El Atlético de Madrid perdió una gran oportunidad el domingo en el derbi de dar un puñetazo en la mesa y escaparse más en la carrera por conseguir la Liga. Dominó el partido desde el comienzo, con una gran primera parte, y unos veinte minutos de la segunda donde mereció más premio para llegar con más ventaja a los minutos finales. Justo a raíz de los desafortunados cambios de Simeone el Atlético cedió los últimos veinte minutos de su juego a su rival y acabó pagándolo con un empate in extremis que dejó sabor a derrota.
Cuando la tablilla de cambios señaló a Thomas Lemar y minutos después a Yannick Carrasco el mensaje que dio el entrenador al equipo es de replegar atrás y ceder el balón, cuando lo estaba acaparando y el vendaval ofensivo era muy grande sobre la portería de Courtois. Eran los mejores momentos del conjunto rojiblanco y su técnico trastocó al equipo y le hizo perder todo el dominio y control que tenía sobre el mismo, provocando que el Madrid pudiera dar un paso adelante y empezar a tocar más en el medio.
Pese a todo el Atlético en el global del partido fue superior, se recuperaron las buenas sensaciones con su once de gala (quizás sólo falta Giménez en el centro de la defensa de tres) y sigue dependiendo de sí mismo con un buen margen si no sufre otra pájara como la de Febrero pasado. Viene ahora un tramo complicado, con la vuelta en Stamford Bridge, donde tendrá que ir a remontar el 0-1 cosechado en Bucarest, y la visita al Pizjuán en dos semanas. Ese periodo es clave para ver las aspiraciones finales del conjunto rojiblanco que parece recuperarse del serio bache que pasó por las lesiones y Covid que atravesó su plantilla.