Duro revés el que se llevó anoche el Fútbol Club Barcelona en su estadio en al ida de la Supercopa de España. Tras un verano convulso, con el culebrón Neymar todavía revoloteando y sin ningún recambio para el brasileño en la plantilla, se pudo ver la carencia del Barcelona a día de hoy. Sus grandes jugadores se han hecho mayores, ya no rinden como antes, en especial en la medular, donde Iniesta y Busquets son una sombra de lo que fueron y necesitan relevo urgentemente.
En la primera parte, ambos equipos fueron andando, salvo Isco, que volvió a demostrar que está un punto por encima de todos, y el único equipo que creó peligro de verdad fue el de Zidane que llegaba poco, pero cada vez que llegaba provocaba el silencio en un Camp Nou apático en la noche de ayer, fruto del partido de su equipo y de la poca ilusión que hasta el momento atrae su equipo ante la falta de fichajes.
Es cierto que el Madrid tampoco hizo méritos para volver con una renta tan alta, de hecho si Piqué no se hubiese marcado el gol en propia puerta que propició el posterior correcalles de partido, es probable que hubiese continuado el orden táctico y el empate a cero hubiera campado en el marcador. Pero ahí estaban Cristiano y Asensio para marcar dos obras de arte como una catedral, a cada cual mejor que el anterior para dejar más que sentenciado otro título más para esta época dorada con Zidane en el banquillo.