LeBron ha vuelto a hacerlo, partidazo salvaje para poner el 2-2 en la eliminatoria ante Boston y seguir demostrando que es el jugador más dominante actualmente de la NBA. Él solo se merendó a unos Celtics que fuera del TD Garden son menos batalladores y se vuelven on un rosco de Cleveland y dan mucha confianza a nos Cavaliers que tras los partidos en Massachussets parecían sin opciones de competir ante ellos y sobre todo con muchos problemas en el juego.
James que realizó un mal primer partido en Boston, no ha bajado en los tres siguientes de los cuarenta puntos, algo sobrehumano de un jugador que cada vez está más cerca de ser el mejor jugador de la historia de este deporte. Domina todos los aspectos del juego, muchas veces es incluso él contra el mundo, y pese a estar rodeado de los peores compañeros que se le recuerda sigue llevando a su equipo a las cotas más altas exhibición tras exhibición.
Lo que ocurra en verano (es agente libre) cambiará el rumbo de la NBA, pero a día de hoy quiere llegar a su novena Final de la NBA y octava consecutiva, realizando números de otra época. Cuando más hundido parecían estos Cavs tras no competir en ninguno de los dos primeros partidos de la serie aparece la mejor versión de un James que no se rinde en su lucha por alcanzar las Finales. El quinto suele ser decisivo en todas las eliminatorias igualadas y en este caso cobra una importancia capital ya que el que gane quedará a un solo partido de pasar la serie.