Celtics Red Auerbach creyó poder aprovecharlo todavía.

Craso error ya que Marvin parecía ya irrecuperable, su comportamiento fuera de la pista era insostenible y su rendimiento dentro era muy pobre, en Boston, él mismo, reconoció que, durante algunos partidos con los Celtics, cuando era sustituido, se tapaba la cabeza con la toalla… para esnifar cocaína en pleno partido. Una de las historias más escalofriantes que he escuchado de un deportista. Tras esto fichó por los Clippers, tuvo una aventura en Italia donde fue arrestado por la policía por consumo y posesión de drogas, teniendo, con la ayuda del embajador estadounidense, que huir del pais en taxi por la frontera y coger un avión desde Alemania. Tras mucho tiempo tocó fondo y tras rehabilitarse por completo aconseja y ayuda en su Providence naal a gente con problemas como los que él tuvo. De lo que pudo ser a lo que ha quedado, una auténtica pena la historia de Marvin Barnes.

Manigault el rey de Rucker´s Park (parte II)

Pero si destacó en algún playground ese fue en Rucker´s Park, donde llegó a compartir pista con leyendas como Julius Erving, Earl Monroe, o el mencionado anteriormente Kareem Abdul-Jabbar, se ganaba la vida con apuestas de los partidos y traficando con drogas, y su sueldo a final de mes no tenía nada que envidiar con los de la NBA a la que ya había descartado ir pese a tener aptitudes más que de sobra para ello (muy típico suyo era dejar el dinero de las apuestas en la parte de arriba del tablero a la que él llegaba con suma facilidad alegando que el que quisiera robarle el dinero tenía que ganárselo). Famoso era su mate a día de hoy no imitado por nadie conocido como double dunk que consistía en machacar el balón con la mano izquierda para posteriormente y sin que caiga el suelo cogerlo con la derecha y hundirlo, todo en el mismo salto. Un especialista de este tema como Vince Carter reconoció que es prácticamente imposible imitar semejante dunk. No está nada ma para alguien que no medía mas de 1´87.

Finalmente fue detenido varias veces y tras llegar a ser un verdadero adicto a la heroína que terminó destrozando su vida, acabó viendo la luz y volviendo a su Charleston natal donde se hizo presidente de un grupo importante anti- drogas, y realizó todo tipo de trabajos sociales en su pueblo. Finalmente, en 1998, a sus 53 años, fallecía, en el Bellevue Hospital Center de New York, debido a un ataque al corazón provocado por una vida de excesos con todo tipo de drogas. Aunque aún tuvo tiempo para dejarnos una frase para el recuerdo en una entrevista realizada por el New York Times: «Para todo Michael Jordan hay un Earl Manigault. No todos pueden conseguirlo, y algunos han de caer. Yo fui el fracaso».