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Payasada injustificada

Nadie que hubiera visto el partido completo de anoche en el Allianz Stadium podría explicar cómo el Manchester United de Mourinho se llevó la victoria sobre la Juventus en el partido de Champions. El equipo inglés fue vapuleado futbolísticamente por la Juventus, que estrelló dos balones a la madera, y que se puso incluso por delante en el marcador. Tuvo el equipo italiano todo el partido controlado, el United no inquietó en ningún momento la portería de Scézcny, y parecía que el pleno de victorias en esta fase de grupos para los de Allegri era segura cuando Cristiano conectó esa bolea espectacular en la red de De Gea, que ya oficialmente va a tener pesadillas con el portugués tras el hat trick que recibió en el Mundial por parte del luso.

El United realizó un partido pésimo, es un equipo sin idea, plano, casi primitivo que no tiene la más mínima creatividad para enlazar tres pases consecutivos, sólo fía todo su fútbol a pelotazos y luchar los rechaces de los mismos, algo que es ridículo teniendo el cuenta el nivel de la plantilla y el desembolso realizado en esta plantilla. Mourinho además vuelve a salvar otro match ball para su despido gracias a este incomprensible resultado, en el que además se dio el lujo de desafiar a la incrédula afición rival poniéndose la mano en el oído en un gesto chulesco y totalmente innecesario para un partido en el que no hubo bronca en ningún momento tanto en la ida como en la vuelta.

Pero el portugués siempre tiene que poner su guinda incluso cuando pese a su estilo y su fútbol soporífero el resultado milagrosamente le sonríe, e incluso la clasificación para los octavos parece más factible que nunca para los diablos rojos, que con la derrota en su estadio se habían complicado sobremanera, pero que salen muy reforzados de este inmerecido resultado. Es cómico ver como un entrenador es víctima de sí mismo y de su ego, y lo de Mourinho es algo nunca visto, el personaje ha devorado al propio entrenador que está en un estado permanente de nerviosismo y provocación que hace que todo su equipo esté en su contra. Una situación absolutamente surrealista.

Piqué se pasa de la raya

Nunca ha sido santo de mi devoción Gerard Piqué, ni como jugador (me parece que está bastante sobrevalorado desde hace mucho tiempo) ni como persona. Su intento de ser siempre noticia a través de redes sociales y motivos extradeportivos en vez de serlo por lo que se dedica, que es el fútbol, hacen que se gane muchos enemigos innecesarios, gente que ya está harta de él no por ser del Barcelona o por ser defender la independencia de Cataluña sino por ser una persona inoportuna y cobarde.

La última perla ha sido con la sanción de Messi, ha intentado desviar la atención e intentar tildar de injusticia un hecho evidente acusando de corrupción a toda la cúpula del Real Madrid. No es una acusación cualquiera ni alguna pequeña provocación como nos suele tener acostumbrados, esta vez es algo grave y alguien debería meter mano en el asunto. El Real Madrid no va a entrar en el juego Piqué pero bien podría denunciarle por acusaciones falsas y por intentar desprestigiar su imagen públicamente sin ningún fundamento.

Y como digo todo viene a raíz de la sanción más que merecida a Messi, en la que insulta reiteradamente a un linier durante un partido. No entiendo qué esperaba Piqué que sucediese, no sancionar a Messi sí sería una injusticia enorme. Lo más triste además es que en el Barcelona esta vez han apoyado al central y sus declaraciones dejando en muy mal lugar la imagen del club y dando sensación de rabieta de niño pequeño con todo este embrollo. Y todo por Piqué otra vez, que tío más pesado.