Hablar de Marco Reus es hablar de compromiso y amor por unos colores, los del Borussia de Dortmund. El jugador nacido en Dortmund, canterano del equipo negriamarillo, era un apasionado del equipo de la ciudad, el Borussia, desde pequeño siempre iba con su tío al Westfalenstadion, concretamente a la zona del muro amarillo, y era un hincha más del equipo y se prometió que jugaría algún día en el primer equipo.
El camino no fue fácil, tuvo que fogearse fuera, especialmente en el otro Borussia, el de Mönchengladbach, pero ahí se convirtió en el mejor proyecto de jugador. Klopp, por entonces técnico del Dortmund lo repescó para conformar el mejor tridente de la historia del conjunto de la cuenca del Ruhr con Lewandowski y Götze. Fue capaz de llevar al equipo a la Final de la Champions de 2013, donde caerían ante el Bayern tras un gol de Robben a un minuto para el final.
En ese momento era uno de los jugadores más codiciados de Europa, su proyección era imparable, y sus compañeros de equipo y su entrenador estaban saliendo del equipo hacia otros más poderosos económicamente. Todos los grandes conjuntos llamaron a su puerta pero siempre respondió lo mismo, «El amor que siento por el Borussia no se puede comprar, jamás jugaré en otro equipo que no sea este». Nunca quiso cambiar de colores pese a las ofertas mareantes y renunció a ganar más títulos por su felicidad personal, lo que le ha llevado al olvido del aficionado.
Las lesiones además le privaron de conquistar el Mundial de Brasil con Alemania, donde era el mejor jugador de la Mannschaft, pero la rotura de los ligamentos de su tobillo derecho le trajo por el camino de la amargura desde entonces. Pero cuando ha podido tener continuidad ha sido un jugador excepcional que siempre ha marcado la diferencia y que ha sido el mayor dolor de cabeza para un Bayern de Múnich que siempre suspiró por él. Una carrera que merece mención por no elegir el camino fácil pese a que eso le haya llevado al ostracismo de la prensa, pero que ha sido uno de los más grandes en la última década. Que no quede en el olvido.