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Despertarse del sueño

No por conocida la noticia es menos dolorosa, la retirada de la selección del mejor deportista español de la historia junto con Rafa Nadal se ha confirmado tras la derrota en cuartos ante Estados Unidos en un partido extraño, que ha dejado un mal sabor de boca al final tras haber tenido una ventada de hasta 9 puntos durante el segundo cuarto y llegar a la segunda mitad empatados a puntos. Pero toda historia tiene un final y desgraciadamente a ésta le ha llegado. No hay que olvida que ha sido un historia de grandes alegrías y alguna decepción pero que nos ha hecho vivir los mejores 20 años de deporte colectivo de un combinado nacional y que ha sido centralizada en la figura de un Pau Gasol que ya está en el olimpo del deporte nacional y mundial.

Ha sido un partido extraño, con alternancias en el marcador durante la primera mitad, y que en la segunda mitad el combinado de Popovich se ha mostrado intratable con un Durant excelso, que ha castigado en todo momento la bajada del nivel defensivo española en la segunda mitad. El gran debe de esta selección en estos juegos ha sido no saber gestionar las ventajas en el marcador, ante Eslovenia y ante EEUU hemos estado con el partido muy a favor en tramos del partido y no hemos sabido controlar esos momentos y nos han llevado a dos derrotas que nos ha costado algún metal que seguramente hubiéramos merecido sin duda alguna de haber caído en el otro lado del cuadro. Pero para ser el mejor tienes que ganar a los mejores y hoy de nuevo el combinado americano nos gana en unos juegos por quinta vez consecutiva (tras Atenas, Pekín, Londres y Río) convirtiéndose en una auténtica pesadilla para esta selección, que si bien plantó cara y compitió como nunca en Pekín y Londres ganándose el respeto de todos y llegando a los últimos minutos con posibilidades reales, hoy en Japón no ha sido así, y pese a ser el combinado menos «extraterrestre» de todos los combinados estadounidenses que nos hemos enfrentado, no hemos sido capaces de levantar esa última piedra que le quedaba a este equipo para terminar de cerrar su magnífica leyenda. Una pena la derrota y a esperar que este cambio de ciclo continúe con por lo menos la mitad de éxito que ha dejado esta generación.

Exhibición descomunal

Desde la actuación de Pau Gasol en el Pierre-Mauroy de Lille no había visto algo parecido en baloncesto FIBA a lo que ha hecho Luka Doncic esta madrugada, una actuación extraterrestre, de otro planeta, realizada por un jugador de tan sólo 22 años, que se ha merendado él solo a la siempre competitiva Argentina en el partido inaugural de su selección en Tokyo. Tras esta actuación no se sabe dónde puede estar el techo de este jugador que a la vez sigue dominando en la NBA a su antojo, siendo un constante en la carrera por el MVP sólamente frenado por estar en un equipo de la parte media de la competición actualmente.

Su partido es descomunal, 48 puntos y 11 rebotes, poco más se puede decir ante esta muestra completa de dominio del partido, 31 puntos al descanso con un 11/17 en tiros de campo es una auténtica salvajada. Se quedó a pocos puntos del récord de Oscar Schmidt que lo dejó en 55 en Seúl 88. Tras esta actuación, unida las previas para clasificar a Eslovenia en los clasificatorios hace unas semanas, más la derrota de Estados Unidos ayer ante Francia, colocan a la selección balcánica en una de las favoritas del torneo y a Doncic como principal campeonato al MVP. Y esto sólo acaba de empezar, habrá que seguir cada actuación del base porque promete ser histórica.

Arbitraje impecable

No soy un gran fan de los árbitros españoles, creo que está muy lejos de la media, que se ha ido mejorando con los jóvenes que están legando a primera división, pero igual que les critico y analizo sus fallos, creo que lo justo es alabar cuando lo hacen bien. Y no hay mejor escenario que la final de la Champions para realizar un arbitraje impecable como el que hizo Mateu Lahoz, y que desgraciadamente ningún periódico recogió. Igual que si hubiera cometido algún fallo determinante sería portada por el mal trabajo realizado, creo que lo justo sería haberle reconocido un gran trabajo durante los noventa minutos que arbitró en Oporto.

