Diego Armando Maradona falleció ayer a causa de un paro cardíaco. Una noticia que no por esperada deja de ser sorprendente y triste. Se va uno de los mejores jugadores de la historia (sino el mejor) con la sensación de que su figura fuera del campo, especialmente después de su retirada, ha empañado su brillante carrera futbolísitica. Desde su debut con Argentinos Juniors con tan sólo quince años ya apuntaba maneras de ser un grande. Tras fichar por Boca y ganar todo lo posible en sudamérica se marchó como un mito de la Bombonera rumbo a Barcelona como el fichaje más caro de la historia. Allí en Barcelona pese a dejar buenas actuaciones, quedó la impresión de que el equipo se quedó corto en los logros, las lesiones (con la mítica entrada de Goikoetxea) y sus aireos nocturnos con la figura de Julio Alberto (al que se le atribuye la iniciación en las drogas el pelusa) hicieron que el club condal dejara ir al Nápoles a un jugador al que no acabaron de comprender.
En Nápoles confluyó su figura a mito. Allí, fue el primer jugador que llenó un estadio entero sólo en su presentación, cambió la dinámica de toda la serie A, siempre los equipos poderosos eran los norteños (Juve, Milán e Inter), y fue capaz de conquistarla en dos ocasiones (las dos únicas de la historia de los partenopeos). También ganó una Copa de la UEFA (cuando la disputaban segundos equipos de las ligas, teniendo mucho más valor que el actual trofeo), y fue capaz de llevar a su selección a la cima en el Mundial del 86 en México, pero empezó a verse al Maradona más puro. Se relacionó con la mafia, con la familia Giuliano, que le proveía de todo tipo de necesidades que tuviera (mujeres, drogas, coches…) y llegó su momento de máxima tensión. El partido de semifinales de Italia 90 entre Italia y Argentina. Los organismos italianos no estuvieron hábiles y designaron jugar ese partido en San Paolo (la casa del Nápoles) donde Maradona era un dios para ellos, en aquel partido toda Italia estaba dividida, Napolitanos contra el resto en un partido de máxima tensión que se resolvió en los penaltis con gol de Maradona en la tanda incluido. A partir de eso Diego se convirtió en el objetivo número 1.
Aunque los gritos, los abucheos y los titulares comparándole con el mismísimo diablo hacían el ruido, por debajo, los italianos estaban gestando la verdadera venganza. De pronto, Diego Maradona fue objetivo de la policía y de los servicios de inteligencia que lo cazaron en comprometidas conversaciones telefónicas sobre drogas y prostitutas con la Camorra. La paradoja es que la relación entre Maradona y los Giuliano causó también un problema para la Camorra, a la que no le gustaba operar bajo la mirada de todo el mundo. Empezaron a sentir el aliento de los investigadores en la nuca y por eso lo dejaron solo. Maradona fue a juicio por tráfico de drogas y fue declarado culpable por la Fiscalía. Aunque pagó la multa y saldó su deuda con la justicia, no ocurrió lo mismo con el orgullo de los ultras napolitanos, que también consiguieron que le sancionasen dos años por dar positivo en una prueba de dopaje.
Tras esto ya jamás se recuperaría, su fichaje por el Sevilla donde ya se le vio que no era el jugador que recordábamos, los excesos realizados por el jugador que llegó a reconocer tiempo después en declaraciones Fútbol de jueves a domingo y coca de lunes a miércoles, se habían llevado a por delante al futbolista. Su último servicio fue en el Mundial de Estados Unidos donde tras dos partidos dio positivo y fue excluido del torneo. Un final previsibl y triste tras sus últimos años vividos y que se acrecentaron para peor con el paso de los años. Las imágenes de un Maradona ebrio hasta no poder caminar, en estadios y eventos han dejado un poso que empañan un jugador que pudo tenerlo todo, pero que tomó muchas decisiones erróneas a lo largo de su carrera. También esas decisiones han engrandecido una carrera que ha pasado ya desde ayer de leyenda a mito. Y mientras Argentina y Nápoles lo llorarán eternamente.