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Simeone revierte el problema

Nadie a principio de temporada podría augurar una temporada tan digna del Atlético. Segundo en Liga y ganador de la Europa League cuando en verano no pudo reforzarse con ningún jugador, con un cambio de estadio que obligó al equipo a jugar las tres primeras jornadas de Liga de manera consecutiva en campo rival, con el culebrón de Diego Costa sin terminar hasta bien entrado Octubre y con la mayor sequía de cara al gol de Griezmann jamás vista en el Atlético.

Pero unos meses después y tras haber superado todo tipo de infortunios, sobrevivir a una plantilla de 17 futbolistas para las tres competiciones, se alza con el título con el que comenzó su andadura en el Atlético y que está marcando la mejor época de el conjunto rojiblanco. De coger un equipo desahuciado, coqueteando con el descenso a ser número dos actualmente en el ranking FIFA. Quizás a principio de temporada fuese un título menor para este equipo (y ahora mismo lo es), pero el hecho de haber sido máximo favorito desde que participó y la solvencia que ha mostrado para ganarlo hacen que este Atlético continúe siendo un grande.

Ahora sólo queda por ver cómo afrontará la temporada que viene, si Griezmann se va o se queda, y todo con la final de la Champions en su estadio. Simeone sabe de la dificultad pero es un experto ante los retos, y con este Atlético lo fácil y lo complicado se difuminan de tal manera que le convierten en un equipo imprevisible y sobre todo y es de lo que más orgulloso se tienen que sentir todos los Atléticos, es el equipo al que nadie quiere enfrentarse en ninguna competición ni en ningún torneo.

La supervivencia de los Celtics

Por segundo año consecutivo los Boston Celtics jugarán la final de la conferencia Este, de nuevo ante los Cavaliers y de nuevo ante LeBron. Y lo hacen en el año en que se han vuelto a superar a sí mismo y de nuevo Danny Ainge ha vuelto a demostrar que es el mejor General Mannager de la liga. Tras el batacazo que supuso la grave lesión de Gordon Hayward a los tres minutos del primer partido de la liga, se sucedieron una racha de 18 victorias consecutivas que demostraron la capacidad de rehacerse de este equipo por momentos inmortal.

Pero lejos de librarse de las malas noticias a escasas dos semanas del inciio de los playoffs la otra gran estrella del equipo Kyrie Irving, debía pasar por quirófano para curar su maltrecha rodilla, despidiéndose así de lo que quedaba de temporada y playoffs. El equipo terminó la regular season segundo y afrontaba una dura primera ronda ante uno Bucks con un Antetuokompo ilusionado ante su primera participación en playoffs. Los Celtics ganaron todos sus partidos en el TD Bank para llevarse la serie en el séptimo. Y tras los Bucks el reto mayúsculo de unos Sixers que sólo habían perdido un partido de sus últimos 19 disputados entre temporada y playoffs.

Y ahí es donde volvió a salir la mejor versión de los Celtics, comandados por un gran Horford bien secundado por Rozier y un Tatum cada vez más dominador, se han llevado la serie en cinco partidos dejando en la cuneta a unos Sixers de los que se esperaba mucho más. Ahora lo lógico es que LeBron imponga su dominio en esta Final pese a que los Celtics parten con factor cancha. Se presenta una reedición de la Final del año pasado donde los Cavaliers barrieron 4-1 a los verdes. Pero pese a que sólo ha pasado un año son equipo bien distintos y con los Celtics el límite es el cielo.

El Bayern no ha dicho su última palabra

Frustrados. Así es como acabaron los jugadores del Bayern de Munich el pasado miércoles cuando tras hacer un gran partido y generar más de una decena de ocasiones (la gran mayoría clarísimas) se fueron con una nueva derrota ante un Real Madrid que no realizó un gran partido, que no mereció ganar, que no marcó Cristiano Ronaldo, pero que dejó la eliminatoria muy encarrilada y los ánimo de los bávaros muy tocados.

