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Nuevo Fracaso Philadelphia

Como si se tratara del cuento de nunca acabar, los Philadelphia 76ers han vuelto a fracasar en su intento de conquistar el anillo mucho antes de lo que deberían, en el séptimo partido ante los Atlanta Hawks, y en su estadio con su público. El partido deja varios cadáveres, sobre todo el de Ben Simmons, un jugador que ha demostrado que no está para ser el escudero de Joel Embiid, quizás el único que ha dado algo la talla en este equipo pese a estar renqueante de la rodilla tras el susto de primera ronda ante los Wizards., y el de un Doc Rivers que ha naufragado estrepitosamente desde su salida de Boston tanto en los Clippers como este año en los 76ers.

Y este parece el punto final de un proyecto que siempre aspiró a más pero que nunca llegó a las cotas esperadas. Ahora con Daryl Morey en los banquillos se intentará una reconstrucción fuerte en torno a la figura de Embiid, veremos si con Rivers en el banco, y que necesita imperiosamente desprenderse de los millones asegurados de Simmons a toda costa. Ahora todos se preguntan qué hubiera pasado si hace des veranos hubieran apostado por Jimmy Buttler en vez de por Simmons, dónde estaría este equipo, que con Buttler en el banco se quedó a una canasta, aquella fatídica de Kawhi, de llegar a una final y ganarla debido a las bajas de los Warriors en aquel año.

Pero es momento de mirar hacia delante, es el momento de hacer un proyecto de verdad ganador para una ciudad tan importante como Philadelphia y que lleva desde 2001 sin pisar las finales de la NBA. Ha llovido mucho desde esa época de Iverson, y más aún de la del Dr J y Moses Malone que llevaron al equipo a su único título de la NBA. Es el momento de tomar decisiones drásticas por el bien del equipo y tener claro que todos son prescindibles salvo Embiid. Y a partir de ahí volver a tener un equipo ganador que en los momentos decisivos no se venga bajo como ha pasado a este ya famoso proyecto Trust the Process.

Ben Simmons ha nacido una estrella

La temporada de los Philadelphia Sixers este año por fin está siendo buena. Después de muchos años arrastrándose por la liga tienen por fin balance positivo, y las expectativas en torno al futuro del equipo son elevadísimas. La explosión definitiva de Embiid, al que si las lesiones le respetan es uno de los mejores interiores a día de hoy de la liga, le ha convertido en el principal foco de atención de los medios, pero la verdadera explosión del equipo de Pensylvania tiene nombre y apellidos: Ben Simmons.

El alero, que se perdió todo el año pasado por una grave lesión, ha dejado claro por qué fue número 1 del pasado draft. Su capacidad ofensiva y defensiva se define por sí sola en el último partido ante los Warriors. En ataque era defendido por Draymond Green y en defensa se encargaba de defender a Stephen Curry. Un dato demoledor que define las capacidades de un jugador con capacidad ilimitada para dominar la NBA en muy poco tiempo. Y está rodeado en uno de los mejores entornos posibles para crecer.

Simmons además ha asumido galones desde el primer día siendo el jugador que más rápido consigue un triple doble en un partido de la NBA. Lo hizo en su segundo partido como profesional en la liga. No por nada ya desde su etapa en la NCAA le comparaban con LeBron por su polivalencia y lectura del juego, palabras mayores que Simmons está haciendo que no parezcan un sacrilegio. Veremos cuando le llegue el famoso periodo de bajón en las estadísticas, pero pinta muy bien el rookie de los Sixers.

Joel Embiid hace historia

46/15/7/7. No, no es la combinación de ninguna caja fuerte ni ningún código oculto. Son las estadísticas de Joel Embiid anoche ante los Lakers en lo que se está considerando el partido más completo en la historia de la NBA. Y todo en tan sólo 36 minutos en una nueva exhibición del gigante de los Sixers tras tres años de calvarios por lesiones. Aún así, el pívot sigue afirmando que está al 69% de sus posibilidades todavía, ya que tiene que ir con cuidado por las posibles recaídas de sus maltrechas rodillas.

Los Sixers por fin parecen un equipo competitivo tras años de tankin bochornosos y decepciones constantes. Pero sus picks del draft están dando el resultado esperado y tanto Embiid como Simmons (que también se pasó su primer año en blanco por lesión) están haciendo soñar a los aficionados Sixer con un futuro brillante y un presente competitivo, algo que adolecían desde hace más de un lustro. Mucho tiempo para un equipo que desde la marcha de Iverson no ha vuelto a ser competitivo de verdad.

El trust the process está más vivo que nunca, y ya ha dejado de ser una moda para ser una realidad en la liga. Si las rodillas de Embiid aguantan y Simmons sigue con este nivel de juego entrarán en playoffs e irán quemando las etapas necesarias para convertirse en un equipo aspirante a todo en muy poco tiempo. Pero hasta entonces nos quedará disfrutar delas exhibiciones y animaladas de un Embiid que a día de hoy parece absolutamente imparable.

