Hay entrenadores que son capaces de levantar el ánimo y la tendencia de un equipo con su sola presencia. Y así llegó Jürgen Klopp, tras la destitución por malos resultados de Brendan Rodgers. El técnico alemán se encontró un equipo histórico, pero con una larga sequía de títulos (a excepción de la Champions de 2005), sin un rumbo fijo y sin un proyecto claro para trabajar. Pero con su sola presencia, en sus primeros partidos tuvo los mismos números que Rodgers, pero los aficionados veían algo distinto en el equipo, algo que les entusiasmaba.
Poco tiempo después llevó al Liverpool a la Final de la Europa League que perdió ante el Sevilla. Pero clasificó al equipo para la Champions, sacó la mejor versión de un Philippe Coutinho que no acababa de explotar nunca, y se sacó de la manga figuras de la talla de Emre Can, Firmino, Mané, además de recuperar a jugadores como Henderson o Lallana para la causa. Ya el año pasado no perdió un solo partido ante los 6 primeros clasificados de la Premier, dando además auténticas exhibiciones en muchos de los partidos, y este año salvo el 5-0 ante el Manchester City (debido a la temprana expulsión de Mané), la tendencia es la misma.
Pero tras un inicio de temporada con altibajos (las idas y venidas de Coutinho con el Barcelona le han afectado bastante), se presentaba el Manchester City invicto de Guardiola en Anfield. Y tras una primera parte igualada, la segunda parte fue uno de los mayores meneos que se recuerdan a un equipo de Guardiola. Superado en todo, el City no pudo hacer más que ver como los chicos de Klopp los pasaban por encima merced al mejor contraataque de europa, sello que ya firmó Klopp con el Dortmund. En tan solo cinco minutos le endosó dos goles al City mas un palo que dejaron el aprtido sentenciado, y más cuando Salah puso el 4-1. Finalmente el resultado fue de 4-3 merced a la fragilidad defensiva que siempre muestran los reds y que la llegada de Van Dijk tratará de solucionar.
Con todo la exhibición de un hombre que moldea a sus equipos a su estilo como nadie (ya se vio en el Mainz y en el Dortmund) fue exagerada. El Liverpool ya no es un equipo de mitad de tabla, es un rival temible que en Anfield asfixia a sus rivales con su presión altísima y su contraataque veloz. Klopp triunfa de manera merecida dando lecciones de buen fútbol en cada partido y con menos presupuesto que cualquiera de sus rivales por el título de la Premier (a excepción del Tottenham).