Pero este Bayern no es el de Guardiola o el de Ancelotti, es el Bayern de Heynckess, y el entrenador de Monchedgladbag ha devuelto el espíritu combativo a un grupo que parecía con un cierto estancamiento en lo competitivo. Ha devuelto la confianza a jugadores fundamentales como Müller, Ribéry o Robben que con Ancelotti o no jugaban o no rendían a su mejor nivel, ha sacado al mejor James de nuevo para beneficio del equipo y sobre todo, ha devuelto a Javi Martínez al medio del campo, lo que ha devuelto el poderío físico perdido en medio campo al equipo.

Pese a que tanto Vidal como Neuer y Robben no llegarán a este partido, los alemanes son optimistas en poder al menos igualar la gesta del año pasado en el Bernabéu (donde empataron la eliminatoria con un 1-2) donde sólo el arbitraje privó de completar la remontada al equipo alemán. Saben que lo tendrán difícil, pero saben que si marcan un gol dependen de ellos mismo para llevarse la eliminatoria y eso les hace ser muy peligrosos.

Mal de altura del Nápoles

El VAR acabó con las aspiraciones de conseguir el scudetto para el Nápoles este domingo. A los cinco minutos de partido el árbitro acudió al sistema VAR para rearbitrar una jugada dudosa y terminó expulsando al central Koulibali, héroe la jornada anterior con su gol en el descuento a la Juventus. Así el Nápoles fue un muñeco de trapo en manos de una Fiorentina que goleó sin piedad al segundo clasificado sepultando todas sus aspiraciones al título.

Y si hubo un héroe que terminó con los sueños del Nápoles fue Gio Simeone, autor de su primer hat trick en Italia, y que cuajó un partido excepcional. Los de Sarri acusaron la baja del central y apenas inquietaron la meta viola. Las acometidas de Mertens, Insigne y Callejón fueron escasas y casi siempre con poco peligro, lo que hizo que la Fiore se volcara hacia la meta de Reina sin miedo a las posibles contras.

De lo que pudo ser a lo que terminó siendo, el sábado la Juventus salvó el triunfo en el Meazza remontando el 2-1 en los últimos instantes, y el Nápoles desaprovechó la ocasión de meter presión a los juventinos perdiendo en Florencia. Quedan cuatro jornadas y la diferencia es de cuatro puntos, lo que deja casi finiquitada la serie A para los chicos de Allegri por séptimo año consecutivo. Otro año más el Nápoles que se queda a las puertas del título de liga.

La Juventus arregla el estropicio

Parecía que el partido en el Giuseppe Meazza estaba resuelto en el minuto 12 de partido, cuando ya con el gol de Douglas Costa en el marcador, el árbitro pedía el VAR y terminaba expulsando correctamente a Matías Vecino tras una entrada salvaje a Mandzukic. Este panorama dejaba helado a los aficionados del Inter y a los del Nápoles, que veían que la Juventus iba a ganar plácidamente en su salida más complicada para tratar de recortar puntos.

Pero la segunda parte (la primera acabó con un gol anulado a Matuidi correctamente por fuera de juego) empezó el Inter como un vendaval. Primero fue Icardi el que conectó un cabezazo a la red de Buffon y con el subidón, Perisic dribló a Cuadrado para centrar con veneno al área juventina y Barzagli eterminó introduciéndose el balón en su portería. Estalló el Meazza y en Nápoles se frotaban los ojos, esta derrota hacía que dependieran de ellos mismos para levantar la Serie A.

Pero en sólo seis minutos, los que transcurrieron del 83 al 89, Cuadrado e Higuaín frustraron a los hinchas interistas y bajaron de la nube a los napolitanos como mejor saben hacer, en los últimos minutos, con el partido más trabado posible y llevándose una victoria que vale un título. Y vaya si fueron conscientes que lo celebraron como si de una final se tratase al pitar el árbitro el pitido final. Aún queda la salida al Olímpico ante la Roma, pero esta Juve quiere la séptima consecutiva.

Ricky se come a Westbrook

Sensacional partido de nuevo de Ricky Rubio que consigue la tercera victoria consecutivo para su equipo ante los Thunder y deja a una sola victoria el pase a semifinales. Y no fue un partido fácil, llegaban los Thunder y Westbrook en especial picados con estos batalladores Jazz, pero ni con esas pudieron sumar una victoria en los dos duelos en Salt Lake City, lo que les deja muy desfavorable la eliminatoria, y además, deja muy tocado el proyecto de los Thunder (Paul George es agente libre el año que viene).

