Los Golden State Warriors dejan las serie por el anillo prácticamente cerradas tras asaltar el Quicken Loans Arena de los Cleveland Cavaliers en una actuación extraterrestre de un Kevin Durant que ya fue el verdugo en este mismo escenario, en el mismo partido y de la misma manera el año anterior. Un triple devastador a escasos segundos para la conclusión que daban la victoria a los de la bahía y terminaban de hundir a unos Cavaliers que han sido mucho más competitivos y mucho más fuertes de lo que todo el mundo esperaba.
En el primero y en el tercero han muerto en la orilla, si había algún atisbo de poder remontar la serie por parte de los Cavaliers Durant se ha encargado de aniquilarlo. El de Washington que tuvo un primer encuentro muy flojo, ha despegado con dos grandes actuaciones en el segundo y en el tercero especialmente, que ha valido para que los Warriors puedan llevarse por la vía rápida el anillo por segundo año consecutivo y por tercera vez en los últimos cuatro años, lo que habla a las claras del poderío de un equipo que esta ya entre los mejores de la historia por nombres y por resultados.
De no haber sido por el 35 quién sabe si los Cavaliers de LeBron se hubiesen llevado el tercer encuentro y poner así emoción a la eliminatoria. Estos todopoderosos Warriors pese a contar con Curry sin Durant hubiesen sufrido sobremanera para ganar a estos aplicados Cavaliers y no creo que hubiesen tenido ninguna opción ante los Rockets. Durant ha convertido este gran equipo en una dinastía que todavía no conoce una derrota en serie de playoffs desde que aterrizó Durant procedente de Oklahoma.