El Málaga fue una de las revelaciones de la liga Santander en la segunda vuelta, cuando con la destitución de el gato Romero llegó Míchel y revitalizó a un equipo que estaba de capa caída y que tenía serios problemas con el gol, pero que tras esto fue capaz de ganar a Barcelona o Sevilla en su estadio con una gran exhibición. Y este año con Míchel desde el comienzo de la temporada se esperaba que el Málaga pudiese dar un pasito hacia adelante y dejar de mirar al descenso y comenzar a mirar hacia Europa.
Pero en este verano sus tres piezas básicas del equipo se han marchado, Camacho, el capitána y alma del equipo ha abandonado la entidad para probar suerte en la Bundesliga a manos del Wolfsburgo. Sandro Ramírez, el delantero titular de la magnífica sub 21 española dio marcha atrás a su fichaje por el Atlético para acabar siendo seduciod por Koeman y su Everton en el que ahora mismo comparte delantera con toda una leyenda como Wayne Rooney. Y el útlimo en confirmarse fue Fornals, jugador con más proyección del equipo y que finalmente volverá a su Castellón natal para jugar en las filas del submarino amarillo.
Es lógico que el Málaga se haya visto obligado a vender debido a que no es un equipo que a día de hoy pueda retener a sus estrellas frente a grandes clubes, pero salvo el interesante fichaje de Borja Bastón para la delantera tras su año casi en blanco en el Swansea, no hay ningún motivo para el optimismo en el equipo boquerón. Míchel se ha mostrado muy crítico con la política del equipo y podría estar cerca incluso de presentar su dimisión ante la falta de movimientos. Mucho tiene que moverse de nuevo Al Thani para que no se le vuelva en contra otra vez más una afición que ya no cree en el jeque.