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Payasada injustificada

Nadie que hubiera visto el partido completo de anoche en el Allianz Stadium podría explicar cómo el Manchester United de Mourinho se llevó la victoria sobre la Juventus en el partido de Champions. El equipo inglés fue vapuleado futbolísticamente por la Juventus, que estrelló dos balones a la madera, y que se puso incluso por delante en el marcador. Tuvo el equipo italiano todo el partido controlado, el United no inquietó en ningún momento la portería de Scézcny, y parecía que el pleno de victorias en esta fase de grupos para los de Allegri era segura cuando Cristiano conectó esa bolea espectacular en la red de De Gea, que ya oficialmente va a tener pesadillas con el portugués tras el hat trick que recibió en el Mundial por parte del luso.

El United realizó un partido pésimo, es un equipo sin idea, plano, casi primitivo que no tiene la más mínima creatividad para enlazar tres pases consecutivos, sólo fía todo su fútbol a pelotazos y luchar los rechaces de los mismos, algo que es ridículo teniendo el cuenta el nivel de la plantilla y el desembolso realizado en esta plantilla. Mourinho además vuelve a salvar otro match ball para su despido gracias a este incomprensible resultado, en el que además se dio el lujo de desafiar a la incrédula afición rival poniéndose la mano en el oído en un gesto chulesco y totalmente innecesario para un partido en el que no hubo bronca en ningún momento tanto en la ida como en la vuelta.

Pero el portugués siempre tiene que poner su guinda incluso cuando pese a su estilo y su fútbol soporífero el resultado milagrosamente le sonríe, e incluso la clasificación para los octavos parece más factible que nunca para los diablos rojos, que con la derrota en su estadio se habían complicado sobremanera, pero que salen muy reforzados de este inmerecido resultado. Es cómico ver como un entrenador es víctima de sí mismo y de su ego, y lo de Mourinho es algo nunca visto, el personaje ha devorado al propio entrenador que está en un estado permanente de nerviosismo y provocación que hace que todo su equipo esté en su contra. Una situación absolutamente surrealista.