Tras las declaraciones tras el tercer partido en el que Westbrook aseguraba que el triple doble realizado por Ricky no iba a volver a ocurrir, el de Masnou sacó su versión más trabajadora y fue capaz él solo de sacar cuatro faltas al base californiano antes de que que hubiese finalizado el segundo cuarto. Gracias a eso los Jazz remontaron la desventaja inicial con la que Oklahoma arrancó el partido, y poco a poco gracias al trabajo de Donovan Mitchell se llevaron el partido.

Especial mención a la pareja interior de los Jazz, con Favor y Gobert a un gran nivel tanto ofensivo defensivo (una noche más). También Ingles estuvo a gran niel desde el perímetro y Ricky volvió a comandar con maestría a unos Jazz que están en un momento de forma espectacular y a los que después de esta serie nadie va a querer enfrentarse. Gran trabajo de Quin Schneider desde el banquillo para conformar un equipo compacto que ya no sólo se dedica a defender bien, sino que está dominando muy bien las transiciones, y a los que la llegada de Donovan Mitchell les ha venido perfecto para los ataques estáticos, un arma del que llevaban tiempo careciendo.

El Nápoles no se rinde

Espectacular final ayer en el partido por el título de la serie A en el Juventus Stadium. El Nápoles segundo a cuatro puntos de la Juventus, venció en el último suspiro gracias a un cabezazo inapelable de su central Koulibaly, que le vale para colocarse a un solo punto de los bianconeri y apretar las últimas cuatro jornadas de la liga. Conseguían así los de Sarri ganar el partido y salvar el match ball por una Serie A que se ha convertido en el único campeonato con un final de emoción de las grandes ligas.

Aún así la Juventus sigue con ventaja, pero sus cuatro jornadas son más complicadas que la de su perseguidor napolitano. Los de Allegri visitan el Giusseppe Meazza este fin de semana para medirse a un Inter que se está jugando entrar en Champions League contra los dos equipos de Roma. Además se enfrentará en casa ante el Bolonia y después visitará el Olímpico, donde le esperará la Roma, que puede estar clasificada ya en ese momento para la final de la Champions y con la moral por las nubes, mientras que en la última jornada recibirá al Hellas Verona.

El Nápoles por su parte recibirá la Fiorentina en San Paolo y tendrá que visitar al siempre difícil Torino para acabar la liga recibiendo a la Sampdoria y viajando a Crotone. Un camino más asequible que el de la Juve, que tras verse con cuatro puntos y media serie A en el bolsillo, se complicó la vida en el último minuto de ayer y ve peligrar su séptimo scudetto consecutivo. Mucha emoción para un campeonato que este año ha reverdecido de nuevo y está recuperando poco a poco el buen nivel que tenía en la década de los 90 y el 2000.

El Tottenham tiene sombra

Tras la victoria en Stamford Bridge de hace unas semanas parecía que el Tottenham dejaba sentenciada la cuarta plaza que da acceso a la Champions League en detrimento del Chelsea. Con la victoria cogía un colchón de siete puntos sobre los vecinos del sur de Londres que parecía definitivo. Pero su tropiezo entre semana ante el Brighton, unido a los malos momentos que ha ido atravesando el equipo han hecho que los de Conte se coloquen a cinco puntos de nuevo y estén al acecho de esa cuarta plaza.

Parece complicado que la pierda, pero el Tottenham no es un equipo que soporte bien la presión, y no está terminando bien además la temporada. Su eliminación ante la Juventus supuso un fuerte mazazo y a partir de ahí salvo la gran victoria en el derbi no han levantado cabeza. La vuelta de Lamela además ha desplazado al jugador más en forma del equipo, el coreano Son, al banquillo incomprensiblemente, y el equipo se ha resentido, merced también a la floja temporada que ha realizado la estrella Dele Alli (aunque fue autor de dos de los goles en Stamford Bridge).