Hacía muchos años que un árbitro español no pitaba una final del máximo torneo internacional, y el listón lo ha dejado muy alto. Grandes tomas de decisiones, diálogo distendido con los jugadores explicando su versión (cosa que se agradece mucho más que árbitros chulescos a los que uno no puede dirigirse). No hubo ninguna jugada excesivamente polémica, y la poca controversia que hubo acertó en su decisión inicial, lo que habla muy bien de su concentración durante todo el partido.

Ojalá este arbitraje y este impulso sirva para que el arbitraje español de un paso adelante, mejore a nivel colectivo y sobre todo individual, y esté a la altura de la liga, que es la mejor liga del mundo. Pero es momento ahora de felicitar a Mateu y su equipo que realizaron un trabajo brillante y no se llevaron todos los focos que se merecían. Asique desde aquí le felicito y espero que siga en esta línea de aciertos y no vuelva a su época de protagonismo que tanto daño le hizo durante un tiempo.

No 9 no party

El fútbol se inventó hace demasiado tiempo con posiciones y estilos que han ido cambiando tácticamente, pero no la esencia. Es difícil pretender ganar sin un jugador que marque goles. Guardiola está obsesionado en jugar al fútbol sin delantero, y ya después de 5 cinco años de fracasos en Manchester y tres en Múnich, debería entender que en los partidos complicados, en los que el rival se cierra bien, no tener a alguien que de verdad genere peligro, que pueda rematar balones en el área, que sea capaz de marcar gol, que al final es la esencia de este deporte, se acaba pagando. Y de nuevo este sábado en Oporto en la final lo volvió a pagar. El Chelsea volvió a ganarle por tercera vez desde que llegó Tüchel en navidades, dejando claro que Guardiola no es capaz de ganar a equipos fuertes sin un delantero, por mucho que insista en que De Bruyne, Sterling o Foden puedan jugar ahí.

Todos coincidimos en el error de planteamiento del catalán, que no reaccionó con los cambios, y que en prácticamente ningún momento puso en aprietos al Chelsea. No es la primera vez que este planteamiento le sale caro. El año pasado fue eliminado en Lisboa en cuartos de final a manos del Lyon, cuando había eliminado al Madrid previamente jugando con un 9 como Gabriel Jesús, que marcó a la ida y a la vuelta. Pero insiste en una fórmula que está demostrada que no sirve, y aunque en un futuro un año consiga ganar así la Champions, debería preguntarse si mereció la pena haber perdido tantos partidos y eliminatorias por esa cabezonería. Se puede ser un entrenador influyente, con cambios tácticos sin descompensar el equipo, y ese ejemplo lo tenía en frente con Tüchel, que le ha ganado la partida de manera clara.

El olvido a Lewandowski

Ahora con la eliminación del Bayern de Múnich de la Copa de Europa a manos del PSG, su delantero estrella, Robert Lewandowski, queda fuera de las quinielas para el balón de oro cuando era máximo favorito para ganarlo. Paradójicamente, ha quedado fuera de la carrera por el premio tras no haber podido disfrutar la serie, que hubiera sido bien distinta con él en el campo. Eso es algo que nadie duda, aficionados franceses incluidos. Y remarca más aún si cabe el olvido y feo gesto del año pasado de dejar al delantero polaco sin el premio más que merecido a su temporada pasada.

De manera unilateral y sin sentido alguno, el balón de Oro, premio que entrega la revista France Footbal, decisión no entregar el premio el año pasado pese a jugarse todos las competiciones y salir un equipo campeón de Europa con un jugador clave por encima de todos. Robert Lewandowski. El delantero fue el mejor jugador del equipo que lo ganó absolutamente todo, todos los títulos que disputó fueron para el equipo muniqués, y su 9 fue el máximo goleador en todas las competiciones que participó dejando claro el año estelar que realizó. Anotó gol en todos los partidos de Champions que disputó su equipo (salvo en la final), que se llevó la competición ganando todos los partidos que disputó, algo que nadie había conseguido.

Y ahora tras el ninguneo, y la mala fortuna en forma de lesiones, vuelve a quedarse sin un premio que claramente merece tener y que lo único que consigue es desprestigiar y desacreditar al Balón de Oro. Da igual quién gane este año el premio, siempre quedará la mancha de la afrenta al delantero polaco que encima no ha podido remediarlo sobre el verde, como mejor sabe hacer él. Una auténtica pena.

