Esta noche en el Sánchez Pizjuán se juegan más que tres puntos para el Barcelona. Tras un buen primer tiempo ante el Elche, rozar un nuevo ridículo en la segunda parte, y pasar a la euforia con el gol postrero de Nico, toca hacer los deberes de verdad en el último partido del año. Toca además jugar en el campo de un Sevilla enrachado en liga (poco se habla del ridículo que ha hecho en esta edición de la Champions quedando fuera en un grupo conformado pro Wolfsburgo, Salzsburgo y Lille) que está ganando partidos por inercia sin juego, lo que le convierte en un rival aún más peligroso.
El equipo azulgrana sigue en cuadro, no recupera efectivos en ataque para este partido y el Sevilla se caracteriza por tener una de las mejores defensas de la liga, aunque Koundé tendrá que volver a ejercer de lateral derecho ante las bajas de Montiel y Navas. Los nervionenses llegarán muy motivados tras la victoria in extremis ante el Atlético del sábado, quedando como único gran perseguidor del Madrid actualmente, por lo que tendrán ese aliciente extra. Xavi necesita encadenar dos resultados positivos por fin y cerrar un año para olvidar para este Barcelona que cada vez más va adquiriendo los tintes de es Milán de transición del último lustro.