Noche llena de emociones la de anoche en los Cármenes. Durante muchos minutos el Barcelona se vio fuera de la Copa del Rey apeado por el Granado que disfrutó de una ventaja de dos goles hasta cinco minutos antes de la conclusión del partido. Finalmente dos pases de cirujano de Messi significaron los tantos azulgranas que consiguieron llevar el partido a la prórroga para allí terminar de llevarse el partido y el billete para las semifinales.
Pero si el empate fue agónico no fue más que por la mala suerte que arrastra últimamente el Barcelona y que le está lastrando en la mayoría de partidos debido a que posee una pegada inferior a la de años atrás. Tres disparos al palo unidos a varias ocasiones claras, especialmente la de Trincao, pudieron decantar el partido antes a su favor y no llevar al equipo a una remontada épica. Parece que los de Koeman se han abonado al sufrimiento constante durante todos los partidos del año y no saben cerrar los partidos. Entre Supercopa y Copa todos los partidos a eliminatorias los han vivido con prórrogas merced a su falta de contundencia arriba.
La nota más negativa de ayer fue que se vio el paupérrimo nivel de Umtiti, un central que hace no mucho era un seguro de vida y vital tanto para el Barcelona campeón de todo, como para la Francia campeona del mundo. Su lesión de rodilla parece que definitivamente ha puesto el fin a su carrera deportiva, siendo todavía muy joven. Pero pese a todo el Barcelona no bajó los brazos como acostumbra, los cambios reactivaron al equipo, y la conexión Messi-Griezmann funcionó por fin. Ayer casi se despiden del único título al que aspiran realmente esta temporada, pero finalmente se reengancharon y ahora vuelven a ser favoritos claros sin Atlético y Real Madrid de por medio.