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Repaso en casa

El Betis realizó el mejor partido desde que Quique Setién llegó al banquillo del Villamarín y quizás uno de los mejores de su centenaria historia. El repaso al Barcelona fue más grande de lo que puede decir el voluminoso marcador de 3-4 favorable para los verdiblancos. La primera parte el Barcelona no supo por dónde le venían los ataques de los andaluces que se marcharon a la caseta 0-2 pero bien pudieron ser 3 o 4. Ni siquiera la reaparición de Messi pudo contener el vendaval, donde los que más destacaron fueron los dos carrileros que dispuso el técnico cántabro, Junior y Tello, que dieron una profundidad y atacaron el espacio a la perfección para sacar los colores a la defensa blaugrana.

Aun así el Barcelona se acercó al marcador hasta en tres ocasiones, pero era todo un espejismo, ya que en cuanto se ponían a un gol de su rival, el Betis volvía a golpear con más fuerza. Parecía que con apretar un poco y acelerar el ritmo del partido le bastaba para anotar el gol de la tranquilidad ante un Barcelona que sólo apretó desde la entrada de Vidal más con la garra que con fútbol. Y todo con un Dembélé castigado en la grada, que le hubiera venido a las mil maravillas al equipo para abrir el campo y evitar que el Betis se cerrase tanto en torno a Messi anulando así casi todos los ataques del Barcelona.

Setién sale reforzado tras unas semanas de resultados irregulares, con victorias importantes en la Europa League, pero con unos resultados no tan favorables en Liga que le hacían estar en una posición de la tabla que no se adecúa ni con su calidad ni con su fútbol. Ya el año pasado también dio la campanada ganando en el Santiago Bernabéu, y este año lo ha hecho con todas las de la ley en el Camp Nou, los campos más difíciles de Europa sin duda alguna. Y lo hizo jugando mejor que su rival y con las virtudes que tanto gustan al aficionado culé. Salida de balón desde el portero sin pelotazo y construcción de la jugada hasta llega al área del rival con toques rápidos y directos.

Not in James House

LeBron ha vuelto a hacerlo, partidazo salvaje para poner el 2-2 en la eliminatoria ante Boston y seguir demostrando que es el jugador más dominante actualmente de la NBA. Él solo se merendó a unos Celtics que fuera del TD Garden son menos batalladores y se vuelven on un rosco de Cleveland y dan mucha confianza a nos Cavaliers que tras los partidos en Massachussets parecían sin opciones de competir ante ellos y sobre todo con muchos problemas en el juego.

James que realizó un mal primer partido en Boston, no ha bajado en los tres siguientes de los cuarenta puntos, algo sobrehumano de un jugador que cada vez está más cerca de ser el mejor jugador de la historia de este deporte. Domina todos los aspectos del juego, muchas veces es incluso él contra el mundo, y pese a estar rodeado de los peores compañeros que se le recuerda sigue llevando a su equipo a las cotas más altas exhibición tras exhibición.

Lo que ocurra en verano (es agente libre) cambiará el rumbo de la NBA, pero a día de hoy quiere llegar a su novena Final de la NBA y octava consecutiva, realizando números de otra época. Cuando más hundido parecían estos Cavs tras no competir en ninguno de los dos primeros partidos de la serie aparece la mejor versión de un James que no se rinde en su lucha por alcanzar las Finales. El quinto suele ser decisivo en todas las eliminatorias igualadas y en este caso cobra una importancia capital ya que el que gane quedará a un solo partido de pasar la serie.

Klopp se vuelve a doctorar

Hay entrenadores que son capaces de levantar el ánimo y la tendencia de un equipo con su sola presencia. Y así llegó Jürgen Klopp, tras la destitución por malos resultados de Brendan Rodgers. El técnico alemán se encontró un equipo histórico, pero con una larga sequía de títulos (a excepción de la Champions de 2005), sin un rumbo fijo y sin un proyecto claro para trabajar. Pero con su sola presencia, en sus primeros partidos tuvo los mismos números que Rodgers, pero los aficionados veían algo distinto en el equipo, algo que les entusiasmaba.

Poco tiempo después llevó al Liverpool a la Final de la Europa League que perdió ante el Sevilla. Pero clasificó al equipo para la Champions, sacó la mejor versión de un Philippe Coutinho que no acababa de explotar nunca, y se sacó de la manga figuras de la talla de Emre Can, Firmino, Mané, además de recuperar a jugadores como Henderson o Lallana para la causa. Ya el año pasado no perdió un solo partido ante los 6 primeros clasificados de la Premier, dando además auténticas exhibiciones en muchos de los partidos, y este año salvo el 5-0 ante el Manchester City (debido a la temprana expulsión de Mané), la tendencia es la misma.