Los Sixers sin excusas

Los últimos tres años los Philadelphia Sixers han realizado campañas que daban vergüenza, con la sombra del tanking siempre presente, se dejaban ir en busca de una buena elección en el draft. Pero tras tres elecciones potentes en el draft las excusas de plantilla joven ya no sirven, el debut tras dos años en el dique seco de Joel Embiid, más el pujante Nerles Noel y al gran rendimiento que ofreció el joven Okafor que fue el único que disputó a Towns el título de rookie del año, unido al número uno de este draft, Ben Simmons (que dicen de él que es el jugador más parecido a LeBron actualmente), debería llevarles a un salto competitivo, no apra llegar a los playoffs, eso sería una utopía, pero si para no ser los últimos de la NBA otro año más.

Tras varias temporadas para el olvido en Philadelphia están expectantes de ver a un Simmons que promete no dejar a nadie indiferente. Los Sixers necesitan a una estrella NBA que no tienen desde el traspaso que llevó a Iverson a los Nuggets. Estábn en la conferencia más cómoda para conseguir victorias y seguir creciendo, y es un equipo joven y con mucho que demostrar. Los minutos para desfogarse de los novatos serán muchos y con ello la capacidad de crecer antes e ir cogiendo el ritmo NBA más rápido. Si las lesiones respetan al equipo estaremos ante la gestación de uno de los equipos que pretenden llegar a dominar la NBA en algunos años, cuando sus estrellas sean maduras y lleven más de una o dos temporadas a sus espaldas.

Eddie Griffin talento inestable

La de Eddie Griffin es otra de tantas historias NBA en las que un prometedor joven con potencial para triunfar acaba tirando todo por la borda. Su vida en este caso está estrechamente ligada a la de su hermanastro Marvin Powel, que acogió a Eddie y a su hermano cuando su madre no pudo ocuparse mucho de ellos debido a su trabajo de enfermera. Fue Marvin el que descubrió el mundo de la canasta a Eddie que pronto demostró maneras para el baloncesto. Y cuando su madre encontró un trabajo mejor se trasladó con Eddie a Philadelphia, aunque su estrechez con Marvin perduró, siendo por el único por el que se dejaba aconsejar Eddie. En el instituto ya destacó y estaba considerado el mejor jugador de Philadelphia desde Wilt Chamberlain (teniendo en cuenta que de allí han salido jugadores como Kobe Bryant, Rip Hammilton o Rasheed Wallace) lo que eran palabras mayores.

Pero pronto comenzó a verse su carácter conflictivo, como cuando a falta de un mes para graduarse se peleó con un compañero de equipo, lo que le costó hacer los últimos meses de High School desde casa y graduarse una semana más tarde que el resto de sus compañeros. Pero su calidad era tan inmensa que estos episodios pasaron sin importancia para las universidades (Griffin llegó a registrar un cuádruple doble: 27 puntos, 11 rebotes, 13 tapones y 10 asistencias en un único partido), y ya allí en su primer y único año tuvo también peleas con compañeros constantemente. Pero es en esa época en la que la vida de Eddie se desmorona. Su hermanastro y mentor Marvin había muerto de un ataque al corazón. Este mazazo se lo tomó demasiado a pecho Griffin autoimponiéndose el cuidado de la familia de Marv, por lo que se decidió a dar el salto a la NBA (se presentó en el draft de Pau Gasol). Allí salió elegido en séptima posición por los Nets que inmediatamente los traspasarían a los Rockets.

La carrera NBA de Eddie fue un resumen de su vida, algún partido que atisbaba el jugadorazo que era unido a numerosas sanciones por posesión de drogas o problemas con compañeros. Todo esto unido en un cóctel de depresión por la muerte de Marvin acrecentado por su adicción al alcohol provocó que un juez de Houston le obligara a estar bajo la tutela de John Lucas y su inclusión en el programa de rehabilitación que el propio Lucas dirigía (Lucas fue número uno del draft de 1976 y tuvo que abandonar su carrera NBA debido a problemas con las drogas). Pero fue inútil, seguía dando bandazos en su vida hasta el 17 de Agosto de 2007.

Antes de ese día ya había protagonizado otro episodio esperpéntico en el que estampó su Bentley contra otro coche tras ir viendo una película pornográfica e ir masturbándose duplicando la tasa de alcohol en sangre. Pero ese día 17 Griffin fue directo con su todoterreno hacia las vías del tren chocando contra el tren muriendo en el acto, nunca se supo si fue un suicidio o sólo a consecuencia de cómo luego se demostró triplicar la tasa de alcohol, pero lo que estaba claro era que Griffin vivió atormentado desde la muerte de Marvin y nunca se repuso de esta privando al baloncesto de un fino ala pívot que pudo haber dominado la liga.