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Golpe de realidad

El Manhester United, el club más rico del mundo, el gran dominador del fútbol inglés las últimas dos décadas, se ve superado por todos los rivales a los que otrora dominaba con mano de hierro. Especialmente dolorosa es su relación con el vecino Manchester City. Los sky blues han sido siempre un rival menor para los red devils, incluso con la compra del equipo por parte del jeque, el United seguía imponiéndose con asiduidad y continuaba conquistando Premier Leagues. Pero tras la marcha de Alex Ferguson del banquillo de Old Trafford todo cambió para el equipo, ni Moyes ni Van Gaal ni mucho menos Mourinho, que además va a dejar consecuencias nefastas la estancia del luso en el banquillo, han sabido reconducir a la senda de la victoria al equipo más rico del mundo.

El derbi de esta tarde dejó muy clara la superioridad del City, que con un partido nada extraordinario se llevó de calle un partido en el que los visitantes sólo tiraron a puerta merced a un penalti absurdo de Ederson sobre Lukaku que transformó Martial. El resto del tiempo fue una tortura para el United donde se evidenció que no juegan a absolutamente nada, se dedican a dejar que el tiempo transcurra y cuando el rival se adelanta en el marcador no varían su primitivo plan lo más mínimo. Y por si esto fuera poco, ayer Pogba estaba en la grada y desde el club lo intentaron maquillar como unas molestias, pero estaba claro que es otra nueva disputa entre el jugador francés y Mourinho, tónica habitual durante toda la temporada.

Ahora mismo está ocho puntos de los puestos de Champions League, ya descartado para el título y con serias dudas de pelear por la cuarta plaza, mientras que en la Champions su inesperada e inverosímil victoria ante la Juventus hizo que tengan todas las oportunidades intactas para pasar de ronda, ganando al Young Boys en Old Trafford serán equipo de octavos del torneo continental. Pero por otro lado ya fueron eliminados por un conjunto de tercera de la Copa de la Liga por lo que las sensaciones que se desprenden de esta temporada son muy malas.

Hemos perdido el norte

Se confirma que Kepa Arrizabalaga se convierte en nuevo jugador del Chelsea previo pago de 80 millones de euros en la sede de la Liga (su cláusula) convirtiéndose en el portero más caro de la historia y en el traspaso más alto por un jugador español realizado jamás. Todo ello tras haber disputado más partidos en segunda división que en primera lo que hace evidente la inflación que ha sufrido el planea fútbol tras la barbarie desembolsada por Neymar el verano pasado.

Kepa deja así el Athletic tras haber renovado en Enero pasado con el club bilbaíno tras las tentativas realizadas por el Real Madrid que querían aprovechar que este verano el guardameta vasco quedaba libre para poder firmar con cualquier equipo. Una situación similar a la que ha vivido Courtois y que ha llevado al Chelsea a afrontar este desembolso excesivo y que junto con el de Allison al Liverpool hacen que los años venideros las distancias entre los grandes clubes más los de la Premier (gracias al acuerdo televisivo astronómico alcanzado) se conviertan en insalvables en muy poco tiempo.

Para Kepa es cierto que es un paso adelanta en su carrera, además de estar convencido de tener más posibilidades de ser titular con España en un equipo internacional y con más eco mediático que su Athletic, pero el poso que deja un desembolso así, por un portero, es preocupante. El fútbol por desgracia hace tiempo que dejó de ser un deporte para convertirse en un negocio que está cargándose toda la emoción y competitividad que tanto atraía años atrás.

Mourinho y su cuento de siempre

Un año más no ha comenzado la Premier League y Mourinho ya ha comenzado a llorar por problemas de fichajes y de calendario. La historia de todos los años se repite, aunque lo curioso es que este año se da antes que nunca, antes incluso de que comience la temporada. El técnico luso, tras ser vapuleado por el Liverpool 1-4 en Portland, comentó en rueda de prensa que había dado una lista de cinco fichajes a los dueños del club y que a su vuelta de vacaciones no había recibido ninguno, y que tampoco ya lo esperaba.