Mas cordura con Vinicius

El buen partido de Vinicius con dos goles ante un flojísimo Liverpool ha desatado la euforia entre la «masa» madridista, que ya está exaltando al extremo brasileño como el mejor del momento y comparándole con las dos grandes eclosiones de esta temporada Halaand y Mbappé. No es la primera vez que esto ocurre entre los madridistas y es entendible debido a la falta de estrellas en un equipo acostumbrado a contar con los mejores a golpe de talonario año tras año.

Que Vinicius es un jugador diferente es obvio, que su capacidad de desborde es de las más altas de la liga también es una obviedad. Pero no hay que olvidar su falta de puntería y determinación de cara al gol que arrastra desde que aterrizó en el Madrid hace tres años. Esa cualidad es muy complicado de tener y más aún de entrenar. Y no es por falta de actitud, ya que el joven brasileño entrena mucho esta faceta, pero sigue siendo su talón de aquiles.

Su gran actuación el consagró como el MVP del partido y ha hecho que los aficionados que tanto le criticaban ahora le adoren por un solo partido. Eso es el fútbol, pero no hay que olvidar que Vinicius no convence a Zidane, sólo la baja de Varane el mismo día del partido le abrió las puertas de la titularidad al 20, y que cuando Hazard esté operativo de nuevo su sitio seguirá siendo el banquillo. Igual que en las malas no hay que enterrarle, en las buenas tampoco se le debería poner en el pedestal en el que algunos ya le han situado, porque la caída puede ser tremenda y ya ha demostrado que no es capaz de lidiar bien con la presión.

La cara B de Klopp

Jürgen Klopp se ha convertido en esta década en el entrenador de moda en Europa. Un triunfador con un fútbol frenético capaz de devolver la grandeza a equipos «dormidos» como Dortmund o Liverpool cuando los cogió. Era simpáticos, sus declaraciones eran afables y siempre traía una sonrisa contagiosa. Su buena energía se transmitía y todos los clubes lo querían en su banquillo.

Pero tras proclamarse campeón de Europa con el equipo red, tanto su actitud como sus declaraciones han cambiado drásticamente. Ya no es un entrenador comprensivo, divertido, afable. Es todo lo contrario. Ahora sólo sabe criticar, quejarse públicamente y poner todo tipo de excusas cuando las osas le van mal como este año y el anterior, especialmente tras la derrota en Champions ante el Atlético, que a tenor por declaraciones recientes sigue sin digerir.

Anoche antes del partido fue turno para el estadio donde jugaba, Valdebebas, la ciudad deportiva del Real Madrid, ya que el Bernabéu continúa de obras y al ser partidos sin público se disputan donde entrena el conjunto blanco. Una queja absurda que no tiene sentido y que da a entender el nivel de nerviosismo que vive el alemán ahora que su Liverpool puede quedar fuera de la Champions League el año que viene.

Y esta versión agria de Klopp no había sido vista hasta ahora, se está acercando al nivel de José Mourinho en sus peores etapas, siempre con excusas, quejas constantes y con un nivel de irritabilidad muy alto. Espero que esto sea tan solo una etapa y un bache en su carrera, ya que hasta este cambio era firme admirador de un entrenador que ha cambiado el fútbol moderno y que se ha sacado de la manga una infinidad de buenos jugadores.

El VAR no funciona

Este fin de semana en los dos partidos más importantes de la jornada se ha puesto de manifiesto que el uso de la herramienta VAR durante los partidos es errónea, no se utiliza cuando de verdad se han producido acciones graves y ralentiza el partido sobremanera para no acabar interviniendo cuando debería. Tanto en la Final de Copa, donde todavía no hay una imagen clara de la mano de Íñigo Martínez si es dentro del área o fuera, como de la expulsión en el penalti rectificada de manera escandalosa por el VAR, cuando el central hace penalti siendo último hombre e impidiendo una ocasión manifiesta de gol.

Pero lejos de aprender de ese partido, al día siguiente en el Sevlla Atlético, con el título de liga en juego, el VAR falló en dos acciones clamorosas a favor del conjunto hispalense, dando por válido el gol Sevillista originado por una mano clara de Ocamos, y cinco minutos después, no ayudó al árbitro para la expulsión por doble amarilla de Diego Carlos cuando cortó con la mano un pase que dejaba solo a Marcos Llorente frente al portero, además, para más inri, cuando el madrileño pidió explicaciones al árbitro, éste saltó con una amarilla para el futbolista atlético.