Pero tras un inicio de temporada con altibajos (las idas y venidas de Coutinho con el Barcelona le han afectado bastante), se presentaba el Manchester City invicto de Guardiola en Anfield. Y tras una primera parte igualada, la segunda parte fue uno de los mayores meneos que se recuerdan a un equipo de Guardiola. Superado en todo, el City no pudo hacer más que ver como los chicos de Klopp los pasaban por encima merced al mejor contraataque de europa, sello que ya firmó Klopp con el Dortmund. En tan solo cinco minutos le endosó dos goles al City mas un palo que dejaron el aprtido sentenciado, y más cuando Salah puso el 4-1. Finalmente el resultado fue de 4-3 merced a la fragilidad defensiva que siempre muestran los reds y que la llegada de Van Dijk tratará de solucionar.

Con todo la exhibición de un hombre que moldea a sus equipos a su estilo como nadie (ya se vio en el Mainz y en el Dortmund) fue exagerada. El Liverpool ya no es un equipo de mitad de tabla, es un rival temible que en Anfield asfixia a sus rivales con su presión altísima y su contraataque veloz. Klopp triunfa de manera merecida dando lecciones de buen fútbol en cada partido y con menos presupuesto que cualquiera de sus rivales por el título de la Premier (a excepción del Tottenham).

Messi la rompe

Toda Argentina esperaba que su selección ganara anoche a Ecuador y se clasificara para el mundial. Todos se encomendaban a Messi pese a las constantes críticas y faltas de respeto a su figura. Un país entero que no concebía una derrota y no estar en el Mundial ya que supondría un drama nacional y una crisis de grandes dimensiones para el país. Y con todo esto el equipo antes del minuto uno ya había encajado un gol y estaba fuera del mundial.

Pero apareció Messi, veinte minutos de puro arrebato del 10 que dieron la vuelta al marcador con dos golazos, echándose a todo el equipo a la espalda (una vez más), soportando una presión excesiva que jamás debe recaer en su totalidad sobre él, pero que asume con resignación y cumple con creces. Cerró su gran actuación con un golazo de hemeroteca y dejó a su selección clasificada para el mundial de Rusia. Su exhibición le ha granjeado elogios merecidos por todo el globo, pero es la historia de siempre, palos, palos y más palos hasta que es inevitable rendirse a un jugador que pese a que cuenta con compañeros de nivel en el equipo ninguno rinde como debe salvo él.

El mundial 86 de México fue muy parecido, una clasificación difícil e in extremis para una Argentina que contaba con Maradona, y que acabó ganando el torneo. Los paralelismos se pueden ver, un equipo que no rinde bien, una clasificación complicada y el mejor en sus filas. Como bien dijo Sampaoli Messi no debe ningún mundial a Argentina, el fútbol debe un mundial al mejor de la historia. Y Messi seguro que reclama lo que es suyo.

Prueba de fuego para la sub 21

La selección española sub 21 deleitó en su primer encuentro de esta Eurocopa que se disputa en Polonia. El nombre propio fue Marco Asensio autor de una exhibición sideral con hat trick incluido, amén de un Saúl que le sienta muy bien la capitanía y que volvió a abrir el marcador de la rojita con otro tanto de chilena para la galería, parece que no sabe marcar goles normales, sólo golazos este chico.

Pero tras la exhibición ante la debil Macedonia llega la Portugal de Renato y Guedes, las dos estrellas portuguesas fichadas a golpe de talonario por parte de Bayern y PSG respectivamente serán la principal amenaza tras derrotar a la actual campeona del mundo sub 20 y de Europa sub 19 por 2-0 en un partido flojo del combinado luso, pero que habla a alas claras del peligro de este equipo.

Además, Portugal, lleva seis años sin perder un partido oficial en categoría sub 21, lo que da más trascendencia a un partido en un grupo que no da margen de error, una derrota puede mandarte a casa a las primeras de cambio, convirtiendo este partido en trascendental pese a las alturas tan prematuras de torneo que se disputa. Pero esta rojita está preparada y parte a priori con el equipo con mayor potencial y calidad en conjunto y como demostró en el primer encuentro llegan en su mejor momento y con mucha hambre de victoria.

El Ajax vuelve a sonreir

El partido de ayer vivido en el Ámsterdam Arena (a partir de la próxima temporada Johan Cruyff Arena) dejó claro que el Ajax vuelve a conformar un equipo alegre, vertiginoso y con muchísimo gol. Ayer endosó cuatro al Olimpique de Lyon pero pudieron ser otros cuatro más. Fue un baño en toda regla con un vendaval de ataque de unos jugadores que empezaron el partido con un once con poco más de 21 años de media y lo acabó con uno con poco más de 20, sin palabras.

El futuro de este equipo es brillante, aunque probablemente se desintegre entre este verano y el próximo, pero la exhibición de ayer de algunos jugadores fue preciosa. A Dolberg se le cae la clae por los bolsillos y además tiene gol, Traoré es una fuerza de la naturaleza con una zancada digna de ver, la capacidad de llegada de Klaasen es escandalosa el marroquí Ziyech es puro desborde constante, el alemán Younes un quebradero de cabeza y otro s jugadores como Tete, de Ligt o el portero Onana conforman un equipo con una calidad sólo comparable con su juventud.