Lo que se olvida Mourinho es de que lleva dos años realizando inversiones titánicas para el primer año entrar en Champions gracias a ganar la Europa League (ya que vías Premier quedó quinto muy alejado de la cuarta plaza) y que el año pasado tras los fichajes millonarios de Lukaku, Lindeloof o Matic, más la incorporación en invierno de Alexis Sánchez a petición expresa de Mourinho, y el técnico fue apeado en los octavos de final de la Champions ante el Sevilla en su propio estadio y en ningún momento llegó a ser rival del Manchester City en la lucha por la Premier League. Un bagaje paupérrimo para la inversión realizada.

Con todo el de Setúbal tiene la desfachatez de insinuar que va a ser incapaz de aspirar a ningún título, que con su plantilla actual (tiene a varios jugadores de vacaciones todavía por el Mundial) no se ve capaz de ganar el primer partido de Premier League ante el Leicester y que todo vuelve a estar en su contra. Como si alguien perdiese un minuto en hacer la vida imposible a un entrenador que lleva años de capa caída, que ya no es el que era y al que parece que pese a renovar su tiempo en el banquillo de Old Trafford no será tan largo como él sospechaba.

El Arsenal se dispara al pie

22 años después el Arsenal tendrá en su banquillo a un entrenador que no será Arsene Wenger. La búsqueda de un sustituto entre los que han sonado Luis Enrique, Tuchel o incluso Arteta, han terminado con la confirmación del fichaje del vasco Unai Emery. Emery llega al equipo gunner tras salir por la puerta de atrás del PSG tras no haber sido capaz de pasar de octavos de final con el macroproyecto parisino, y sin ser capa de ganar el flojo campeonato francés en un primer año marcado por el ridículo del Camp Nou donde se dejó remontar un 4-0 favorable de la ida.

La opción de Emery para el Arsenal no le va a dar ningún tipo de salto cualitativo a un equipo necesitado de un cambio drástico de rumbo y de tendencia ya que llevaba estancado algún tiempo. Emery es un novato en el campeonato inglés, además de no haber demostrado ser un gran competidor en los torneos regulares (con el Sevilla siempre iba a la Europa League salvo en la campaña de su marcha) y nunca ha sabido competir ante los grandes rivales, donde siempre ha demostrado falta de valor. Este mismo año con el partido controlado en el Bernabéu desestabilizó a todo el equipo y acabó perdiendo el partido por 3-1 merced a sus directrices miedosas de echar al equipo atrás.

El Arsenal tampoco tiene una plantilla para pelear quizás por los cuatro puestos de acceso a la Champions, y los directivos del Arsenal han querido dejar los mandos del equipo a un entrenador al que se le dan mejor los equipo medios que los grandes equipos. Me temo que el Arsenal no va a salir de esa zona media de la liga y no va a dar ese salto cualitativo que tanto se le exigió a Wenger en su último tramo de la temporada. Emery no está preparado para coger las riendas de ningún equipo que quiera aspirar a ser un grande. Por lo que esperan más años mediocres para un Arsenal que le esperan tiempos duros con su nuevo inquilino en el banquillo.

Mal de altura del Nápoles

El VAR acabó con las aspiraciones de conseguir el scudetto para el Nápoles este domingo. A los cinco minutos de partido el árbitro acudió al sistema VAR para rearbitrar una jugada dudosa y terminó expulsando al central Koulibali, héroe la jornada anterior con su gol en el descuento a la Juventus. Así el Nápoles fue un muñeco de trapo en manos de una Fiorentina que goleó sin piedad al segundo clasificado sepultando todas sus aspiraciones al título.

Y si hubo un héroe que terminó con los sueños del Nápoles fue Gio Simeone, autor de su primer hat trick en Italia, y que cuajó un partido excepcional. Los de Sarri acusaron la baja del central y apenas inquietaron la meta viola. Las acometidas de Mertens, Insigne y Callejón fueron escasas y casi siempre con poco peligro, lo que hizo que la Fiore se volcara hacia la meta de Reina sin miedo a las posibles contras.