Todo esto deja de manifiesto que el VAR ahora mismo no zanja polémicas, sino que crea nuevas, las líneas del fuera de juego suponen un ejercicio de fe para acatarlo, y las directrices adoptadas son contradictorias en mismos partidos de la misma jornada, con lo que tras dos años de funcionamiento, parece que todavía no se utiliza correctamente, lo que supone que no debería usarse hasta que se afine la herramienta o que el procedimiento esté claro. No ha solucionado ninguna de las polémicas existentes antes de él, y sin embargo ha alimentado otras nuevas.

Eliminatoria para olvidar

Malísima eliminatoria la que ha protagonizado el Atlético de Madrid en los octavos de la Champions League ante el Chelsea. Ha sido superado en todo por le conjunto inglés que de la mano de Tuchel parece otro equipo totalmente diferente al que deambulaba sin espíritu ni plan con Frank Lampard. Desde el partido de ida el equipo de Londres fue muy superior y tuvo un control aplastante sobre la eliminatoria. Desde la llegada del técnico alemán, no ha perdido ningún partido y sólo ha recibido dos goles en trece partidos, lo que indica el buen trabajo que va realizando el técnico bávaro.

Por su parte Simeone no tuvo grandes reacciones como en otras eliminatorias, el cambio de Suárez al poco de comenzar la segunda parte confundió y mucho al equipo y las decisiones de que no jugara Lemar desde el inicio condicionó mucho el juego del equipo, intentó imponer físico en el medio con la entrada de Saúl, pero a la hora de salida de balón el equipo no tuvo ideas y el Chelsea recuperó muy fácilmente cada vez que lo perdía. La presión arriba de los de Tuchel y las salidas a la contra rapidísimas con un Werner que volvió loco a la zaga maniataron a toda la defensa colchonera.

Lo más preocupante de esta eliminatoria es que el Atlético no ha tenido una sola ocasión clara en 180 minutos de eliminatoria, y eso sí que es algo que no es normal. Con los problemas en la portería que ha tenido el Chelsea este año, el lío de Kepa, que pone más presión sobre el portero Mendy, y ni por esas. Sólo se contabilizó un disparo a puerta de Joao Félix mordido tras tocar en un defensor y poco más bagaje en una vuelta en la que el conjunto rojiblanco tenía que ir a marcar un gol. Ahora sólo queda centrarse en la Liga que sería un título que haría que la temporada fuese muy buena para los de Simeone, pero habrá que ver si esta decepción les afecta en el próximo partido del domingo ante el Alavés.

Ataque de entrenador

Julen Lopetegui pecó de ataque de entrenador en la confección del partido de anoche. Nada más ver el once que disponía se intuyó que no eligió al once correcto, una sola mirada al banquillo con los nombres de Navas, Rakitic o Papu, ya daba muestras de que había rotado más de la cuenta, y obviamente acabó pagándolo caro luego. La primera parte no supo por dónde le venía el vendaval azulgrana, se adelantó a los cinco minutos y tuvo infinidad de ocasiones en la primera parte donde la palabra asedio se quedó corto para lo que vivió el conjunto hispalense. Lo mejor al descanso para ellos fue el resultado porque la sensación de remontada era más que evidente.

Ya en la segunda parte tras los minutos iniciales y con las entradas de Rakitic y Navas los de Lopetegui tuvieron más control del partido e incluso dispusieron de la oportunidad de cerrar la eliminatoria en el minuto setenta, pero Ocampos marró el penalti que él mismo había provocado. Esto detonó el espíritu del Sevilla que estaba teniendo sus mejores minutos y espoleó de nuevo al Barcelona que ayudado por los cambios que realizó Koeman remontó un partido que hace unas semanas parecía imposible por las sensaciones de ambos equipos.

Tras el pitido final y consumada la eliminación, el Sevilla cerró así el peor momento de su temporada, tras la dura derrota ante el Dortmund en el Pizjuán, y la doble derrota en cinco días ante el Barcelona que deja muy tocado las ilusiones de este segundo proyecto de Lopetegui. Quizás con los titulares desde el principio, los jugadores experimentados están para estos momentos, no se hubiera sentido tan cómodo en la primera parte el Barcelona y sobre todo no hubiese tenido tanta posesión y en territorio sevillista. Pero eso sólo son especulaciones ya.