Pochettino tendrá que controlar las últimas jornadas de su equipo para no perder esa preciada cuarta plaza, ya que el futuro del equipo, unido a que el año que viene estrenarán su nuevo estadio (han estado toda la temporada jugando a préstamo en Wembley) dependen de jugar la Champions League el año que viene. Si quieren retener a Harry Kane y Dele Alli deberán aguantar las últimas jornadas la persecución de un Chelsea que va a ir con todo a por la cuarta plaza.

El Sevilla la Copa por Europa

El Sevilla está teniendo una temporada extraña. Destituyó a Berizzo a media temporada cuando el técnico casi se recuperaba todavía de un cáncer de próstata, contrató a Montella y nada más aterrizar encajó una manita en casa de el Betis que escoció y mucho al Sevilla, se clasificó el equipo para la final de la Copa brillantemente tras eliminar al Atlético y Leganés y llegó por vez primera después de sesenta años a los cuartos de la Champions.

Pero en la liga el equipo anda séptimo, y con muchas posibilidades de no disputar competiciones europeas el año que viene. De no ganar la Copa tendrá que quedar en séptimo lugar al menos para disputar competición europea el año que viene, algo que sería un palo muy duro para un equipo acostumbrado a pelear en competiciones continentales los últimos años sin excepción. El problema es que tanto Betis como Villareal (que ahora están por delante) y Celta, Girona o incluso la Real Sociedad (tras la victoria ante el Atlético) van a pelear hasta el final por entrar en Europa poniéndoselo muy difícil a los hispalenses.

Por ello debe afrontar la final de este sábado como más que un título, es el acceso directo que daría tranquilidad al equipo y que le permitiría no vivir jornadas agónicas en las últimas jornadas de liga, y gracias, ya que el pasado fin de semana remontó para empatar un 0-2 adverso del Villareal que le hubiese puesto muy complicadas las cosas. El equipo llega en un bache del que no han salido tras la eliminación del Bayern, pero ya hace pocas semanas le plantó cara al Barcelona (pese a que Messi en un minuto les empatara los dos goles de renta) y ese debe ser el camino a seguir.

Un Barcelona ‘desnaturalizado’

El Barcelona cumplió en Vigo para llevarse un empate que le mantiene como invicto en esta liga y que le hace haber podido rotar a todos los titulares salvo Ter Stegen para la final de Copa de este sábado. Pero lo hizo con una alineación en la que por primera vez en 16 años ningún jugador de la Masía era de la partida, lo que deja clara la nueva política de una directiva desnortada desde el aterrizaje del presidente Bartomeu.

El Barcelona, sin canteranos pero con jugadores pagados a base de talonario, fue zarandeado por un Celta que cuando Iago Aspas y Wass están en buena forma es un equipo temible, sobre todo en Balaídos. Así la primera parte el Barcelona se sostuvo sólo por el gran estado de forma de su portero, y por un Coutinho que parece que es el único empeñado en justificar que sí fue acertado su fichaje por el Barcelona pese a su alto precio.

Aún así el Barcelona se puso por delante con ese alma en pena que vaga por el campo llamado Dembélé, que pese al gol sigue dejando muestras preocupantes de desconexión y de apatía. Tras el descanso al que se llegó con justicia con 1-1 con gol de Jony, llegó el momento Messi. Durante los diez minutos en los que entró y que el Barcelona se mantuvo con 11, el Celta se vio sobrepasado totalmente por la figura de un jugador que cambió a todo el equipo e inició la gran jugada colectiva que terminó con el 1-2 de Alcácer (aunque el gol es 99% de Paulinho ya que su tiro iba dentro y Alcácer la toca en la línea para asegurar).

Pero entonces llegó el momento de Aspas, con un desmarque de libro le ganó la espalda a Sergi Roberto y Yerry Mina y el primero lo agarró descaradamente cuando se disponía al mano a mano con Stegen. Roja directa para el recién entrado (que no le priva de la final de Copa) y el Celta que volvió a dar un paso adelante. Empató en los últimos minutos por medio de Aspas, quién si no, con ayuda de su mano de manera involuntaria. Pero el Barcelona dejó claro que cuando se desnaturaliza no tiene norte, y al final los de casas deben arreglar el desaguisado.