De lo que pudo ser a lo que terminó siendo, el sábado la Juventus salvó el triunfo en el Meazza remontando el 2-1 en los últimos instantes, y el Nápoles desaprovechó la ocasión de meter presión a los juventinos perdiendo en Florencia. Quedan cuatro jornadas y la diferencia es de cuatro puntos, lo que deja casi finiquitada la serie A para los chicos de Allegri por séptimo año consecutivo. Otro año más el Nápoles que se queda a las puertas del título de liga.

La Juventus arregla el estropicio

Parecía que el partido en el Giuseppe Meazza estaba resuelto en el minuto 12 de partido, cuando ya con el gol de Douglas Costa en el marcador, el árbitro pedía el VAR y terminaba expulsando correctamente a Matías Vecino tras una entrada salvaje a Mandzukic. Este panorama dejaba helado a los aficionados del Inter y a los del Nápoles, que veían que la Juventus iba a ganar plácidamente en su salida más complicada para tratar de recortar puntos.

Pero la segunda parte (la primera acabó con un gol anulado a Matuidi correctamente por fuera de juego) empezó el Inter como un vendaval. Primero fue Icardi el que conectó un cabezazo a la red de Buffon y con el subidón, Perisic dribló a Cuadrado para centrar con veneno al área juventina y Barzagli eterminó introduciéndose el balón en su portería. Estalló el Meazza y en Nápoles se frotaban los ojos, esta derrota hacía que dependieran de ellos mismos para levantar la Serie A.

Pero en sólo seis minutos, los que transcurrieron del 83 al 89, Cuadrado e Higuaín frustraron a los hinchas interistas y bajaron de la nube a los napolitanos como mejor saben hacer, en los últimos minutos, con el partido más trabado posible y llevándose una victoria que vale un título. Y vaya si fueron conscientes que lo celebraron como si de una final se tratase al pitar el árbitro el pitido final. Aún queda la salida al Olímpico ante la Roma, pero esta Juve quiere la séptima consecutiva.

El Nápoles no se rinde

Espectacular final ayer en el partido por el título de la serie A en el Juventus Stadium. El Nápoles segundo a cuatro puntos de la Juventus, venció en el último suspiro gracias a un cabezazo inapelable de su central Koulibaly, que le vale para colocarse a un solo punto de los bianconeri y apretar las últimas cuatro jornadas de la liga. Conseguían así los de Sarri ganar el partido y salvar el match ball por una Serie A que se ha convertido en el único campeonato con un final de emoción de las grandes ligas.

Aún así la Juventus sigue con ventaja, pero sus cuatro jornadas son más complicadas que la de su perseguidor napolitano. Los de Allegri visitan el Giusseppe Meazza este fin de semana para medirse a un Inter que se está jugando entrar en Champions League contra los dos equipos de Roma. Además se enfrentará en casa ante el Bolonia y después visitará el Olímpico, donde le esperará la Roma, que puede estar clasificada ya en ese momento para la final de la Champions y con la moral por las nubes, mientras que en la última jornada recibirá al Hellas Verona.

El Nápoles por su parte recibirá la Fiorentina en San Paolo y tendrá que visitar al siempre difícil Torino para acabar la liga recibiendo a la Sampdoria y viajando a Crotone. Un camino más asequible que el de la Juve, que tras verse con cuatro puntos y media serie A en el bolsillo, se complicó la vida en el último minuto de ayer y ve peligrar su séptimo scudetto consecutivo. Mucha emoción para un campeonato que este año ha reverdecido de nuevo y está recuperando poco a poco el buen nivel que tenía en la década de los 90 y el 2000.

El Tottenham tiene sombra

Tras la victoria en Stamford Bridge de hace unas semanas parecía que el Tottenham dejaba sentenciada la cuarta plaza que da acceso a la Champions League en detrimento del Chelsea. Con la victoria cogía un colchón de siete puntos sobre los vecinos del sur de Londres que parecía definitivo. Pero su tropiezo entre semana ante el Brighton, unido a los malos momentos que ha ido atravesando el equipo han hecho que los de Conte se coloquen a cinco puntos de nuevo y estén al acecho de esa cuarta plaza.

