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Chris Washburn y el draft maldito

El draft de 1986 es conocido como el draft maldito por la mala suerte y las tragedias que acompañaron a sus seleccionados. A pesar de ser el draft de Dennis Rodman o Jeff Hornacek o Harper, trajo consigo algunas de las historias más tristes de la NBA. Este draft comenzó con la enorme tragedia de Len Bias, el super alero de los Boston Celtics que se decía que era la mezcla perfecta de Michael Jordan y Larry Bird, y que murió la misma noche de su selección por sobredosis de cocaína en su habitación, y también lo integró el gran Drazen Petrovic, cuyo accidente de tráfico en Alemania nos privó a todos de disfrutarle en sus mejores años.

Pero me quiero detener en la figura de Chris Washburn, el número tres de ese draft que fue seleccionado por los Warriors. Su historia en la NBA es la de un jugador que ha tocó fondo en la vida y que ahora sirve de guía a los jóvenes para que no cometan los mismo errores que él. Washburn aterrizó en la liga después de una buiena carrera en la North Carolina State, donde ya saltó a la fama por rumores sobre que no había realizado la prueba de acceso a la Universidad, pero sólo duró dos años en la liga a pesar de tener talento de sobra para jugar en cualquier equipo. El detonante: Las drogas y el alcohol.

Como él mismo reconoció, pudo ser él Len Bias, ya que hizo lo mismo que el fallecido jugador la misma noche, pero lejos de quedarse ahí, su adicción le hizo ir ebrio y «fumado» en más de una ocasión a los entrenamientos y partidos, lo que le costó la expulsión de la liga y disputar tan sólo 72 partidos en total en la liga. Comenzó ahí su caída a los fondos en los que llegó a vivir como un vagabundo en Houston, comiendo de la basura y viviendo en casas abandonadas. Pero finalmente hace diez años consiguió salir del mundo en el que se había adentrado y a día de hoy es trabaja para una empresa de cobro de hipotecas además de ayudar a ex jugadores NBA que pasaron por su calvario para hacerles ver que para triunfar en la NBA no hace falta sólo talento sino también una cabeza bien amueblada.

Las pistolas de Arenas

Gilbert Arenas nunca fue un jugador «normal», era un jugador maniático con trastorno de sueño que en más de una ocasión los guardas de seguridad del Verizon Center le encontraron practicando tiro a las tres de la mañana debido a que no podí dormir. Pero la historia que aquí se narra raya ya lo obsceno. Todo comenzó en un vuelo de vuelta a Washington cuando Javalee McGee y Javaris Crittenton jugaban a un juego de cartas denominado «Boo-ray». En una mano Crittenton perdió la friolera cantidad de 1100 dólares, que Crittenton no estaba dispuesto a pagar. Por lo que comenzó una discusión en la que Arenas entre risas todavía comentó al rookie: «yo con tu contrato no apostaría esas cantidades; lo necesitas para poder comprarte algo de ropa» a lo que el rookie contestó: «quieres que te dispare en la única rodilla buena que te queda, cabrón?».

Esto pareció quedar en una simple discusión de equipo sin importancia, no pareció haber más roce entre los jugadores de los Wizards hasta que en un partido frente a los Bobcats una jugada en principio intrascendente encendió a Arenas. Crittenton robó el balón y se dirigía hacia la cancha contraria con Arenas al lado, que le pidió el balón para la bandeja pero Crittenton, ignorando a Arenas, no le pasó y finalizó el la jugada. Arenas vio esto como una falta de respeto y como una burla del rookie hacia él delante de «su» público por lo que en cuanto se llegó al descanso del partido se desató la tormenta.

Lo que ocurrió en el vestuario nunca ha terminado de quedar del todo claro pero la versión oficial es que Arenas increpó al rookie y este le replicó a lo que el 0 de los Wizards sacó dos pistolas de la taquilla y apuntó a la cabeza de su compañero y le dijo: «ahora que? ahora quieres que apriete, novato?», pero Crittenton ni corto ni perezoso abrió su taquilla sacó otra arma y contestó: «vale abuelo, ahora hablemos. Yo no soy tu putita!». Se vivió uno de los momentos de mayor tensión en unos vestuarios NBA y los dos jugadores fueron suspendidos lo que quedaba de temporada de empleo y sueldo y inhabilitados hasta que el juicio hacia ellos que había pendiente se resolviese.

Tras esto Arenas firmó por Orlando donde sí hizo buenas migas con Dwight Howard, mientras que Crittenton siguió en su estilo y poco tiempo después de la suspensión fue acusado de asesinar a una niña de 19 años que paseaba a su perro con dos disparos. El jugador alegó que le habían robado el coche y que sabía que el ladrón solía pasear por esa zona y a esa hora, confundiendo a la niña con el ladrón (casi nada).