Otro verano más parece que los New York Knicks van a realizar una desastrosa gestión veraniega que les conducirá a una pésima temporada regular y a otra decepción por parte de la afición de la Gran Manzana. Ni la llegada de Phil Jackson ha sido buena para los del Madison que han visto cómo el entrenador más laureado de la historia ha colocado a sus dos estrellas en el mercado y sigue empecinado en implantar su famoso triángulo ofensivo, con resultados muy pobres.
La decisión de poner a Anthony en el mercado puede ser algo entendible, un jugador que no ayuda a mejorar al resto del equipo, ya mayor y habiendo ofrecido ya sus mejores años de baloncesto, un buen trade por él no es mala opción, pero lo de Porzingis es algo que no es entendible. El letón es el futuro del equipo, el jugador más determinante que han tenido en años y el único que ofrece algo de ilusión a la parroquia Kinckerbroker.
Tras ser abucheado en la noche del draft por sus seguidores que no entendían su elección, a ser el jugador favorito de la grada con sólo 20 años, y Jackson pretende desprenderse de él y muy probablemente no por algo valioso. Son ya muchos años sin ver a unos Knicks competitivos, y si también comienzan a malvender sus piezas de reconstrucción quedará un equipo a la deriva y sin ningún tipo de futuro a corto ni medio ni largo plazo.