Parece complicado que la pierda, pero el Tottenham no es un equipo que soporte bien la presión, y no está terminando bien además la temporada. Su eliminación ante la Juventus supuso un fuerte mazazo y a partir de ahí salvo la gran victoria en el derbi no han levantado cabeza. La vuelta de Lamela además ha desplazado al jugador más en forma del equipo, el coreano Son, al banquillo incomprensiblemente, y el equipo se ha resentido, merced también a la floja temporada que ha realizado la estrella Dele Alli (aunque fue autor de dos de los goles en Stamford Bridge).

Pochettino tendrá que controlar las últimas jornadas de su equipo para no perder esa preciada cuarta plaza, ya que el futuro del equipo, unido a que el año que viene estrenarán su nuevo estadio (han estado toda la temporada jugando a préstamo en Wembley) dependen de jugar la Champions League el año que viene. Si quieren retener a Harry Kane y Dele Alli deberán aguantar las últimas jornadas la persecución de un Chelsea que va a ir con todo a por la cuarta plaza.

Conte sentenciado

Ayer el derbi de Londres entre Chelsea y Tottenham dejó muy tocado al conjunto blue. Los de Conte, que se pusieron por delante en el marcador y fueron muy superiores durante los primeros 45 minutos, vieron como sus posibilidades de disputar la Champions del año que viene prácticamente se esfumaron con esta derrota que los aleja ya a ocho puntos respecto al cuarto clasificado y les deja con la Carabao Cup como único título al que aspirar esta misma temporada.

Ha sido un año complicado para los de Conte, tras ser absolutos dominadores de la Premier el año pasado, igualando el récord de victorias consecutivas de la Premier, el verano fue movido, con movimientos muy poco entendibles, y con decisiones más que discutibles (lo de Diego Costa no hay quién lo entienda, además de las salida de Matic), y rumores constantes de cese de un entrenador al que el presidente ni dirige la palabra, según fuentes cercanas al club.

Este palo de quedarse fuera de la Champions obligará a invertir fuerte este verano por parte de Abramovich, además de la dificultad de retener a todas sus estrellas sabiendo que el año que viene sólo disputarán la Europa League. Una lástima cómo va a acabar el periplo del buen entrenador italiano en el club inglés, en el que tanto ayer como en la eliminatoria de Champions ante el Barcelona mereció más que derrotas. Es lo que tiene el fútbol, que es de todo menos justo.

86 millones siguen sin solucionar el problema

El Liverpool sigue teniendo los problemas de siempre. Hoy se ha visto de nuevo su gran talón de aquiles en su duelo ante el Tottenham. Capaz de generar peligro en ataque constantemente e incapaz de saber mantener un resultado gracias a su defensa. Ni con la llegada de Van Dijk que fue titular en este partido se ha solucionado el problema atrás que tiene Klopp, que deberá fichar urgentemente un portero en la próxima ventana de fichajes veraniegos tras demostrarse una temporada más que ni Klavan ni Mignolet están al nivel de un aspirante al título de la Premier.

Aún así el Liverpool sufrió dos penaltis en contra tras sendos piscinazos de Kane, además de uno bien sancionado con amarilla para Dele Alli, que está firmando una temporada más que discreta. Klavan además pudo para una de las dos penas máximas a un enrachado Kane, que volvió a ser el motor del equipo de Pochettino que este año parece más centrado en la Champions que en la Premier, en parte también por la mudanza de su estadio y el hecho de tener que jugar como local en el estadio de Wembley, al que les costó coger el punto (se llegó a hablar asta de maldición para ganar).

Pero el partido volvió a dejar la misma sensación que ronda desde hace ya varias temporadas al club de Anfield, que tiene una delantera letal, a la altura de los mejores equipos del continente, pero que atrás son muy débiles, lo que les condena al empate o la derrota en muchos partidos que deberían de ganar con holgura. Este verano debe ser el de la reestructuración en la portería y en la defensa de un club que ya sí que sí debe ser un aspirante a todo, aunque sólo sea por historia