Es cierto que es un equipo con un ataque devastador pero en defensa sufre mucho, pero este equipo cumple a la perfección la filosofía que instauró Cruyff, y a día de hoy es junto al Mónaco el equipo más vertiginoso de ver. Parece que el equipo volverá a una final europea desde 1996, y lo hará por la puerta grande, tras saber sufrir ante el Schalke en la anterior ronda ganando en la prórroga con un jugador menos. A ver cuanto tiempo pueden retener juntos a estos jugadores, pero hasta entonces sólo nos queda disfrutar.

Enfadar a Messi no es buena idea

Llegaba el Barcelona herido a un Santiago Bernabéu abarrotado y engalanado como merecía la cita. Dejar finiquitada la liga estaba en la mano de los madridistas y el público olía la sangre de su enemigo. La baja de Neymar además animaba a confiar plenamente en los suyos, que llegaban con la moral por las nubes tras la eliminatoria ante el Bayern. Y comenzó el partido como un tiro el equipo de Zidane, con un posible penalti sobre Cristiano en el minuto 2 y con un Barcelona encerrado y sin oler siquiera la pelota.

Pero en esas Marcelo soltó el codo en una jugada con Messi que mereció la roja, y lo dejó en el suelo sangrando por la boca. Esto cambió el semblante y la actitud de un Messi que no llegaba a la cita con las mejores sensaciones. Este incidente provocó que Messi afrontara el partido de otra manera, en modo agresivo, cosa que hacía tiempo que no se le veía. Y vaya si se notó, primero provocando la que debería haber sido segunda amarilla a Casemiro (es inexplicable que este jugador haya acabado tantos partidos librándose de tarjetas más que evidentes) y para hacer el empate a uno en una maravillosa maniobra dentro del área que dejó a todo el Bernabéu en silencio.

Pero ahí no acabó todo, cada vez que cogió la pelota el público notaba el peligro y enmudecía de manera evidente consciente de lo que se le venía encima, en ese momento ya no había quien lo parara y fruto de esa frustración y tras el golazo de Rakitic Sergio Ramos hizo una entrada criminal al argentino. La justificación de algunos es que no le toca pero para mí la roja no tiene discusión, es entrada temeraria a una altura que nos busca la pelota y que por poca parte en dos la pierna del argentino. Pero lejos de acabar ahí tras el gol de James que parecía definitivo apareció en el minuto preferido de los madridistas para aguarles la fiesta y celebrar el gol con una dedicatoria bastante chulesca hacia la grada blanca fruto de la rabia acumulada de los palos y entradas de todo el partido. Lo dicho mala idea despertar a la bestia.

LeBron ya con los más grandes

Con su exhibición durante estas Finales a LeBron ya se le puede considerar el mejor alero de la historia de la NBA, por encima incluso de Larry Bird. Sus números a lo largo de toda su carrera no engañan, ha ido cambiando a sus detractores en admiradores (yo el primero) con un dominio de los partidos en ambos lados de la cancha difícil de ver. Se trata de un alero de 2,06 que puede jugar en las cinco posiciones y lo que es más inverosímil todavía, puede defender a las cinco posiciones también, ninguneado para el premio a mejor defensor del año en dos ocasiones ha mejorado cada campaña en algo de su juego hasta llevarlo a unos niveles insospechados.
 
Cuando se le ve jugar y comienza una penetración todo el mundo sabe que acabará en canasta y eso es algo que sólo los más grandes consiguen, ha mejorado muchísimo su tiro de larga distancia desde que entrara con 18 años en esta competición y sus números de carrera están muy cerca de ser un triple doble. Quizás el hecho de ser tan insultantemente superior físicamente al resto hace que se le resten méritos, pero su lectura del juego, y de los momentos de los partidos es casi perfecta. Domina todas las virtudes del baloncesto, pase, tapón, rebote, penetración, tiro de larga distancia, robo, quizás el único pero que pueda tener es que no sea un asesino en ataque, pero no conozco a ningún jugador de ese estilo salvo Jordan o Bryant que siendo tan letales en ataque sean fiables en defensa, incluyendo a Curry en este segundo grupo que ha dejado que Thomson defienda a Irving durante las finales y el ha sido defendido con éxito por James en muchos momentos.
 
Ha mejorado además su acierto en los minutos finales de los partidos, algo que también le achacaban, además de no perderse prácticamente ningún partido y seguir siendo de los jugadores que más minutos juegan durante cada regular seasson. Esta victoria en las finales además borra de un plumazo su 2 de 6 que llevaba hasta entonces en las Finales y firmando así la venganza de la derrota del año pasado ante los Warriors de un Curry con el que no guarda ningún tipo de buena relación. Se lo merecía un jugador que todo lo que ha hecho desde que llegó a la NBA ha sido para mejorar y alargar una carrera que a día de hoy parece muy lejos de acabar.